Borja Patrón (Los ojos de la foto)

LOS OJOS DE LA FOTO

La ciudad marchaba a ritmo lento, el salón permanecía a oscuras, tan solo iluminado por el cigarro que alumbraba con cada calada unos ojos brillantes de color azul, con un vaso de whisky en una mano y la mirada fija en esa foto que tanto la horrorizaba. Sentado en el rincón oscuro, su sitio favorito donde tantas veces se había sentado para reflexionar sobre alguna foto, pero está vez era diferente, Alejandro Vázquez, varón, 22 años y con supuesta novia, su ocupación y hobby era ser fotógrafo. 

-Pensé que la fama me traería felicidad, me equivoqué- dijo Alex con una sonrisa tétrica-No pensaba que ese era el precio a pagar tan solo porque unos esperpentos con traje dijeran que les gustaba esa foto y que su hacedor era un gran artista.- Alex se calló y cerro los ojos por un momento-Dicen que si cierras los ojos olvidas tus problemas, pero cada vez que cierro mis ojos veo los de ella y el profundo vacío que reflejan el cual me intriga tanto que está a punto de volverme loco, aunque dicen que la locura es la sublevación de la inteligencia-Dijo con una estruendosa carcajada

Se levantó como si fuera un robot y se plantó en frente de la ventana, mirando, oteando, vigilando cada persona que había en la calle. Vio como una pareja de enamorados se despedía con lo que simulaba ser un beso apasionado - ¿Cuál de ellos fingirá?-. Pensó en aquellos ojos verdes que tanto le habían obsesionado, de los largos momentos que había pasado practicando para pedirle una cita y de la tremenda felicidad simbolizada en un grito estruendoso cuando ella había aceptado una cena con él. Alex se tocó los labios, para mayor dolor aún recordaba el sabor de sus besos. Qué lejano parecía todo, su viaje, su vuelta lleno de fama y ahora su tremenda soledad simbolizada en aquella foto. 

Todo había comenzado con aquella foto tan famosa y criticada al mismo tiempo, ese buitre acechando al niño tan delgado que en poco tiempo moriría. Esa foto había marcado el principio del fin. Alex sintió algo especial al ver esa foto y decidido estudio fotografía y empezó a viajar y a no dejar de hacer fotos a todo lo que le rodeaba buscando las mejores imágenes.

Pero su encargo más importante fue para ir a ese maldito país en guerra, su compañero le había convencido y como un esclavo engañado acepto. 

Un coche pasó de largo e ilumino el salón por unos instantes y por gracia divina, la luz reflejo de nuevo esa foto y esos ojos que atormentaban a Alex. 

-Y solo quería triunfar, ser recordado y alabado, algún premio y dinero para formar la familia que la prometí. Pero cuando la enseñe la foto y la conté su oscura historia ella se asusto y me rechazo.-

Alex dio otro trago y asintió tranquilo recordando cada instante de ese viaje. 

-Todo empezó cuando llegamos a la zona de guerra, por casualidad pasamos por una antigua ciudad  y me fije en sus calles derruidas y sus casas echas ruinas ¿Cuántos sueños, promesas e ilusiones se habían perdido por la estupidez de la raza humana?- Una lagrima se deslizo por la mejilla del antiguo fotógrafo 

-Y llegamos a aquel descampado donde un grito infantil desgarro mi alma y me hizo sangrar los oídos, una niña de unos tres años con su padre en brazos y pidiendo auxilio. Intente acercarme pero mi compañero me retuvo, me aseguro que si el padre moría sería la mejor foto, que haría llorar a la gente y que al fin la humanidad se daría cuenta de que había que ayudar a ese país para que la guerra terminara. Aunque intente zafarme de el, al final me convenció y en la media hora más larga de mi vida, ese hombre dio su ultimo adiós a su única hija asegurándola que le llevaría en su corazón y…- 

Alex paro la voz le temblaba y le dolía la cabeza 

-Alguien me dijo una vez que si una persona sola va contra el mundo ¿quien era el loco, esa persona o el mundo entero?¿ Me convertí en un monstruo en aquel instante?¿ O el monstruo es el mundo por permitir eso?-Alex se callo y respiro- Cuando la vida del padre marcho a lugar mejor, me acerque y la apunte con la cámara y fue entonces cuando vi esos ojos que jamás se me olvidarían, pero los ignore, simplemente apreté el botón, comprobé que la foto había salido bien y me marche sin mirar siquiera si la niña estaba bien o como me mirara.

Alex volvió a clavar la vista en esa foto 

-Creo que vendí mi alma al diablo cuando pulse ese botón e hice la foto y creo que soy igual que ese buitre que acecha al niño y que espera que termine su eterno dolor para aprovecharse de ello- 

Bajo la cabeza arrepentido 

-Me pregunto que expresarán los ojos de la niña, no puedo decirlo con claridad y eso me martiriza.-Alex silencio en un largo momento y echo otra calada- El final llego cuando devuelta en el bar, que ella regenta, le enseñe la foto y le conté la historia. Primero me miro a los ojos y luego una lagrima recorrió su cara y con las cinco palabras más duras que he oído afirmo: `No quiero volver a verte´. Mi mundo se derrumbo y por un momento caí en la más absoluta desesperación, me quede en blanco, no veía ni oía nada, como si fuera ciego o como si una noche oscura y eterna cayera sobre mi, asentí y me largue como si nada fuera conmigo pero mi estupido corazón se quedo en ese taburete donde la conocí y donde la bese por primera vez.

Otro coche pasa de largo y esta vez resalta un brillo metálico. Alex se dirige a su librería y coge un tomo en le que pone: Los sufrimientos del joven Werther, y abriéndolo y leyendo el ultimo capítulo, como tantas veces había echo, se convence de cual es la única solución a su problema. Vuelve al rincón y sujeta contra su cabeza el revolver con una única bala. 

-Hagamos esto interesante-

Uno, el clic indica que la bala no está hay

-Veré a su padre en el cielo-

Dos, el clic indica que la bala no está hay

-Le pediré disculpas-

Tres, el clic indica que la bala no está hay

-Amanece y ella estará adecentando el bar para abrir –

Cuatro, el clic indica que la bala no está hay

-Creo que ya sé lo que expresaban los ojos de la niña-

Cinco, el clic indica que la bala no está hay

-Misericordia por mi alma…-

Seis y un sonido seco y molesto.

La ciudad sigue con su ritmo lento y tranquilo.