PROMESA CUMPLIDA
En mi vida he pasado por momentos muy duros, pero sin ninguna
duda, el más duro de todos ellos fue la muerte de mi padre por un infarto.
Corría el año 2007. Yo era un chico de veintidós años que
estaba estudiando arquitectura en la universidad, mi hermana Raquel, tan solo
tenía once años y mi madre no podía mantenernos a los dos, además ese mismo año
le habían despedido de su trabajo debido a la crisis económica que había en
España.
Al día siguiente dejé la universidad para buscar trabajo de
cualquier cosa para traer dinero a casa y cuidar a mi familia, tal como le
había prometido a mi padre antes de su muerte.
Empecé a trabajar de camarero durante el día y pasaba las
noches estudiando el último curso de arquitectura que me faltaba. Con lo que
ganaba de camarero y el dinero de indemnización que le habían dado a mi madre,
mi hermana pudo seguir yendo al colegio.
En ese momento de mi vida no tenía tiempo para nada más por
lo que mi novia me acabo dejando. Durante toda esta situación tuve el respaldo
de mis amigos que me ayudaron a superarlo y también económicamente. Todo esto
nos sirvió para poder seguir adelante durante unos meses pero yo sabía que no
nos serviría para poder mantenernos eternamente, así que con el apoyo de mi
madre decidí irme al extranjero a buscar trabajo dada la situación del país.
Tal como me habían aconsejado mis antiguos profesores de la
universidad me fui a Chile. Me despedí de mi madre, de mi hermana y de mis
amigos y le dije a mi mejor amigo Ángel, que cuidara de mi familia en mi
ausencia.
Cuando llegué allí, al principio me costó acostumbrarme hasta
tal punto que el primer trabajo en el que me metí por equivocación estaba
relacionado con las drogas, un negocio de gran relevancia en ese país. Al darme
cuenta lo dejé y mientras tanto trabaje como camarero, en donde conocí a un
español al que le encantaron mis bocetos de dibujo y me dijo que su primo Edu tenía
un estudio de arquitectura en Santiago, la capital. Entonces acepté y fui a
Santiago. Al principio me puso a trabajar de prácticas sin cobrar, sin embargo
al poco tiempo quedó maravillado de mi trabajo por lo que me contrató.
Casi todo lo que ganaba se lo mandaba a mi familia y gracias
a eso al cabo del tiempo la situación económica familiar mejoró.
Edu y yo hicimos grandes trabajos juntos y fuimos llamados
por importantes constructoras, diseñamos
muchos edificios importantes y nos hicimos famosos allí en Chile.
Estaba viviendo mi gran sueño. Me había convertido en un
arquitecto importante, y lo más importante, había conseguido que mi familia se
recuperase y pudiera vivir como antes.
Había pasado cinco años en Chile y pensando en esto último,
comprendí que había llegado el momento de regresar a España con mi familia y
amigos, y así lo hice, pues aunque diseñar edificios era mi sueño, lo primero
es la familia.
Cuando llegué a España me estaban esperando mis familiares y
amigos y me comunicaron que me habían ofrecido trabajar como profesor de
arquitectura en la universidad politécnica, donde había estudiado.
Pero no lo habría conseguido sin la ayuda de mis padres. Todo
lo que soy es gracias a ellos, y estoy seguro de que mi padre, desde el cielo,
se siente orgulloso de su hijo.
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