Arancha Mateo (Hogar dulce hogar)

HOGAR DULCE HOGAR

 

Al principio solo nacemos y teóricamente estamos nosotros. Nosotros para afrontar el mundo. Nosotros para comernos el mundo. Poco a poco tomamos decisiones, unas buenas, muchas malas, pero siempre hacemos lo mejor para nosotros o por lo menos lo intentamos. Supongo que en eso consiste el poner en práctica todo lo que nos han enseñado nuestras familias y entorno. Vamos desarrollando pequeños sentidos que antes no teníamos bueno más bien que todavía no habíamos experimentado, empezamos a sobre pensar más las cosas y a valorar bastante más lo que tenemos o dejamos de tener, nos empieza a afectar lo que les suceda a los demás y muchas veces pensamos más en los ajenos que en nosotros.

 

Una de las cosas que nos hacen humanos y sin duda mi favorita es la capacidad de relacionarnos. Y ya nos es que sea una cosa voluntaria es una necesidad. Para algunos es más fácil que para otros, pero se acaba realizando cueste lo que cueste.

 

Siempre nos hablan del conocernos y querernos también llamado el amor propio. Eso que de vez en cuando dejamos de lado pensado que nos conocemos perfectamente. Cuando en realidad es muy difícil conocer a alguien y más especialmente a nosotros. Claro que sabemos nuestros defectos y nuestras debilidades, pero vemos más fuerte eso que nuestras cosas buenas, esas que nos hacen ser quien somos y las cuales nos definen.

 

Aquí entra en juego nuestro entorno, pero no hablo de con quienes convivimos sino de con quienes queremos convivir, con quienes queremos relacionarnos y quienes queremos a nuestro lado. Desde siempre nos han dicho la famosa frase de mejor calidad que cantidad, y ya somos los que elegimos a que lo queremos asociar, pero normalmente cuanto más mayor te haces te das cuenta de la razón que tiene la gente al decir al decir esta frase. Y por desgracia o a nuestro favor nos solemos dar cuenta de esto en nuestros peores momentos.

 

 

Por lo general son en nuestros momentos de debilidad y nuestras bajadas cuando empezamos a valorar las cosas buenas, aunque no veamos la salida. Pero lo que no sabemos es que nuestra verdadera salida son las personas que nos rodean. Son las personas que nos ayudan y que nos demuestran verdaderamente que merecen formar parte de nuestra vida. Porque esos son nuestros amigos. Esas amistades que consideramos nuestra familia de no sangre. Pero que sabes que siempre, por muy complicado que sea, estarán ahí para apoyarnos y por supuesto para darnos esos momentos de realidad y sinceridad que más de uno necesita de vez en cuando.

 

La amistad no solo consiste en estar sino en que se note esa presencia, ese cariño y ese acercamiento. Nuestros amigos son la verdadera manera de saber cuanto nos queremos a nosotros mismos ya que son ellos parte de un reflejo de cómo somos.

 

 

No solo son amigos los con los que pasas tiempo, sino que son aquellos que cuando estas triste empiezan a hacer esos chistes y esas bromas que tanto te hacen reir, con los que sigues en contacto después de tanto tiempo y nada ha cambiado. Los que te acompañan en tus peores días y suben a casa ver cómo te encuentras. Con los que hablas sin importar lo que opinen al respecto. Los que te preguntan qué tal te va cuando estás fuera. Los que te incluyen en los planes sin siquiera saber si podrás ir. A los que vas cuando estas mal. Y por supuesto son esas personas que se alegran de tus triunfos como si fueran los suyos. Y de las personas que ya echas de menos nada más despedirte. Son todas aquellas personas que se te vienen a la mente cuando dicen la palabra amistad.

 

Por lo que sintámonos muy afortunados de tenerlos los unos a los otros, que nos hagamos reír toda la vida, que haya tantos momentos como se puedan ya que la vida es bonita, pero lo es aún más cuando te cruzas con personas maravillosas.

 

Arancha Mateo Fluixá

1º bachillerato B

7 de abril de 2025   

 

Comentarios