Me
sentía bien
Hola me llamo Luis
tengo 22 años y actualmente vivo en Madrid con mi hermano, él está estudiando
medicina para trabajar de psiquiatra y así ayudar a personas con problemas,
pero eso no importa, no estoy aquí para hablar de los logros de mi hermano,
estoy para hablar de mí, de mi historia, esta comienza en 2010 cuando tenía 16
años. Iba a un colegio normal, en Alicante, ahí es donde nací, era el mediano
de tres hermanos, nunca me falto nada, ni me falta, mis padres tenían una
farmacia cerca de nuestra casa, por lo que pasaba el mayor tiempo con mis
hermanos Antonio y Jesús.
Siempre fui un niño
tímido nunca destaqué por nada, bueno si, por mi poca facilidad de hacer
amigos, pero no necesitaba más que Miguel y Carlos, eran mis amigos de toda la
vida me sentía totalmente cómodo con ellos, recuerdo que solíamos ir a jugar al
futbol a la casa de Carlos porque su madre hacia unos bocatas riquísimos…en fin
podría estar contándoos miles de anécdotas que jamás olvidaré, pero ese no es
el tema. Como iba diciendo, Miguel y Carlos nunca me juzgaban, Miguel era el
“chico guay” tenía miles de amigos, todo el mundo lo quería cerca y parecía que
tenía todo controlado, Carlos era “el gracioso” siempre estaba de cachondeo,
siempre te sacaba una risa con cualquier coña tonta. Pese a todas nuestras
diferencias siempre se portaron bien conmigo, creo que mantenía su amistad por
lo mucho que les admiraba, en el fondo yo quería ser como ellos, sentirme
querido por la gente de esa manera.
Mis notas en el colegio
eran normales ni muy buenas ni muy malas, digamos que simples, en esa época
recuerdo que quería ser biólogo me encantaban los animales y la verdad es que
disfrutaba con las clases de biología, aunque a mis amigos les dijera que no.
Simple, exacto, así era mi vida simple…nadie me envidiaba, nadie quería
acercarse a mí, no resultaba atractivo para los demás…era uno más.
Cuando volvimos del
verano de 2010, Carlos y Miguel seguían quedando conmigo, pero ya no era lo
mismo, Carlos había conocido a una chica y Miguel salía con sus vecinos, sin
duda seguían siendo mis amigos, pero en ese momento me sentí solo.
Cuanto más solo me
sentía más lento pasaba el tiempo. Un día al salir de clase escuche dos voces
decir mi nombre, era una chica pelirroja vestida de negro y el chico que la
acompañaba parecía mayor, jamás les había visto en el colegio. María y Pedro,
así se llamaban o eso es lo que decían.
María y Pedro fueron
mis nuevos Carlos y Miguel, estaba constantemente con ellos, Pedro era rebelde
y poco cercano, su mirada no era limpia y María era salvaje, pero era manejada
por Pedro cosa que no me gustaba. En esa época me sentía bien, mis dos nuevos
amigos eran estupendos, me hacían sentir valioso, protegido y lo más importante
querido. No volví a sentirme solo.
Pasaban los meses, y
Carlos y Miguel estaban fuera de mi vida, ahora lo único que me importaba era
no cagarla con Pedro y María. Poco a poco, fui siendo absorbido por ellos,
hacía y soltaba todo lo que me decían, al principio fueron cosas poco
importantes como “no hagas los deberes, es de pringados” o “tus padres son unos
viejos que no te comprenden” o “Ir al colegio es un rollo, sáltatelo” y yo por desgracia me lo creía y les hacía
caso.
12 de Febrero de 2011,
cómo no olvidarlo, este fue el día en el que se me fue de las manos. Recuerdo
que como todos los días antes de llegar a casa, pasaba cerca de una tienda de
alimentos, María y Pedro, desde hacía unos días, se quedaban parados enfrente
de la puerta, pero yo seguía caminando ¿Por qué no lo hice ese día también? No
lo sé. “¿No tienes hambre Luis? Esos bollos tienen buena pinta…que pena, no
tienes dinero, podrías robarlo, nadie te va a pillar” eso fue lo que me dijo
María, ni una palabra más, ni una menos, eso fue todo…. ¿a qué no sabéis que
hice? Abrí la puerta, me acerqué al bollo, y lo cogí, así de simple. Pero esto
no acaba aquí, cuando me quise dar cuenta el hombre de la tienda estaba
llamando a mi madre.
Dos semanas sin salir,
ese fue mi castigo, pero no me importaba María y Pedro se colaban en mi casa
cuando les apetecía. La relación con mi familia se enfrió, ya nada era lo
mismo, ya no cuidaba a mi hermano pequeño, ya no iba al futbol con mi
padre…pero no me importaba, “total no me comprendían”.
El 5 de marzo después
de clase Carlos me paro, me pregunto qué me pasaba que me notaba cambiado,
recuerdo que le mire a la cara y le dije que no se metiera en mi vida, Carlos
no daba crédito nunca pensó que alguien como yo le dijera eso. Cuando llegue a
casa una vieja foto con Miguel y Carlos estaba en mi escritorio, Carlos como
siempre estaba haciendo el tonto sacando la lengua, nunca salía en una foto
sonriendo, Miguel sujetaba la pelota con la que siempre jugábamos y yo, yo
estaba en el centro con una camiseta en la que ponía “Capi”, así era como ellos
me llamaban, “Capi”, no pude evitar sonreír, sin duda les echaba de menos.
Detrás mío aparecieron María y Pedro “Deja esa foto, ellos no te quieren, no
son tus amigos” me decían los dos, entonces de mi boca salió “sí que lo son,
vosotros sois los que me sobráis”, sus miradas eran odio, ellos eran odio.
Hacía varias semanas
que no les veía, me sentía aliviado, ellos habían sacado lo peor de mí. Ese día
como de costumbre, pase por aquella tienda, me quede un rato mirando el
escaparate, pero en realidad no estaba ahí porque había algo que me interesase,
sino simplemente estaba mirando, cuando la cara de María y Pedro apareció
reflejada en el cristal, con ansiedad me gire, nada no había nada, “Serán imaginaciones
tuyas” me repetía. Seguí caminando alguien me seguía, su voz, era su voz, no me
quería girar, empecé a caminar más rápido, pero no era suficiente la voz seguía
ahí y cada vez más cerca, opté por correr, corría pero sentía su voz, “ya casi
estas”, me repetía, pero una pequeña piedra hizo que mi cuerpo callera en la
acera.
“Luis, Luis, ¿qué te ha
pasado?” reconocía esa voz, era Miguel, abrí los ojos, me dolía la cabeza vi
dos sombras, poco a poco mi ojo fue enfocando, Miguel y su padre, el padre de
Miguel era médico, me ayudo a levantarme y me pregunto que me había pasado, no
le conté todo. Miguel y su padre me acompañaron a mi casa, ellos no paraban de
preguntarme cosas, que yo respondía vagamente, en ese instante, María estaba a
mi lado, ni si quiera sabía cómo había llegado ahí, susurrando cosas horribles,
y Pedro en el otro, estaba atrapado, no podía más, empecé a llorar “Parar hacer
que Paren” eso es lo que dije, “Parar hacer que paren”, Miguel y su padre no
daban crédito, sin duda no estaba bien.
El 6 de Abril de 2011
empecé mi tratamiento, todo había sido producto de mi imaginación María y
Pedro, no existían, no eran reales, pero sin embargo para mi si, ya lo sé
cuesta creer que algo parezca tan real, y que no te des cuenta de que no
existe, pero no hay nada que te pueda asegurar que lo que estás viendo no sea
producto de tu imaginación o una simple representación cerebral que te has
montado tu solo. Padezco esquizofrenia desde hace 6 años, actualmente lo llevo
bien tengo mis días, gracias a mi tratamiento lo he ido normalizando, esta
enfermedad no se puede curar, es hereditaria y no solo surge por el consumo de
alcohol o drogas, yo me sentía bien.
-Un aplauso para Luis,
él es uno de ese 1% de españoles que padecen esta enfermedad, gracias por colaborar
con nosotros Luis, ha sido un placer que hayas compartido tu historia con
nosotros.
-De nada, todo ha sido
gracias a mi hermano que ha sido el que me ha dado la oportunidad de pasar el
día entre médicos, pero esta vez de otra forma.
3/3/16- Sara Araujo
Carrasco 1ºA nº2
Comentarios
Publicar un comentario