TATIANA
Tatiana,
Tatiana, Tatiana...
Me
encuentro tumbado en el húmedo césped, boca arriba, contemplando la
estrellada noche que se cierne sobre mí poco a poco, y lo único que se me viene
a la mente en este momento, es aquel maldito nombre, que tras dos meses
sin oírlo, aún sigue persiguiéndome, intentado persuadirme para volver a ser
pronunciado por mis labios, pero no, esta vez es diferente, esta vez no
ocurrirá, aquel nombre saldrá por fin de mi vida y por ello estoy aquí tumbado
en el parque en el que una vez su nombre y el mío estaban dibujados en el mismo
corazón.
Entonces
el sonido del timbre de una bicicleta nubla mi mente, y con esto se disipa el
hilo de mis ya no tan coherentes pensamientos. No me levanto, no me incorporo,
ni si quiera me giro para ver de dónde proviene aquel sonido, no lo hago porque
ya lo sé. Luego una calma me inunda completamente y se que ya no estoy tan
solo, aunque también se que el libro que sostengo entre mis brazos es lo último
que me queda y que quizá no esté tan dispuesto a dejarlo ir como pensaba, por
eso lo aprieto fuertemente contra mi pecho, y es como si aún pudiera oírla.
-
Déjala ir, no hay nada que puedas hacer ya, John.
Entonces
esa voz rompe toda ilusión que aún quedara, y descubro de nuevo el vacío que
hay en mí, me siento confuso y entonces no sé qué hacer, ¿me enfado? En
realidad no puedo hacerlo, porque no siento absolutamente nada más que eso,
nada. Ahí es cuando echo a llorar, creo que por frustración, o quizá porque la
echo de menos, no lo sé, ya no sé nada, pero tampoco importa.
-
Vamos, tienes que volver a casa, estar aquí no ayuda , ¿no crees?
La
miro, y veo esos grandes ojos aguamarina que brillan por la luz de la luna, son
iguales que los de ella, así que sigo mirándola, su larga melena algo
ondulada cae hasta su cintura, no es el mismo rubio, pero si parecido, es casi
blanco y se agita con la suave corriente de aire que sopla ahora. No hace frío,
pero lleva un vestido corto de flores con una camisa vaquera y unos calcetines
altos hasta las rodillas, como solía llevar ella.
Pero
hay un problema, y es que no es ella.
Lo
intenté por un tiempo, intenté pensar que era ella de nuevo, que había vuelto
por mí, pero me equivocaba como tantas otras veces lo había hecho, ella nunca
volvería a mirarme con aquellos ojos, nunca volvería a cantar o a bailar para
mí, ella simplemente... nunca volvería. Y era por eso que aquel libro era tan
valioso, porque era el primer y a la vez último recuerdo que tenía, así que
sonreí.
-
¿Sabes cómo nos conocimos, Lucy?
Me
miró como solo su hermana solía hacerlo, y no supe cómo reaccionar,creo que lo
notó y por eso apartó la mirada, así que solo seguí mirándola esperando por una
respuesta, y tras unos minutos robando la vista que solo yo había tenido antes
de que ella llegara, volvió de nuevo sus ojos ahora llorosos a mí y me dedicó
una triste sonrisa.
- No,
no lo sé, pero creo que vas a contármela, así que no intentaré adivinarlo, ella
era muy...impredecible, ya lo sabes.
- Te
contaré como llegué a enamorarme de ella, como fue lo mejor y lo peor a la vez
que me ha pasado en la vida, te contaré cómo conocí a Tatiana.
Fue
en este mismo parque, yo solía pasear por aquí y pensar en mis cosas, me
inspiraba mucho a la hora de dibujar la paz de este lugar, y entonces escuché
gritos, era algo tan inusual en aquel sitio que decidí comprobar de dónde
venía. Aquello me llevó a un chico algo más mayor que yo, de unos veinte años,
hablaba por teléfono a gritos insultando a quién sabe quién y tenía un gesto
serio y enfadado, en la otra mano llevaba un libro rojo no muy gordo, y lo
sostenía con fuerza.
Entonces
el sonido del móvil golpeando el suelo levantó mi vista de aquel libro y se
dirigió de nuevo al joven que ahora me miraba y venía en mi dirección, se veía
dolido y aguantaba las lágrimas que luchaban por salir, aún así me miró y me
tendió el libro.
-
Por favor dáselo a Tatiana, ella lo reconocerá y vendrá a por él, espera aquí
hasta que venga, yo no puedo soportar volver a verla, así que hazme el favor.
-
Claro, lo haré, pero ¿podría saberse porqué no se lo das tú mismo?
-
Es una mentirosa, no la conozcas o acabarás igual que todos.
-
Mmm, creo que...gracias.
Entonces
miró una última vez detrás de mí y salió corriendo murmurando un último adiós,
así que miré el libro por un momento y la carátula no era la propia
de uno, sino la de una agenda, fui a abrirlo cuando unas manos se
cernieron posesivamente sobre él y lo cerraron antes de que pudiera leer nada.
-
¿Sabes que es de mala eduación leer algo que no es tuyo?
-
Yo... - fui a contestar cuando la vi y me quedé sin palabras. Aquella chica era
tan impresionante que me había hecho perder la cabeza por un instante. Lo más
alucinante eran sus ojos, eran tan bonitos y a la vez estaban tan tristes y
vacíos, que su belleza era de una manera extraña en la que no veía nada más en
todo el parque que a ella.
-
Tú... vas a dejar de mirarme así ya, gracias.
No
puedo evitarlo, fui a contestar, cuando decidí que con el carácter que tenía no
ganaría nada con ello. Me di cuenta entonces de lo que me había dicho aquel
chico y di media vuelta en sentido contrario al de Tatiana, quería evitar
problemas, como me había recomendado, y entonces su voz angustiada me llamó.
-Chico,
espera, ¿qué es lo que te ha dicho Luke de mí?
-
Oh...nada, yo tengo que irme lo siento.
-
Vale, esperaré tu llamada.
Entonces
salió corriendo sin decir nada más, y pensé que ni si quiera me había dado su
número. Horas después averigüé que lo había metido en mi chaqueta, y decidí
llamar, hablamos durante horas y horas, y no lograba comprender porqué aquel
chico salía tan mal parado por haberla conocido, no lo comprendía entonces
claro. Tras esa llamada, quedamos al día siguiente, y al siguiente, y así otros
muchos, siempre con aquella mirada que no lograba descifrar, era todo un
misterio, y eso no era precisamente bueno, costaba trabajo descifrarla, y a
medida que creía conocerla me costaba aún más entenderla, con su extraña
actitud, protectora de su agenda y sonriente solo en ocasiones tristes, a veces
incluso se marchaba de repente alarmada por quien sabe que sin decir nada. Fue
en uno de esos días en los que corría sin avisar fuera de mi casa y dejaba
su agenda sin darse cuenta, lo hizo el tiempo suficiente para que yo pudiera
abrirla.
Había
páginas y páginas cubiertas con nombres de hombres, todos tachados excepto uno
al final de una de las últimas páginas: John. Ese era mi nombre, justo debajo
del de Luke. Levanté la cabeza un momento intentando pensar qué era todo
aquello, y luego volví a la agenda, había un pequeño papel dentro de un sobre
al final de la agenda con un montón de direcciones, pero la mía no se
encontraba entre ellas, solo se leía un nombre: Lucy y el que debía de ser su
número de teléfono, lo apunté corriendo en mi móvil y volví a guardarlo justo
cuando sonó el timbre y una muy histérica Tatiana me quitaba la agenda de las
manos con el rimmel corrido por toda la cara, luego se fue.
Y
creo que ya sabes el resto de la historia.
Se
fue y no volvió nunca, ella era mi todo y después de que se fuera yo ya no era
nada.
Ni
si quiera podía intentar recuperarla como Luke, porque esta vez si que se había
ido de verdad, y yo...estaba enamorado de ella.
Creo
que ahí fue cuando las lágrimas caían sin parar, y mi cabeza descansaba ahora
en el regazo de Lucy que me susurraba que todo estaría bien, como llevaba dos
meses haciendo.
-
Sabes que no fue tu culpa, a veces las personas nos hacen sentir especiales,
nos hacen creer que solo nosotros existimos para ellos, y cuando se cansan
simplemente se van, sin explicación alguna y buscan otra persona a la
que contar la misma historia, Tatiana es solo una chica a la que rompieron el corazón
hace tiempo, es una más en la lista de otra persona, por eso escribió la suya
propia.
- No
me culpo por ello, solo busco la forma de olvidarme de ella.
-
¿Sabes? Hay una cita que me gusta mucho, que dice : el infierno no existe
porque todos los demonios están aquí, bien John, si todos están aquí, ¿porqué
no lidiar con ellos? Tatiana tenía los suyos propios y lidiaba con ellos... a
su manera. Pero, ahora ella se ha ido como muchas otras personas que
amamos lo hacen, pero no por eso debe acabarse tu mundo, tienes que seguir
adelante, por ella, por ti, porqué no por mí también, busca el lado bueno de
las cosas, eres pintor, ¿no se te ocurre nada que sacar de esto?
Pensé
en todo lo que había sentido con ella, y todo lo que no sentía ahora y decidí
mezclarlo , decidí darme una oportunidad, empezar de cero , innovar, cambiar,
mejorar, pero sobre todo continuar, porque todos nos merecemos segundas
oportunidades y nuevos comienzos, y por qué no, ese podía ser el mío, así que
aflojé el agarre del libro y lo dejé caer para seguidamente mirar a Lucy y a
sus ojos llenos de algo que Tatiana nunca había tenido: esperanza e ilusión ,
entonces la besé.
Comentarios
Publicar un comentario