2
de agosto de 1914
Querido Charles;
Supongo que estarás
en el barco de camino a Francia mientras lees esta carta. Aun no te has ido y
sin embargo ya te echo de menos. Entiendo que te sientas tan unido a nuestra
amada Inglaterra y sin duda, vas a ser el más valiente de los soldados. Aunque
yo no voy a mentirte, me da tanta pena que te vayas ahora que las cosas nos
empezaban a ir tan bien, ahora que comenzábamos a recoger el fruto de tu
esfuerzo.
Hay algo además que
no te he dicho todavía, ya que se que de haberlo sabido te habría costado
demasiado irte, y la elección ya está hecha, no se puede volver atrás en el
tiempo para cambiar nuestras decisiones. Estoy esperando un niño, Charles.
Nuestro primer hijo.
Yo te prometo, que
desde ahora y hasta que vuelvas, cuidaré a nuestro bebé por los dos. Se llamará
como tu elijas y te estaremos esperando ansiosos en casa. Igual que tus
compañeros ingenieros y tu querido Londres.
Espero que me respondas
pronto cariño.
Tuya, Lucy.
10
de agosto de 1914
Querida Lucy;
No he podido evitar
que se me saltaran las lágrimas al leer sobre el pequeño que viene en camino.
Ojalá hubiera podido quedarme en casa cuidándoos, lo cual es mi obligación por
encima de cualquier otra cosa. Pero como bien dices, no se puede volver atrás
en el tiempo y ahora hay que lidiar con las consecuencias. No dudo en que
estaréis a salvo. Yo volveré a casa tan pronto como me sea posible.
He estado pensando
sobre el nombre del bebé. Me gusta el nombre de Alexandra para una niña y ¿qué
opinas sobre Edward si es un varón?
Por lo demás, ya
hemos llegado al territorio alemán de Alsacia, aunque por aquí no parece haber
demasiado movimiento todavía. Mis compañeros son buenas gentes, tanto los franceses
como los nuestros. Seguiré escribiéndote.
Tuyo, Charles.
12
de diciembre de 1914
Querido Charles;
Las cosas por aquí
están empezando a cambiar. La gente por las calles se atemoriza después de
todas las bajas ocurridas en Marne. Aunque por otro lado, la pequeña victoria
llena de orgullo a nuestra patria.
Vivo con miedo de
que te ocurra algo y rezo más veces al día que las horas que hay en una semana.
La navidad se acerca y no está presente el ambiente que suele haber. Sigue
habiendo mujeres corriendo por las calles para hacer las últimas compras
navideñas, pero las bolsas no están tan llenas. Cada vez hay más gente que pasa
hambre y el entusiasmo del principio se consume con rapidez. Yo afortunadamente
tengo para comer, y estoy feliz de tener un lugar caliente donde dormir, pero
me faltas tú. Me siento tan sola. De todas formas, el bebé que llevo dentro
crece y no debe quedar mucho para que nazca.
Pasa una feliz
navidad. Te quiero.
Tuya, Lucy.
25
de diciembre de 1914
Mi pequeña Lucy. La
navidad no es la misma sin ti. Por aquí se respira temor. Tanto nuestros ojos
como los de los enemigos transmiten soledad y miedo. Ahora nos situamos en el
borde de las fronteras francesas y, aunque parezca difícil de creer, hemos
pactado con nuestros aliados en hacer una pequeña tregua durante estos días de
fiestas. Esta mañana hemos jugado un partido de fútbol, el resultado ha sido
3-2 a nuestro favor. Desafortunadamente las cosas volverán a la normalidad en
año nuevo.
Cuídate, vida mía.
Tuyo, Charles.
18
de marzo de 1916
Charles, amor mío. Ojalá
las cosas fueran diferentes pero mentirte sería injusto. Las cosas por aquí nos
empiezan a ir mal. El alimento nos falta a Alexandra y a mi, por ello, he
empezado a trabajar en un modesto puesto en la fábrica de telares. La niña está
bien, está empezando a gatear aunque todavía es pronto para que hable. Tiene
tus preciosos ojos azules y no puedo evitan pensar en ti cada vez que los miro.
Le hablo de lo valiente que es su padre que está luchando en la guerra, que
está haciéndole un favor a nuestro país y que es un ejemplo para todos.
Ya me he enterado
por las vecinas que ahora estáis situados en Verdún. Necesito que seas
precavido, no puedo dormir tranquila sabiendo que una batalla como la de
trincheras puede volver a suceder. Tuviste suerte de salir ileso, y después de
haber sobrevivido a eso, sabes que tienes que volver a casa.
Te esperamos con
mucha ansia. Te quiero más que a nadie.
Tuya, Lucy.
1
de julio de 1916
Querida Lucy;
Siento oir que
tengas que trabajar para salir adelante, Se me cae la cara de vergüenza de tan
solo de pensar que mi mujer y mi preciosa hija están ahora tan desoladas. He
pedido un permiso para volver a casa y puede que me lo concedan en unas cuantas
semanas, cuando acabe la ofensiva que acaba de empezar en Somme.
Estate tranquila por
mi, ni la guerra de trincheras, ni Verdún han podido conmigo. Mi sueño de
volver a verte va a hacerse realidad.
Te quiero, nunca lo
dudes.
Tuyo, Charles.
15
de agosto de 1930
Querido papá;
No te conozco y sin
embargo se más de ti incluso que tú mismo. Desde que te fuiste para siempre las
cosas no han mejorado. El ambiente de muerte, hambre y desilusión sigue
inundando las calles aun cuando la guerra acabó hace ya muchos años.
Mamá también murió.
La pena acabó con ella. Seguramente tú dabas todo sentido a su vida, y contigo,
te llevaste su alma.
Tuviste suerte de
tenerla, era una gran mujer. Aunque apenas la recuerdo. Vivo con la tía Maggie
desde que ella se marchó y las cosas nos van mejor que a otros. Ya he cumplido
quince años y trabajo desde los trece en la misma fábrica en la que mamá trabajaba
. La tía Maggie me dice que soy afortunada de haber podido ir a la escuela, ya
que no era pública en sus tiempos de juventud.
Siempre te recordaré
con la valentía y el honor con el que mamá te solía describir, yo soy tan
fuerte como tú, ya no tengo miedo a nada.
Tuya, Alexandra.
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