Rebeca Rico (Fenómeno)



FENÓMENO

Querido diario:

Te tengo bastante abandonado desde hace aproximadamente unos seis meses, que son exactamente los que llevo aquí escondida esperándole. No puedo decirte donde estoy, porque como ya sabes no soy una adolescente cualquiera y que alguien se enterara de que estoy viva, oculta y aguardando la llegada de alguien como él podría cambiar el curso de la historia de mi país, incluso de Europa. Supongo que te estarás preguntando que hago en esta situación, a quién espero, por qué estoy sola… Son preguntas que se te irán resolviendo en cuanto empiece a relatar lo sucedido aquella noche, pero antes he de disculparme, la incertidumbre me mata, las dudas me asaltan constantemente la cabeza, el no saber si tu familia sigue viva es algo desesperante, y si además le añades el estar encerrada en una casa ajena, en un país extranjero y esperando a lo que puedo denominar un completo desconocido, pues la cosa se complica. Bueno, ante todo creo que lo justo es que conozcas lo que pasó la noche que ha logrado que cambie mi vida y de la que con tanto miedo se hablaba en casa, asique voy a empezar: 

La situación en casa hacía ya meses que  no era la que se había vivido siempre en ella, era una constante tensión, todo, absolutamente todo pendía de un hilo. Padre madrugaba muy temprano y trabajaba duro hasta altas horas de la noche, recibía visitas de forma continuada y apenas mediaba palabra con Madre, la cual seguía pendiente de las tareas siempre, a la diferencia de que ahora estaba más cansada de peor humor y hacia todo a desgana. La relación con mis hermanos continuaba prácticamente igual, peleas y riñas, las que suelen darse entre hermanos. El servicio de palacio estaba nervioso, cada vez estaba más a la orden de el día encontrarse con grupitos cuchicheando sobre las huelgas que tan violentamente estaban siendo frustradas por padre. Llevaba muchas noches sin dormir, la inquietud no me lo permitía, pero aquella noche no fue la inquietud la que me desveló, sino el ejercito bolchevique,  los comunistas habían conseguido entrar en el palacio.

La habitación de Ana e Irina estaban demasiado lejos como para ir corriendo hasta allí, y el miedo era lo suficientemente fuerte como para dejarme paralizada dentro de mis sabanas, lo único de lo que me vi capaz de hacer fue de cerrar los ojos y esperar que algo sucediera. A medida que los pasos retumbaban dentro de mi habitación cada vez más fuerte, la sensación  de que no saldría viva de allí inundaba cada espacio libre que aun podía quedar dentro de mi mente.

Gracias a Dios, mi habitación era la primera con la que debían toparse según la dirección en la que estaban subiendo, hubiese sido incapaz de soportar el tormento que me hubiesen producido los gritos de mi familia, el sentimiento de culpa que me acompañaría siempre si yo conseguía salir de allí con vida, teniendo la certeza de que ellos no lo habían conseguido. A sí, de este modo, sujeta a este inútil intento de consolarme a mí misma, escuche como se abría la puerta de mi estancia, y alcancé a entender cómo, a juzgar por su grave voz, autoritaria, severa y firme, un alto cargo del ejercito comunista le otorgaba el placer de hacer de mí lo que quisiera a un chico joven que lo acompañaba. Y así lo hizo, entró dando un portazo tras de sí y se aproximó decidido al borde de mi cama, yo trataba de controlar el sonido de mis llantos, pero era imposible, ya me había oído. Retiró la sábana, y yo comencé a rezar la que yo creía últimas oraciones… y entonces sucedió lo increíble, el joven soldado me besó la frente, me abrazó y me dijo unas palabras tranquilizadoras.

Me dijo que no disponía del tiempo suficiente para contarme todo lo que debía saber, y que por eso, si yo estaba dispuesta, me ofrecía la posibilidad de huir con vida, con tal de que lo esperase en la dirección que él me iba a facilitar, donde se reuniría conmigo al finalizar la guerra. Acto seguido, procedió a disculparse por no poder realizar la misma operación con el resto de mi familia, me dijo que yo era la que él, personalmente, había decidido salvar, y que por ningún casual, por mucha curiosidad que tuviese, se me ocurriese la demente idea de preguntarle por su nombre, ya que no recibiría respuesta alguna, solo conocería un apodo del cual también desconocía la procedencia. Me dijo que al llegar preguntase por ‘’Fenómeno’’ que al parecer esa era la única forma de la que yo debía designarle, más que nada porque era la única referencia que tenia sobre él.
Tras esta breve charla, aunque a mi parecer fue eterna, consiguió guiarme a hurtadillas hasta la zona de las cocinas, donde se encontraban las personas de servicio encargadas de preparar cenas y comidas, normalmente, ya que ahora solo estaba lo que de ellos quedaba. Sus cuerpos sin la vida del alma tumbados en el suelo, imagines que no será fácil borrar de mis pensamientos.

Y una vez allí empujó una pared que conducía mediante un pasadizo subterráneo directamente a la zona exterior de palacio, a la parte izquierda de la vallas. Juré esperarle, donde él me indicó, ya que él me había salvado la vida que menos que esperar explicaciones, aunque fuese en otro  en otro país.
Salir por aquel agujero supuso dejar atrás todo los lujos,  fiestas, y vida en sociedad a la que ya estaba más que acostumbrada. Pero lo peor de todo ha sido dejar atrás a  mis padres y hermanos, de los cuales no he vuelto a tener noticias, al igual que dé el valiente soldado que se ha jugado y se está jugando, la vida, el uniforme, y el respeto solo por salvarme a mí.

Querido diario creo que esta aclaración  resume prácticamente a la perfección lo que quiero decir teniendo en cuenta la gran privación de información a la que debo someterte. Mientras siga aquí encerrada esperando noticias, seguiré informándote.
                                                                                           ATT: Anastasia  Romanov

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