HASTA
QUE LLEGÓ EL DÍA
Hola, me llaman Joe y
me acabo de dar cuenta de que ya estoy en la fila hacia un edificio en el que
todo el mundo entra pero nadie sale. Esta es mi historia y la del resto de mis
amigos que están delante de mí en esta fila, que nos tiene tan intrigados desde
el principio de los tiempos. Esta fila es bastante larga y aburrida, así que
tengo todo el tiempo del mundo para contaros nuestras vidas, las cuales son
idénticas. Pero cuando sea mi turno os tendré que dejar con la intriga de lo
que va a pasar así que cuando mañana tenga la ocasión de contaros lo que me va
a suceder desde el lugar al que me manden a pasar unas vacaciones, lo haré.
Nací y viví en esta
pradera propiedad del señor Thomas. Lo único que sé de este sitio es que siempre
está nublado, hay humedad y que en la zona en la que vivo está rodeada de agua que si la bebo me sentaría
muy mal.
Tampoco sé quién soy, a
simple vista veo que tengo cuatro patas, algo de pelo y que cuando el señor Thomas se acerca tengo que
estar constantemente mirando al cielo para poder verle. Mis compañeros tienen
como una prolongación de su columna vertebral que tiene la forma de un muelle
así que supongo que yo también tendré eso. También tienen en la cara algo
redondo, con agujeros que les hace parecer patéticos, yo espero no tener eso
porque me moriría de vergüenza si me viesen así.
No recuerdo cuando nací
pero sí sé que he estado sin moverme de aquí toda la vida, viviendo con mis
iguales. Pero bueno… No me puedo quejar de la vida que he llevado ya que desde
el principio no me ha faltado para nada la comida. Es más, me ha sobrado y como
un vicioso he seguido comiendo, no he hecho nada más que dormir, pasear por mis
alrededores y procrear con todas las hembras de la pradera, cosa que no está
mal con los pocos años que llevo en este mundo.
Sin embargo, he hecho
todo eso porque sé que no voy a estar mucho tiempo en esta situación cercana al
paraíso ya que cuando empieza a hacer frío hay compañeros que desaparecen. Por
lo tanto hay que aprovechar.
Pero como ya dije
antes, comí demasiado y ocupaba demasiado espacio. Yo no sabía que eso era malo, es más, comí demás
para atraer al resto de las hembras pero creo que ha sido un error. La gente
dice que el señor Thomas lo hace apropósito para luego comernos pero… no puede
hacernos esto… ¿Cómo nos va a comer después del tiempo que nos ha dedicado? Así
que mejor no hacerles caso.
¡Uy! ya queda menos para que nos envíen donde
nos envían en invierno. Oigo gruñidos, sonidos chispeantes y eléctricos.
También veo llegar camiones con estampados que se parecen a mis semejantes.
¿Será que tenemos que entrar ahí? Lo veo lógico porque al fin y al cabo esos
objetos sirven para llevar otros objetos y si además aparece un semejante
estampado quiere decir que ahí tengo que entrar ahí.
Un terrible pensamiento
me acaba de llegar a la mente ¿y si en realidad no nos van a mandar a ningún
sitio? ¿No será que nos vayan a matar para que luego el señor Thomas gane
dinero?
Acabo de pisar un
charco relleno del líquido rojo que sale cuando te haces te hieres con algo
puntiagudo. Este hecho me está haciendo confirmar lo dicho anteriormente. Me
gustaría escapar pero ya es demasiado tarde, pues un hombre me acaba de
enganchar y meter en un espacio pequeño y oscuro. Oigo un sonido muy agudo y me
da la sensación de que algo metálico, que gira y además es afilado que se está
acercando. No sé lo que es ni lo que va a pasar, pero me da igual porque he
hecho todo lo que me ha dado la gana en este tiempo.
Carlos Baráibar García,
1ºB. 29-5-2016
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