Marina Rosa González (Proteger la familia)



Proteger la familia

Pensando qué tema podía escoger para hacer este relato, me surgió una idea después de oír hablar a mi padre sobre un tema que me pareció muy interesante, cómo proteger a la familia. Le pregunté que a qué se refería y me contestó que se trataba de proteger la economía familiar a consecuencia del fallecimiento o invalidez de uno de los padres activos, laboralmente hablando. Es evidente que la muerte anticipada  de uno de los progenitores podría suponer un detrimento de los ingresos de la unidad familiar y por tanto acarrearía un problema grave a la economía de esa familia. Son los llamados seguros de vida. El seguro de vida es un instrumento financiero poderoso, cuya función es asumir el papel del jefe del hogar como abastecedor de dinero cuando este no puede seguir aportándolo.
 Despertó de tal manera en mí el interés que busqué en internet en qué consistía este tipo de coberturas. Se trata de cubrir a través de un seguro para esta contingencia un capital que sea suficiente para poder mantener el mismo nivel de vida o parecido. Investigando un poco más descubrí que en España, a pesar de ser una necesidad muy alta, el porcentaje de personas aseguradas correctamente o con capital suficiente es muy bajo por tanto existe un gran problema en este sentido ya que las pensiones en nuestro país son relativamente bajas, prácticamente de subsistencia. También investigué la misma situación en otros países, al parecer en Estados Unidos y otros países europeos están mucho más consolidadas estas filosofías, es decir, existe una conciencia más alta de este tipo de protección familiar.
Cuando hablamos de este tipo de protección, podríamos pensar que son muy caros o que no están al alcance de una familia de clase media. Mi sorpresa ha sido que son relativamente baratos, y a modo de ejemplo el precio de asegurar 400.000 euros para una persona de unos 50 años equivaldría a un sueldo de 40,000 euros durante 10 años, y la prima valdría 1.700 euros al año.
Cuando formamos una familia, lo hacemos con la ilusión de brindar a nuestros seres queridos una vida íntegra, digna, plena y feliz.
Esto implica contraer con ellos, necesariamente, un compromiso moral: el de darles amor, cariño, alimentación, techo, vestido, salud, distracciones, protección.
Sin embargo, como dicho compromiso depende de nuestra permanencia en el mundo, tenemos la responsabilidad de protegerlos, en caso de que llegásemos a faltar, mediante mecanismos que aseguren la continuidad de su nivel de vida por un periodo, hasta que puedan valerse o generar ingresos por sí mismos. Y es que la familia es una unidad económica. La familia lo es todo. Es donde nacemos, nos criamos, donde aprendemos, donde descubrimos valores tan importantes como el amor o la unidad, donde creamos proyectos de vida, donde nos sentimos apoyados, etc.
Cómo si no fuera ya suficiente con perder a un familiar que hace de base en la familia para que además por motivos económicos y por falta de previsión tengas afrontar un cambio de vida brutal y a peor. Tener que cambiar de colegio o incluso tener que abandonar tus proyectos de futuro. Tener que, además de afrontar una pérdida, rehacer tu vida.
Evidentemente hay familias que no necesitan esto, ya que se encuentran bien respaldadas económicamente.
El seguro de vida es una de las opciones que tenemos para proteger a nuestra familia contra un apuro financiero y que además nos proporcionará una tranquilidad adicional en el día a día sabiéndonos respaldados ante hechos desagradables que nos puedan sobrevenir y que no son tan infrecuentes. Aunque lo mejor sería no perder a nadie y no tener que afrontar tal situación, es importante vivir con la seguridad de que vamos a tener los medios necesarios para seguir con nuestra vida adelante. 

Marina Rosa González. 1º bachillerato B.


















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