NO
QUIERO CRECER
Hemos perdido
completamente el rumbo. Hemos perdido el respeto hacia otros y en algunos casos
hasta a nosotros mismos.
Desde aquí hago un
llamamiento a la cordura.
¿Qué me espera cuando
sea mayor? ¿Qué me espera cuando esté sola en ese futuro no tan lejano? ¿Qué les
espera a mis hijos? ¿Y a los hijos de mis hijos? Un mundo lleno de violencia,
de odio, de rechazo, de maltrato.
Me cuesta entender como
hemos llegado a no entendernos de la manera que lo hacemos. La educación se
pierde, si es que algún día llegó a tenerse.
El mundo necesita un
cambio y lo necesita ya. Una pregunta que no supo ser respondida por muchos
llama mi atención. ¿Por qué los niños sufren? pero también, ¿por qué los
adultos? ¿y los ancianos?
Nadie debería sufrir.
Aunque en algunos casos sea inevitable en otros es completamente prescindible.
Cuando vemos o leemos
una noticia de un asesinato, una agresión, falta de respeto... cualquier acto
en el que se observe la pérdida de la razón nos parece asombroso que pase eso
en el siglo xxi pero cuando apagamos la televisión o cerramos el periódico,
parece que se nos olvida en vez de darnos cuenta de que está más presente en
nuestro día a día de lo que pensamos.
Veo necesario recordar
que la educación es un pilar básico y fundamental cuando estamos creciendo
porque eso hará que nos comportemos de una manera o de otra cuando seamos
adultos, o no tan adultos.
No pongo en duda que
haya muchos proyectos, actualmente en ejecución, que intenten paliar este
sufrimiento mundial, pero aún queda mucho.
Al fin y al cabo mi voz
es sólo una más no escuchada por muchos, pero estoy segura de que todos
seríamos capaces de mejorar este ecosistema que juntos hemos creado.
Por eso, mientras esto
no cambie, no quiero crecer.
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