Pablo Hidalgo (La avaricia rompe el saco)




LA AVARICIA ROMPE EL SACO

Era el día 9 de julio de 1962, un día típico de verano como otro cualquiera, pero de lo que quiero hablaros no es de ese día sino de la persona que nació aquel día.
Esta persona nació en Nueva York, de una familia judía en la que sus padres se llamaban Leah y Max. Actualmente es muy conocida en nuestras vidas, seguramente tenemos algún familiar u amigo que quiera ser como él.
Estudió y se graduó en Biología por la American University, también, asistió brevemente a la Baltimore College of Dental Surgery pero la abandonó cuando el decano de la misma le expreso: “La edad de oro de la odontología ha terminado. Si usted está aquí simplemente para intentar hacerse rico, está en el lugar equivocado”.
Era un apasionado de las finanzas, por lo que culminando su pasión en este mundo ingresó en la empresa LF Rothschild en 1987, pero más tarde esta quebró.
Tras la quiebra de la anterior empresa, ingresó en otra empresa en la que en un año se hizo con el control de esta, Stratton Oakmont, una de las agencias de corredores más importantes del mundo. Era un lugar en la que su misión, como él decía,  era vender basura a basureros.
Esta persona se caracterizaba por ser un adicto a las mujeres de compañía y a las drogas y montar fiestas descomunales en la misma oficina de la compañía, además, también entró en la historia por comprarse uno de los yates más lujosos del mundo que “robo” a Coco Chanel, luego lo naufragó en la costa de Cerdeña.
Me imagino que ya todos sabéis quien es esta persona. Aún así seguire explicando sus “hazañas”.
En sus mejores momentos, cuando era el amo del corral de Wall Street,  presumía de ganar más de 50 millones de dólares al año. Había días que era capaz de conseguir embolsarse algo más de 12 millones de dólares en tres minutos, ganaba tanto dinero, que la mafia le colocó observadores para que aprendieran como era posible ganar tanto dinero en tan poco tiempo.
Pero esto tuvo consecuencias, ya que se dio tanto a conocer que llamó la atención del FBI, esos a los que el día que les conoció fue capaz de despachar tirándoles billetes. Más tarde, lógicamente, fue imputado en 1998 por estafa y blanqueo de dinero.
Jordan Belfort o también conocido como El Lobo de Wall Street, era una persona que tenía una mente privilegiada, cometió errores que cualquier otra persona que está en ese mundo de presión y codicias hubiera cometido, errores que te hacen perder la cabeza por momentos. Belfort reconoció que siempre quería la mejor casa, el mejor coche y la rubia más despampanante, en conclusión, quería lo mejor y cuanto más llamativo era mejor que mejor. Pero todos aquellos excesos lo termino pagando, y aunque no es pobre ni mucho menos, se tuvo que adaptar a su nueva vida. Actualmente vive en un modesto piso en Los Ángeles y lo único que guarda de aquellos años, esplendidos de despilfarro, es su reloj Bulgari y un cuadro que tenía colocado en su habitación del yate.
La moraleja de esta historia que os he contado, es que al igual que una persona puede subir muy rápidamente también puede bajar, a Belfort le afecto la droga más importante y adictiva que puede haber, el dinero. Pero creo que si nos tuviéramos que quedar con algo de él, para aprenderlo, sería la forma en la que era capaz de crear una necesidad a una persona que realmente no tenía esa necesidad, esas ganas de llegar a su meta finalmente.

 

Pablo Hidalgo Gacimartín. 1ªA Bachillerato.                                                                            




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