Patrizia Mulchi (El enigma del Puzzle)



EL ENIGMA DEL PUZZLE


Esa mujer me ha vuelto a despertar. Me quito el antifaz y observo como efectivamente, la azafata está sirviendo comida otra vez, así que supongo que no podré llegar a dormirme más de tres horas seguidas. Además, la situación en la que me encuentro no es la más cómoda del mundo que se diga, estoy rodeada y presionada por dos personas que no son precisamente muy delgadas y de poco tamaño… La mujer de mi izquierda se ha apoyado en mi hombro al no encontrar otro sitio para dormir, y el hombre de mi derecha, en fin… no ha parado de roncar desde que despegó el avión a un volumen estruendoso. Aún así, dejo de lado estas pequeñas pegas e incomodidades del avión y esbozo una gran sonrisa al imaginarme el maravilloso viaje que voy a tener y la intriga de cómo será el destino al que voy a visitar: cómo será la ciudad, la cultura del país, las personas a las que tendré la oportunidad de conocer, las costumbres de sus ciudadanos, su forma de interactuar, el tiempo que hará, y el sonido del idioma al que escucharé detenidamente, para no perderme esa melodía verbal que salen de su voz al escuchar cada sonido, pronunciación y entonación del hablante. También aprenderé palabras nuevas ya que me encanta poder imitarles y pasarme como uno de ellos, alguien que pertenece a ese país, da igual cual ¿es de locos verdad? Supongo que estos pensamientos que corren por mi cabeza se suman a las causas por las que ya no voy a poder dormir en el avión hasta que llegue a mi destino. Pero en realidad me da igual, esa sensación de poder imaginarme y preguntarme cómo será el día de mañana, aunque sea por un mínimo instante y también por el viaje que me espera, sea cual y como sea, siempre sabré que  merecerá la pena. Viajar cambia a las personas. La persona que vuelve de un viaje no es la misma persona que se fue. El lugar al que uno viaja, aporta siempre algo positivo en su vida.  El otro día estuve escribiendo en mi diario: Querido diario, me encanta la persona que soy cuando viajo. Cuando voy a un sitio que me agrada, me siento realmente feliz, casi completa. Hace que pueda ser yo misma, me da seguridad, hace que no pueda parar de sonreír.  Y ahora que tengo todo el tiempo del mundo en este avión hasta llegar a mi destino, sabiendo que no voy a poder dormir y al mismo tiempo tapándome con una manta por el frío que corre por los pasillos, pienso sobre este pequeño comentario de mi diario. La verdad es que sí, lo habéis escuchado bien, no puedo parar de sonreír. Esto parece algo tan fácil, pero es un gesto que si es real, no es tan sencillo sacarlo de tu interior. Parece egoísta pensar cómo esa sonrisa no se dibuja en la cara de una persona que lo tiene prácticamente todo, y luego ves a otras personas del Tercer mundo por ejemplo, que tienen dibujadas las sonrisas más amplias y bonitas que he visto en mi vida, cuando ellos por el contrario no tienen prácticamente nada y nosotros todo. Sin embargo, parece que algunas situaciones en nuestras vidas que se salen un poco del camino ya nos hunden y nos engullen hasta esconder esa sonrisa que podríamos sacar, si no dejásemos que esa presión y dificultades que nos presenta la vida, nos ganasen. Pero, dejando esta pequeña reflexión a un lado, el hecho de viajar hace aliviar estas situaciones de presión, no deja que tenga ni un momento de aburrimiento, ya que siempre estaré aprendiendo cosas nuevas e interesantes , un nuevo trocito del mundo que podré llegar a descubrir. Espera un momento, la mujer de mi izquierda y el hombre de mi derecha se han despertado. Resulta que están manteniendo una conversación, al parecer desde hace rato. Lo único que he podido entender es una frase. Bueno más bien, una pregunta que le ha hecho el hombre a la mujer de mi izquierda. Una pregunta que está inquietando a esa señora, y que hace que tenga que mirar fijamente al conducto de ventilación de la parte superior del techo. La pregunta es: ¿Cuál es uno de los objetivos más importantes en su vida para poder ser feliz? Parece que esa pregunta no solo hace reflexionar a la señora, si no que de un modo u otro, recae en mi pensamiento, en lo más profundo de mi mente. Inmediatamente miro a la ventana, ya ha amanecido y el cielo tiene un color rosa con tonos naranjas, es realmente maravilloso. Me fijo detenidamente en la luz que atraviesa la ventana y que llega al respaldo delantero de mi asiento. Y entonces me digo: uno de los objetivos en mi vida para ser feliz? Viajar. Pero viajar no solo al lugar más cercano que puedes tener al alcance, si no viajar a aquel más lejano, para poder conocerse a uno mismo, y completar todas las piezas de puzle para tener una visión de toda esa maqueta completada, la satisfacción de haber cumplido el objetivo de haber completado cada uno de esas piezas, porque es una nueva experiencia y porque no solo está completado el puzle, si no también uno mismo.

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