Carlos Baraibar (Videojuegos como trabajo)



VIDEOJUEGOS COMO TRABAJO
Hola, me llamo Alexander y  os voy a contar mi historia,

Nací hace 25 años en un poblado de Rusia, por la zona de Siberia en el seno de una familia humilde de clase trabajadora. Tengo un hermano mayor llamado Vladislav, al  que le apasionaban los videojuegos. Por aquel entonces, no tenía especial interés en ellos, la única relación que tenía con los videojuegos era que durante mi infancia, solamente veía  jugar a mi hermano durante horas, era lo único que me gustaba hacer. 

Un día durante el recreo del instituto, como hacía siempre, me reunía con mi grupo de amigos para charlar un rato. Jamás olvidaré aquellos cortos 25 minutos. Al principio del recreo comentábamos algo que nos hubiese ocurrido en clase o alguna anécdota del profesor, hasta que de repente mi amigo y a día de hoy compañero de trabajo Egor, dijo: ¿habéis oído hablar de un juego que se llama Dota? Todos nos quedamos sorprendidos ya que nunca habíamos  oído hablar de ese juego en nuestra vida. Según nos iba diciendo Egor consistía en un juego multijugador on-line en el que dos equipos luchan. Tanto nos gustó oir hablar de ese juego que decidimos quedar el viernes en el cyber café del pueblo a probarlo.

Ese viernes, después de las clases fuimos rápidamente a aquel novedoso lugar en el que podíamos conectarnos a internet  a cambio de unos rublos por hora. Era el único sitio de la comarca en el que había más ordenadores juntos con conexión a internet en un espacio de unos 90 metros cuadrados.

Cada uno instaló el juego en su ordenador del cyber y rápidamente nos pusimos a jugar. Lo primero que nada más abrir el juego vi, fue una pantalla súper colorida y brillante, con monstruos, hechizos, animales mitológicos en el fondo; todo aquello acompasado con una música con un ritmo un tanto épico que lo primero que te venía a la cabeza cuando escuchabas eso era una sensación de profunda emoción.

Rápidamente buscamos partida los cinco, formando un equipo y no tardó mucho en encontrarnos a otras cinco personas para jugar… después de esa partida en la que perdimos pero que nos lo pasamos tan bien como si hubiésemos ganado, nos dieron ganas de aprender a jugar, practicar, entrenar y todo eso que haces para ser bueno en algo que te apasiona.

Empezamos a jugar todos los viernes, pero se nos quedaba tan corto que decidimos ir al cyber todos los días del fin de semana. Así pasaron los meses hasta que vimos que estábamos mejorando como equipo y  nos metimos en nuestra rutina el ir a aquel cerrado, lumínico y silencioso lugar cada día de diario.

Los años iban pasando pero a nosotros nos seguía gustando el juego como el primer día. Hasta que un día, en el apartado de nuevas tecnologías del periódico local dedicaron un apartado a nuestro juego, en el que hacía publicidad de un torneo que se iba a celebrar entre varios equipos de diferentes regiones de Rusia… lo que más me llamó la atención  es que hubiese tantos frikis como nosotros que jugasen tanto a ese juego y  que compitiesen… el equipo ganador se llevaría un premio en metálico equivalente a unos 50 dólares… sin dudarlo, nos apuntamos los 5, a ver qué pasaba.

Aquel día, fue el comienzo de todo… cogimos un autobús, rumbo a la ciudad en la que se celebraba ese evento. Durante el camino, seguía reflexionando sobre aquello, estaba profundamente impresionado. Llegamos al lugar y pasamos allí todo el día, ganamos la competición así que el esfuerzo no fue en vano…

Desde ese día, empezamos a participar en todos los eventos de este tipo tanto regionales, nacionales. Hasta que un día dimos el gran salto y participamos en una internacional a día de hoy, mucha gente de otros países nos apoya. Creo que tenemos hasta un club de fans que nos hace donaciones periódicamente. Dejamos de estudiar para dedicarnos plenamente a esto pero hoy a veces me arrepiento de haber tomado esta decisión que me llevaría a una vida de una aparente soledad y monotonía a cambio de vivir de lo que hoy llaman “e-sports”. No me imagino vivir de esto con 45 años.

Yo sinceramente, lo llamo pasarlo bien con amigos.


Carlos Baráibar García 1ºB, noviembre 2015

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