Todo
puede tener otra vida
Si estáis escuchando
esta historia es que mi vida ya ha llegado a su fin. Ahora mismo puedo estar en
el suelo, en una papelera o incluso lo que es peor en el mar, navegando solo,
sin rumbo a la espera de descomponerme o de que algún animal me devore.
Para entender el final
hay que empezar por el principio. Todo empieza con un montón de pequeñas
perdigones de polietileno, luego se junta, se pliega y se dobla. Más tarde
viene el moldeado, el paso clave en todo este proceso, a unos los hacen más
grandes y con más capacidad, a otros más pequeños, a otros más finos, a otros más
gruesos, a unos largos, a otros cortos, cada uno de nosotros es y tiene una
función diferente, aunque la mayoría como yo sirve para llevar cosas.
Al hacernos, nos
empaquetaron y nos enviaron en un camión a un lugar desconocido. Nos situaron
en una especie de caja, a la espera de ser usados. Al lado nuestro había una
señora que iba pasando diferentes productos, por una especie de lector que no
dejaba de pitar cada vez que pasaba algún objeto.
Los objetos eran de
diferentes tamaños, colores, texturas, olores…Pero cuando la señora dejaba de
pasar cosas siempre decía la misma frase:
“Quiere una, solo
cuesta 0,9€”
Había gente que decía
que no, que ya tenía las suyas propias, pero había otra que decía que sí,
entonces nos sacaba al azar de la caja y empezaba a meter cosas en nuestro
interior, y luego se iba, nadie volvía a saber nada de aquel hermano
desaparecido.
Una mañana llego mi
turno, el extraño hombre me compro por 0,9€ y empezó a introducir cosas en mi
interior, luego me levanto y salió a la calle, note el frio en mi cuerpo
desnudo. Aquel hombre no me gustaba, tenía las manos feas y le sudaban
continuamente, además me iba dando con todo lo que se ponía a su alrededor: una
farola, un buzón, una pared….
Al llegar me dejo en el
suelo, quito las cosas de mi interior, me hizo una bola y me lanzo a una
especie de cubo con las paredes amarillas.
Allí había todo tipo de
gente como yo, unos más jóvenes y otros más
viejos, además podíamos escuchar hablar a gente alta de cristal que nos contó
que nos iban a llevar a un lugar donde nos darían una nueva vida y volveríamos
a nacer. Yo estaba ilusionado con cambiar de vida ya que esta no me gustaba.
Pero tuve que esperar
varias semanas en la que no paraban de entrar gente nueva hasta que ya no cabía
mas y entonces el señor nos cogió a todos y nos llevó a un cubo gigante, pero
por el camino, un viento me arranco de la bolsa y volé hasta parar en la acera
de enfrente, entonces un niño me llevo a su casa y me metió en una especie de
caja con agua, tiro de una anilla y un remolino de agua me arrastro, me maree y
perdí el conocimiento.
Ignoro cuantos días
llevaba vagando por el agua pero de repente una noche me desperté. Estaba solo,
ante un inmenso mar. Me agarre a un pez que me llevo hasta una especie de isla
donde había gente como yo que no servía ya para nada y tenía que esperar allí
mi muerte.
Y estoy aquí, junto con
mis hermanos esperando mi descomposición ya que no hemos tenido la suerte de
sufrir el proceso que llaman reciclaje.
Comentarios
Publicar un comentario