Esas pequeñas cosas..
Me gusta
recordarlo, me gusta recordar cómo se fijaba en todo, como aquellas cosas que
parecían insignificantes para los demás, para el eran tan importantes y tan
llenas de sentido.
Un día
soleado y brillante, donde el horizonte se juntaba con el cielo, eso le
gustaba, una sonrisa de alguien a quien no conocía se quedaba grabada en su
retina, todas esas voces alegres que nos acompañaban en nuestros paseos por la
playa, revoloteando a nuestro lado, eso también le gustaba, los olores
desconocidos que se enganchaban en su nariz, recordándole a momentos, ya pasados y vividos.
También le gustaba el sabor de las pequeñas
cosas bailando en su boca, transformándose en energía, esos momentos inolvidables,
esas caricias suaves que me ofrecía, eso también le gustaba.
Los
sentidos, tener la suerte de poseerlos todos y en tan buenas condiciones, le
hacía estar unido a este mundo lleno de pequeñas cosas, me sorprende lo que un
olor, un sabor, una mirada… Podía desencadenar en él, y ahora, en mi. Pero
gracias a él se mirar mil rayos de luz, escuchar mil sonrisas alegres, sentir
mil sabores, mil olores especiales, mil caricias...
Y sobretodo
recuerdo cada instante, era alucinante, observaba todo, cosas que ni siquiera
yo, que estaba con él, veía con mis propios ojos, tan fácil era para él…
Un
atardecer, el agua, olor a mar, olor a playa, dos voces, cuatro risas, mil
sonrisas, sabores, el aire, historias, sonidos que para el significaban algo, y
para cualquier otra persona era simple ruido.
Quien
pudiera meter en frasquitos estas pequeñas cosas, pero caducan, muriéndose poco
a poco, por eso decidí dejarlas fluir, y todas aquellas cosas que ahora
permanecen junto a mí y me hacen recordar, eso no lo cambio por nada, quiero
que permanezca ahí.
Por todo
aquello que me ha aportado él, gracias a mi abuelo.
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