Nacho Escalera (José Escalera Pecci)


 

JOSÉ ESCALERA PECCI

 

7 de diciembre de 2019, -Hoy a pasado un año desde la muerte de la abuela, sigo sin enterarme del todo porque murió, supongo que son cosas de mayores que a mi edad no entiendo y ya las entenderé en el futuro- dijo el pequeño Nacho.

Con el paso del tiempo fui siendo mas consciente, Alzheimer, esa dichosa enfermedad que nos quita a las personas antes de que la muerte se los lleve. Recuerdo que las ultimas veces que iba al pueblo antes de que mi abuela materna falleciera. Ella me reconocía cada vez menos, pero mi madre siempre me decía que eran cosas normales que les pasan a las personas mayores ya que si me decía la verdad a mi me iba a afectar bastante siendo un niño tan pequeño.

3 años más tarde me empecé a dar cuenta, que a mi abuelo de parte de mi padre le estaba pasando lo mismo que le paso a mi abuela, cada vez se acordaba menos las cosas y es como si su memoria fuera retrocediendo poco a poco. Empezó a hablar mucho de sus padres y a hablar constantemente de la casa donde vivía de pequeño. Mis padres un día nos comunicaron a mis hermanos y a mi que aprovecháramos para ver al abuelo todos los días que pudiésemos porque mi abuelo cada vez se iría acordando menos de nosotros. Los primeros meses no se notaba mucho, solo con pequeñas cosas, mi abuelo siempre estaba muy contento porque íbamos a verle y con eso nosotros ya éramos felices.

Cuanto más pasaba el tiempo, mas empeoraba la cosa, recuerdo un día que estábamos en el salón de la casa de mis abuelos yo estaba sentado con mi abuelo al lado, mi hermano estaba enfrente nuestro y el resto de mi familia sentados en un sofá a la izquierda nuestra. Mi abuelo me preguntó quién era ese que estaba enfrente nuestro, en ese momento no supe que responder, como si me quedara paralizado por unos segundos, era la primera vez que mi abuelo no conocía a uno de sus nietos. Desde ese momento, empecé a apreciar mas cada momento que pasaba a su lado ya que podría ser la ultima vez que me conociera.

Cada vez se le notaba peor, algunas veces estaba muy triste y ninguno sabíamos por qué, pero al siguiente día volvía a estar igual como siempre. Muchas veces se enfadaba con mi abuela por tonterías, pero mi abuela le comprendía y volvían a estar bien. Las conversaciones sobres sus padres eran cada vez mas frecuentes y a medida que pasaba el tiempo solo recordaba cosas de su niñez, nos hablaba también de sus abuelos y decía que se quería ir a su casa, sin saber que estaba en su casa.

Llegaron las navidades de 2024, el 22 de diciembre ingresaron a mi abuelo en el hospital por una infección intestinal, en principio iba a estar hasta el 26 ingresado hasta que se recuperara. El 24 de diciembre mis tíos, que estaban en el hospital con él, llamaron a mi padre y le dijeron que el abuelo estaba en las últimas. Los médicos habían detectado que su intestino había muerto y ya no se podía hacer. Tenía las horas contadas. Durante los siguientes días estuvimos yendo toda mi familia a verle para despedirnos de él. Eran momentos duros, pero intentábamos estar felices porque estábamos compartiendo con él los últimos momentos de su vida.

Aguanto hasta el 29 de diciembre y estaban por llegar los días mas duros. A mi abuela se le hicieron unos días imposibles, pero estuvimos acompañándola durante el resto de las navidades. Mi abuelo era un gran escritor y estuvimos toda la familia leyendo escritos suyos, tenia cartas de despedida para sus nietos, sus amigos, su mujer y sus hijos y al leerlas fue una fusión de sentimientos indescriptible. Es como si desde hace años supiese como iba a fallecer porque muchas cosas de las cartas coincidían con lo que le había ocurrido. Los siguientes días estuvimos acompañando a mi abuela todo lo posible para hacerla el sufrimiento más ameno. Las siguientes semanas mi abuela se quedo sola en el pueblo y cuando la llamábamos se notaba en su voz que nada era como antes.

Yo en vez de recordar estas navidades como “las peores navidades” prefiero recordar los buenos momento que pasamos en familia con mi abuelo, eso paseos que me daba con el después de comer, estas veces que iba a comer a su casa, esas historias que me contaba de las trastadas que hacía cuando tenia mi edad, esas veces que iba a dormir a su casa, esas veces que me llevaba a jugar al parque o esas veces que veíamos juntos a nuestro Atlético de Madrid.

Como reflexión, hay que aprovechar todo el tiempo que podamos para estar con nuestros abuelos ya que no sabemos cuando dejaran de acordarse de nosotros o cuando se les llevara la vida.

 

            Ignacio Escalera Rocha   1ºA   2/2025

 

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