Javier de la LLama (La ceguera del amor)



La ceguera del amor

Nos conocimos en septiembre del 2013, cuando yo empezaba primero de bachillerato y él segundo de carrera. Nos presentaron unos amigos comunes y pronto empezamos a salir. Debido a nuestra diferencia de edad, siempre me sentía cuidada y protegida. Estábamos muy enamorados y disfrutábamos haciendo planes solos, tanto, que perdí el contacto con mis amigas. Mi mundo era él y cada vez se hacía más pequeño.

Después de varios meses saliendo, empecé a sentir que me vigilaba, que leía mis mensajes en el móvil y en el ordenador, que preguntaba insistentemente por los detalles de mi día… Yo no le daba importancia y lo achacaba a su continua preocupación y atención por mí.

Sin embargo, mis amigas y mi familia veían cierta obsesión en su comportamiento. Me recomendaban alejarme de él pero esto supuso muchas discusiones y distanciamiento con ellos. Yo le quería y estaba cegada de amor.

El verano del año siguiente, las cosas se torcieron. Nos fuimos juntos de vacaciones con dos de sus mejores amigos a los que les gustaba beber y salir hasta tarde.

Una noche, estando yo en el apartamento, él llego borracho y celoso. Me acusó de haber tonteado con sus amigos y me obligó a decirle que solo le quería a él al tiempo que me agarraba con fuerza. Esta vez lo dejé pasar, le perdoné justificando su embriaguez.

Sin embargo, situaciones violentas empezaron a repetirse a diario. Su obsesión por controlar cada movimiento que yo hacía aumentaba y por primera vez sentí miedo. Me planteé denunciar en varias ocasiones pero me echaba atrás porque le seguía queriendo y no quería que ingresara en prisión.

Dos meses después, tras varios incidentes más, fui a cenar con una amiga. Al salir del restaurante, me estaba esperando en su coche. Subí, con idea de agradecerle que me hubiera venido a buscar; pero no me dio opción. Me insultó; estaba fuera de sí. Me puso un cuchillo en el cuello diciendo que no podía salir con nadie sin su permiso y seguidamente, me amenazó de muerte.

Mi amiga lo vio todo desde su coche. Fue lo que me salvó de vivir aislada y sometida. Subí a su coche y fuimos directas a comisaría. Actualmente, este indeseable tiene una orden de alejamiento hacia mi persona.

Ha pasado un año y miedo desde que volví a nacer, que volví a vivir, que volví a ser yo. Yo pensaba que estaba enamorada cuando lo que estaba era anulada. No era capaz de ver lo que estaba pasando ni escuchar a los que me querían de verdad. Yo podría haber sido una de las sesenta y cuatro víctimas por violencia de género del año 2015.

Con este testimonio no pretendo asustaros, sólo haceros ver lo importante que es denunciar en cuanto os sintáis acosadas psicológica o físicamente. El continuo chequeo del teléfono, las llamadas continuas… son síntomas tan claros como la violencia física.

No os dejéis humillar, no permitáis que anulen vuestra personalidad, sed valientes para contar a vuestras familias y amigos ese tipo de comportamientos extraños, no sintáis vergüenza por ello. Denunciad y no tengáis miedo.






Javier de la Llama Lozano 1ºA nº12

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