Crítica a
las redes sociales
Tengo 756 amigos, y una
media de 221 me gusta por foto. Interactúo con ellos diariamente, pero no me
conocen, ni yo a ellos.
El problema está en mirar a la pantalla o los ojos, porque al
volver a mirar a mi alrededor lo único que veo es mi habitación, sin nadie
salvo yo.
La tecnología es una ilusión
que nos ha hecho que al mirar al mundo real lo miremos con miedo, sin ganas.
Nuestra intimidad ha
desaparecido, y lo peor de todo es que hemos sido nosotros. Ya que si lo subes
a una red social, parece que no te has ido de viaje o no has conseguido tal o
cosa o tal otra. Como si no tuviera valor.
Nos creemos mejores por
tener más “amigos” y sabes que habitualmente hablas con diez. La cuestión es
que tienes que transmitir que eres una persona “rica” en amigos. Y aunque lo
niegues se ha potenciado la idea de él
“que dirán los demás de mi”. También ha aumentado la inseguridad personal, ya
que tenemos todos la necesidad de que el mundo se entere de nuestra vida.
Esta idea de aceptación
y “popularidad”, entre comillas, nos convierte en marionetas. Poco a poco,
vamos a olvidar como relacionarnos. Pero no solamente no somos conscientes de
ellos, sino que cada vez somos más
víctimas.
Encima, diariamente
estamos actualizando nuestra lista de amigos y redes sociales. Nuestra
estabilidad emocional se va a pique.
No voy a negar lo bueno
que ha hecho las redes sociales en el mundo, que los hay, por supuesto. Pero
los negativos tienen un peso mayor. Si quedamos con alguien el mundo lo tiene
que saber para que sepan que es tu amigo y quedáis para hacer cosas juntos.
Es verdad que hay quien
lo utiliza para compartir opiniones, música, etc, como digo las redes sociales
tienen su lado bueno. Pero la mayoría de nosotros le damos un uso insano.
No somos conscientes de
la herramienta tan grande que es. Todo queda registrado independientemente si lo borramos o no. Todo el mundo en unos
minutos puede saber lo que hacemos, como nos sentimos o incluso donde vivimos,
a mí me da un poco de miedo.
Pero no se trata de
ocultar lo que pensemos, o de que se niegue algo que se haya dicho. Mi
conclusión sobre esta reflexión o pensamiento es que nadie, absolutamente
nadie, se para a pensar lo que escribe.
Dale a la gente el amor
que necesita y no un me gusta, sal a conocer el mundo.
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