TERROR
EN ATOCHA
Nos
remontamos al 11 de marzo de 2004, Madrid, jueves, un día, en el que el joven
Daniel, como de normal, tenía que coger el tren para ir a la oficina,
aproximadamente a las 7:30. El día, a priori, comenzaba tranquilo, y como de costumbre,
ya llegaba tarde a la oficina, y para colmo, su tren se retrasaba, vaya suerte
la suya… Finalmente, Daniel llegaba al tren,
concretamente donde vivía, en Vallecas.
El
tren se desplaza hasta llegar a la estación de Madrid-Entrevías, una parada muy
frecuente en la vida del joven Daniel. Pasaban los minutos, y Daniel, cada vez
estaba más nervioso, debido a que estaba en la cuerda floja en el trabajo por
la acumulación de retrasos. Daniel miraba el reloj cada minuto.
Mientras
el tren avanzaba, cerca de llegar a Atocha, un fuerte sonido impactó sobre los
pasajeros, sacudiendo los vagones, y provocando un apagón de la luz. Sobre la
oscuridad, Daniel podía apreciar el temor, la ansiedad, y las lágrimas de incomprensión
y perplejidad sobre el rostro de las personas. Él, junto con los demás
pasajeros, buscaban una salida, algún medio para huir lo antes posible, lo más
importante aquí es salir con vida. Rápidamente se dan cuenta que de lo que se
trata es de una bomba. Por suerte, fue en otro vagón, pero salir de su andén
podría ser muy peligroso.
Pasados
dos minutos trágicos, se produciría una desgracia para muchos, se produjo un
segundo estallido, este en el vagón de Daniel, el cuál lo lanzó contra el
suelo, con una potencia desgarradora, golpeándole contra la cabeza, y
provocándole una fuerte lesión en las piernas, y dejándole completamente sordo
por el estallido. Daniel no entendía que pasaba, pues que todo había sucedido
muy rápido, pero con su fuerza de voluntad, y pese a su dificultad para
caminar, el joven Daniel se levantó.
Entre
el humo en el vagón, y los pasajeros malheridos, Daniel, levantó la cabeza, y
aunque con dificultad, consiguió salir del tren. Los minutos se convertían en
horas, y cada vez le costaba más y más caminar. Ya en el andén, y entre los
gritos y la confusión, consigue escuchar la voz de los miembros del SAMUR, que
acudieron urgentes, y que, entre dos personas, consiguieron transportar al joven
Daniel a la UCI, en un estado crítico, muy grave.
Ya
en la UCI, con Daniel aún consciente, comunican a Daniel, que se tendrá que
someter a una operación muy complicada, por lo que Daniel se despide de sus
familiares antes de ir al quirófano. Entre el pesimismo de sus familiares,
aparece el cirujano Javier Mato, un experto en este tipo de operaciones.
Después de largas y angustiosas horas, la operación concluyó
satisfactoriamente, de modo que el joven Daniel acabó con vida.
Tras
dos meses de recuperación, Daniel estaba preparado para volver al trabajo. Llegaría
tarde como siempre, pero entre una sonrisa de oreja a oreja, y bajo la
despreocupación, llega tarde, pero con un factor más importante: con vida.
Juan Minondo, 1ºA, 27/10/2024
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