FENÓMENO
Querido diario:
Te tengo bastante abandonado desde hace
aproximadamente unos seis meses, que son exactamente los que llevo aquí
escondida esperándole. No puedo decirte donde estoy, porque como ya sabes no
soy una adolescente cualquiera y que alguien se enterara de que estoy viva, oculta
y aguardando la llegada de alguien como él podría cambiar el curso de la
historia de mi país, incluso de Europa. Supongo que te estarás preguntando que
hago en esta situación, a quién espero, por qué estoy sola… Son preguntas que
se te irán resolviendo en cuanto empiece a relatar lo sucedido aquella noche,
pero antes he de disculparme, la incertidumbre me mata, las dudas me asaltan
constantemente la cabeza, el no saber si tu familia sigue viva es algo
desesperante, y si además le añades el estar encerrada en una casa ajena, en un
país extranjero y esperando a lo que puedo denominar un completo desconocido,
pues la cosa se complica. Bueno, ante todo creo que lo justo es que conozcas lo
que pasó la noche que ha logrado que cambie mi vida y de la que con tanto miedo
se hablaba en casa, asique voy a empezar:
La situación en casa hacía ya meses que no era la que se había vivido siempre en
ella, era una constante tensión, todo, absolutamente todo pendía de un hilo.
Padre madrugaba muy temprano y trabajaba duro hasta altas horas de la noche,
recibía visitas de forma continuada y apenas mediaba palabra con Madre, la cual
seguía pendiente de las tareas siempre, a la diferencia de que ahora estaba más
cansada de peor humor y hacia todo a desgana. La relación con mis hermanos
continuaba prácticamente igual, peleas y riñas, las que suelen darse entre
hermanos. El servicio de palacio estaba nervioso, cada vez estaba más a la
orden de el día encontrarse con grupitos cuchicheando sobre las huelgas que tan
violentamente estaban siendo frustradas por padre. Llevaba muchas noches sin
dormir, la inquietud no me lo permitía, pero aquella noche no fue la inquietud
la que me desveló, sino el ejercito bolchevique, los comunistas habían conseguido entrar en el
palacio.
La habitación de Ana e Irina estaban demasiado lejos
como para ir corriendo hasta allí, y el miedo era lo suficientemente fuerte
como para dejarme paralizada dentro de mis sabanas, lo único de lo que me vi
capaz de hacer fue de cerrar los ojos y esperar que algo sucediera. A medida
que los pasos retumbaban dentro de mi habitación cada vez más fuerte, la
sensación de que no saldría viva de allí
inundaba cada espacio libre que aun podía quedar dentro de mi mente.
Gracias a Dios, mi habitación era la primera con la
que debían toparse según la dirección en la que estaban subiendo, hubiese sido
incapaz de soportar el tormento que me hubiesen producido los gritos de mi
familia, el sentimiento de culpa que me acompañaría siempre si yo conseguía
salir de allí con vida, teniendo la certeza de que ellos no lo habían
conseguido. A sí, de este modo, sujeta a este inútil intento de consolarme a mí
misma, escuche como se abría la puerta de mi estancia, y alcancé a entender
cómo, a juzgar por su grave voz, autoritaria, severa y firme, un alto cargo del
ejercito comunista le otorgaba el placer de hacer de mí lo que quisiera a un
chico joven que lo acompañaba. Y así lo hizo, entró dando un portazo tras de sí
y se aproximó decidido al borde de mi cama, yo trataba de controlar el sonido
de mis llantos, pero era imposible, ya me había oído. Retiró la sábana, y yo
comencé a rezar la que yo creía últimas oraciones… y entonces sucedió lo
increíble, el joven soldado me besó la frente, me abrazó y me dijo unas
palabras tranquilizadoras.
Me dijo que no disponía del tiempo suficiente para
contarme todo lo que debía saber, y que por eso, si yo estaba dispuesta, me
ofrecía la posibilidad de huir con vida, con tal de que lo esperase en la
dirección que él me iba a facilitar, donde se reuniría conmigo al finalizar la
guerra. Acto seguido, procedió a disculparse por no poder realizar la misma
operación con el resto de mi familia, me dijo que yo era la que él,
personalmente, había decidido salvar, y que por ningún casual, por mucha
curiosidad que tuviese, se me ocurriese la demente idea de preguntarle por su
nombre, ya que no recibiría respuesta alguna, solo conocería un apodo del cual
también desconocía la procedencia. Me dijo que al llegar preguntase por
‘’Fenómeno’’ que al parecer esa era la única forma de la que yo debía
designarle, más que nada porque era la única referencia que tenia sobre él.
Tras esta breve charla, aunque a mi parecer fue
eterna, consiguió guiarme a hurtadillas hasta la zona de las cocinas, donde se
encontraban las personas de servicio encargadas de preparar cenas y comidas,
normalmente, ya que ahora solo estaba lo que de ellos quedaba. Sus cuerpos sin
la vida del alma tumbados en el suelo, imagines que no será fácil borrar de mis
pensamientos.
Y una vez allí empujó una pared que conducía
mediante un pasadizo subterráneo directamente a la zona exterior de palacio, a
la parte izquierda de la vallas. Juré esperarle, donde él me indicó, ya que él
me había salvado la vida que menos que esperar explicaciones, aunque fuese en otro en otro país.
Salir por aquel agujero supuso dejar atrás todo los
lujos, fiestas, y vida en sociedad a la
que ya estaba más que acostumbrada. Pero lo peor de todo ha sido dejar atrás
a mis padres y hermanos, de los cuales
no he vuelto a tener noticias, al igual que dé el valiente soldado que se ha
jugado y se está jugando, la vida, el uniforme, y el respeto solo por salvarme
a mí.
Querido diario creo que esta aclaración resume prácticamente a la perfección lo que
quiero decir teniendo en cuenta la gran privación de información a la que debo
someterte. Mientras siga aquí encerrada esperando noticias, seguiré
informándote.
ATT: Anastasia Romanov
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