Carlos Lozano (1998)



1998
Un doce de enero de 1998, en un mediodía frío de Madrid, nació un niño en la Clínica Nuevo Parque. La madre no sabía si llorar de alegría o de dolor al finalizar el parto, pero era la persona más feliz del mundo en ese instante. Mientras tanto, el padre estaba ansioso de poder entrar a la sala para ver a su primogénito, al niño que siempre había deseado tener para inculcarle una buena educación y su gran sentimiento atlético.
Pasaron diez meses y esta pequeña familia se amplió al nacer otro bebé. En este caso era una niña, que lloraba mucho más de lo que lo hizo su hermano mayor diez meses atrás. Era un poco más pequeña de lo normal, pero tenía un gran carácter desde el primer momento. Durante los primeros años los dos hermanos tuvieron disputas y peleas, como todos, pero en el fondo se llevaban bien y se querían mucho.
Pasó el tiempo, y llegó el momento de comenzar a ir a la guardería. A los dos hermanos les costó mucho separarse de sus padres al principio, pero poco a poco fueron acostumbrándose y empezaron a realizar sus primeras amistades.
Cuando llegó el momento de dar el gran paso de comenzar a ir al colegio los dos hermanos se tuvieron que separar debido a la preferencia de sus padres de que si tenían un chico como hijo fuese a un colegio de curas y si tenían una chica fuese a un colegio de monjas. Mientras todo esto ocurría, la familia continuó aumentándose, era el tercer y último hijo. Era una preciosa niña con unos ojos enormes y azules que nació una mañana de septiembre en 2003. La familia no tendría ningún miembro más y los dos mayores ya tenían 5 años.
El niño se alistó en el equipo de fútbol de su colegio desde que entró, ya que era lo que más le gustaba. Los cuatro primeros años de primaria jugaba al fútbol 7 con un grupo de buenos amigos. En primero jugaba en un campo de tierra en el Colegio Buen Consejo. En segundo cambió de campo, pero no de equipo, en esa temporada jugó en el Polideportivo de San Blas, pero los dos años posteriores volvería a jugar en un campo de tierra, en Santa María de la Caridad. En segundo y en cuarto de primaria, él y su equipo estuvieron muy cerca de alcanzar la gloria y de ganar la liga al quedar segundos en ambas ligas a muy poca distancia del primero, mientras que los años primero y tercero de primaria al ser los pequeños y jugar contra niños mayores que ellos no tuvieron posibilidad alguna de ganar.
En invierno, primavera y otoño, a la vez que jugaba al fútbol, obviamente tenía que ir a la escuela, muchas veces aburrido pero dónde hizo y dónde tiene a sus mejores amigos. Pero en verano, ¡qué decir de sus veranos!, y sus campamentos. Por mucho que su padre fuese atlético hasta la médula su chico finalmente le salió madridista acérrimo. Por esto, al primer campamento que fue y durante tres años seguidos fue el del Real Madrid, dejando muchos amigos y compañeros allí. A este campamento, le siguieron el Campamento de la Vid y uno que organizaba el Chelsea F.C En Palma de Mallorca.
Los años siguieron pasando, y el niño y sus hermanas continuaron creciendo, y a medida que el niño crecía su amor por el fútbol y el madridismo le acompañaban.
Pasaron quinto y sexto de primaria, y comenzó la ESO. Durante esos años pasó de jugar al fútbol 7 al fútbol 11 y los estudios poco a poco iban siendo más duros.
Para el madridismo también fueron tiempos muy duros, ya que el Barcelona lo ganaba absolutamente todo, pero como dicen los madridistas: ¡HASTA EL FINAL, VAMOS REAL!
En el fútbol personal, es decir, con su equipo, todo le iba muy bien. Campaña tras campaña era el pichichi y desplegaba un bonito juego en el terreno de juego, llegando a ser titular y capitán del equipo.
Pasaban los años, y se iba desarrollando cada vez más. Comenzó a crecer mucho y posteriormente le salió barba, y a su vez, su Madrid cada vez iba a mejor.
Este amor al fútbol, le llevó al que por ahora ha sido el mejor día de su vida, un 24 de mayo de 2014, que nunca olvidará y quedará grabado a fuego en su corazón. Ese día se celebraba la final de la Champions, pero no era una final cualquiera, porque era la primera vez que se disputaba una final entre dos equipos de la misma ciudad, Real Madrid contra Atlético de Madrid. El rival eterno del chico, y equipo de su padre. Su padre tuvo la suerte de presenciar el partido en el estadio dónde se jugaba la final, en Lisboa, mientras que el chico lo vio en Madrid con sus amigos madridistas. El Madrid comenzó perdiendo, y cada minuto que pasaba le llevaba al chico casi a la frustración. Cuando parecía que todo estaba perdido, en el minuto 92:48, Sergio Ramos marcó el gol del empate para poder ir a la prórroga, dónde luego metieron otros tres más, llevando casi a la humillación al rival cuando tenían el partido ganado. Íker Casillas se encargó de levantar la ansiada décima copa de Europa para el Real Madrid y que posteriormente llevaron a Madrid para celebrarlo y dónde el niño esperaba ansioso en la Plaza de Cibeles con sus amigos y millones de madridistas más.
Ya estamos en 2015, y la vida de este chico y su familia continúa. Soy Carlos Lozano Fernández y os acabo de contar la historia de mi vida.

Carlos Lozano

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