EL DUELO DE OPUESTOS
La
tensión se respiraba en el ambiente, aferre con fuerza mi fusil y cerré los
ojos, respire profundo y doble mi cuerpo para disparar la ultima ráfaga de
munición que me quedaba, acerté a uno de los soldados que se desplomo en el suelo
como si fuera un muñeco de trapo. Volví a girar para quedar cubierto en caso de
disparo y solté mi fusil. Era una sensación eufórica que mezclaba el terror, el
miedo y las ganas de matar, aferre con toda la fuerza que me quedaba el
cuchillo que llevaba en la pierna y me lance, con un grito mezcla de humano y
bestia, hacía el soldado que tenía más cerca, ambos rodamos y nos enzarzamos en
una pelea de la cual solo saldría uno vivo.
Era
sencillo cuando no eran más que simples ciudadanos con armas de chico mayor, el
teniente Dante sonreía con un rictus peligroso, -es gracioso pensar las
lagrimas que derramas con el primero, sientes una pena enorme y durante años
sueñas con los ojos que se quedan mirando al infinito, pero si sigues con la
racha, cada vez es más fácil y te sientes menos culpable, es simple y al mismo
tiempo complejo, algo así como es ser humano, perfectamente imperfecto.
Era
una pesadilla, algo terrible y funesto, se arrodillo al lado de los cuerpos de
los que había asesinado, pidiendo perdón, aunque no sirviera de nada, el pobre
vendedor de telas, no se explicaba como había llegado a eso, todo por librarse
de ese dictador, las calles volverían a recuperar la alegría, el turismo
crecería y Ussuf vendería sus mejores telas, echas de la manera que su padre le
había enseñado, pero todo había degenerado en esa matanza y las calles había
sido destruidas bajo el fuego de la artillería y su tienda incendiada por los
mismos con los que luchaba, y era cierto les odiaba, les odiaba a todos, pero
en una situación así era difícil elegir bando, pues ambos son crueles y no
tienen consideración por los que pierden, simplemente son sacrificios por una
supuesta causa mayor.
El
campo se había teñido de rojo y en el centro la figura imponente de un
mercenario, un hombre sin sentimientos y sin nada que le agarre a la vida, nada
excepto el dinero.
-Me
llaman monstruo, si fueron ellos los que me convirtieron en lo que soy, me
llaman salvaje, mas salvajes fueron los crímenes contra mi pueblo, pero ya
nadie lo recuerda, mientras no sea yo el afectado que más da, mientras el sol
salga para mí, que más da que en un sitio tan lejos se estén matando entre los
que antes se llamaban entre sí hermanos, a mi me pagan por esto, no me gusta
matar pero se me da bien y acaso no dicen que ¿cuándo algo se te da bien, no
hay que hacerlo con todas nuestras fuerzas?
Una
figura irrumpe corriendo con un documento
-Teniente,
en el antiguo bazar de telas, han encontrado mucha resistencia y el general le
ordena marchar de inmediato para eliminar la resistencia-
Ya
no dicen, “reducir”, ahora es, simplemente, eliminar
-Dile
al general que me dirijo rápido a esa zona-
El
soldado vuelve a ejecutar el saludo militar y se marcha por donde ha venido
Los
soldados habían abandonado la zona de Ussuf, y este se acomoda y suspira
agotado
-Lo
primero que haré cuando termine la maldita guerra, será ir a recoger a mi
familia a ese campo de refugiados, para luego marcharnos a algún país con
posibilidades de un futuro radiante- el vendedor cierra los ojos imaginándose
el placer de volver a tener un negocio, de levantarse sin pesar si ese día será
el último, de abrazar cada mañana a su mujer y a sus hijos.
Un
sonido devuelve a la realidad a Ussuf
-¿Hay
alguien?- llama una voz de un tono extranjero
Ussuf
se sitúa en una posición que le permite disparar con velocidad
-¡quieto
o disparo!-
-Tranqui,
tranqui, vamos a hablar ¿vale?, yo dejo mi arma en el suelo y me siento en este
recoveco-acto seguido el extranjero se acomoda en un hueco de la pared-¿Cómo te
llamas nuevo amigo?
-Yo
no soy tu amigo mercenario, eres un vendido al régimen- grita Usuff con la voz
más gélida posible
-Pues
si, soy un vendido, pero no por nada especial, es mi trabajo-
-Pues
que sepas que tienes el peor trabajo del mundo-
-Bueno,
está bien pagado y las mujeres adoran a los chicos malos y musculosos, yo no le
veo tan mal- el extraño se acomoda tranquilamente
-¿y
lo ven igual de bien todas las victimas que dejas, las familias rotas y los
hijos sin padre ni madre?-
-Al
principio si, pero luego sale solo, como montar en bicicleta, nunca se olvida-
-No
es comparable, en una de esas cosas matas ha alguien y puedes salir herido-
-Bueno
en ambas te puedes morir, existen los accidentes de bicicleta ¿sabes?- el
soldado estalla en risas, pero a Ussuf no le hace gracia
-Tu,
soldado y asesino, seguro que te escudas en excusas del tipo de tu infancia,
pero todo el mundo cambia y puede ser a mejor, tu representas lo peor de la
sociedad, las capas bajas que no le importa pisar al resto con tal de conseguir
una mejora de algo, eres comparable a las pesadillas de la gente, eres como el
lado oscuro del alma, sin sentimientos, solo encuentras placer en el
sufrimiento ajeno, te crees un desgraciado y sádico que va solo contra el mundo
y que no eres capaz de ver más allá de tu propio interés-
-Y
tu representaras la parte buena, la que no ha visto arder en llamas su hogar,
la que no ha sujetado a su mejor amigo
en entre sus manos mientras este moría, la que no… la que no ha tenido que
tirarse encima de la persona que ama para protegerla de una granada y ha
fracasado en el intento, dime ¿tú eres esa parte, porque entonces, surgen
serias dudas de quién es el monstruo aquí?-
Ussuf
estaba desconcertado, el siempre había sido una buena persona, que se preocupa
de los demás, pero eso no se lo esperaba, no sabía que decir
-¿Tú…tú
has estado casado, alguien te ha amado? ¿A ti?-
El
soldado miro hacía la zona donde se oían más disparos
-Fue
hace mucho, me lance encima para protegerla, pero una esquirla la impacto, y no
pude salvarla, ese día perdí la poca humanidad que me quedaba y desde ese día,
voy solo contra el mundo-
De
repente una figura salta desde una cornisa lejana y aterriza cerca de Ussuf,
era uno de los oficiales de la rebelión.
Todo
es muy rápido y el cambio de disparos aún más rápido. El suelo surcado de
sangre, sangre de un ser con sueños, sueños de alguien que fue pequeño, un
pequeño con mala suerte.
El
teniente Dante esta tirado en el suelo, con un balazo cerca de su corazón
-¿Extranjero
estás vivo?- la voz familiar del sublevado le revela la zona donde se halla,
pero sencillamente, de lo único que tiene ganas de hacer Dante es de descasar.
-Maldita
sea, tu vivo y mi oficial muerto, no se como explicare esto-
El
rebelde baja las escaleras con un cuchillo sangrante en una mano
-¿cuál
es tu nombre mercenario?-
-Me
llaman Dante, como el escritor, porque no soy capaz de recordar mi nombre,
sencillamente se pierde en las llamas de mi pasado-
-¿Puedes
caminar? Hay un puesto de la Luna Roja cerca, te pueden curar-
-No,
ya he luchado mucho, esperaba este momento con ganas, la de poder descansar
después de una muerte gloriosa-
-La
gloria se conquista en la batalla y en la muerte- afirma rotundamente Ussuf
-La
gloria es volver a casa y abrazar a tu mujer, la gloria es ver a tus hijos
crecer, la gloria es no dejarse vencer por el egoísmo, la gloria es vivir
después de esto-
Acto
seguido el teniente agarra la mano de Ussuf con el cuchillo y apoya el filo de
este en su corazón
-¿Me
haces el favor amigo? ¿Haces el favor de rematar a este gran monstruo?-
Es
rápido, Ussuf aplica una ligera presión, y la vida del teniente marcha lejos,
-No
es un final bonito, no ha muerto el dragón que secuestra a la princesa, ha
muerto un ser humano, alguien que amo, que soñó, que tuvo algo llamado hogar
pero que fue tan desgraciado de acabar así, sin nombre y con un alma únicamente
negra-
Esto
pensaba Ussuf mientras regresaba al campamento.
Ussuf
logro su sueño y pudo tener un buen futuro, junto con su familia fundo su negocio
y lo hizo prosperar, teniendo una buena vida cómoda y agradable. Pero nunca se
olvido de su experiencia de aquel día, nunca olvido ese combate entre el bien y
el supuesto mal, nunca olvido sus ojos, nunca olvido ese duelo de opuesto.
Dicen
que en una ciudad abandonada y derruida, donde se mezclan los aullidos del
viento con las voces de los que la habitaron, hay una pequeña lapida con una
inscripción echa a cuchillo que dice:
Aquí descansa el antiguo soldado que
conoció la paz un día
Aquí yace un nombre perdido en el pasado
Aquí está enterrado Dante, un gran hombre.
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