VENGANZA
San Antonio,
Texas, en esta ciudad tuvo lugar la historia de Ralf Twist, adolescente de
familia humilde que tuvo una infancia complicada pero, una adolescencia aún
peor.
Tuvo una dura
infancia puesto que comenzaron a hacerle bullying porque estaba gordo y era
pelirrojo, por ello le llamaban “mandarina”, por tener el pelo naranja y el
cuerpo redondo.
Tenía pánico a
ir a la guardería, ya que no sólo le llamaban mandarina sino que también le
quitaban los juguetes y le mordían.
Parece una
historia no tan extraña, ya que todos sabemos que los niños tan pequeños
tienden a ser crueles con el resto, pero su vida empeoraba poco a poco.
Empezó el
colegio, sus padres conscientes de que lo pasaba mal le inscribieron en alguna
actividad extraescolar (fútbol, judo…) para que le tratasen de mejor manera,
como a uno más. El problema fue que a Ralf no le gustaban los deportes, era más
de estar tumbado en la cama viendo como pasaban tardes y tardes aburridas.
Pasaron los años y llegó a lo que equivaldría a la ESO para nosotros y la
situación no hacía más que empeorar, seguían llamándole mandarina y cambiaron
los mordiscos por burlas, humillaciones, insultos, pintadas en su taquilla… le
hacían la vida imposible
Mientras
ocurría todo esto el ambiente familiar tampoco era el ideal, se trataba de una
familia humilde que tenían para poco más que comer, y tenían cosas más
importantes que hacer que preocuparse más por el pobre Ralf.
Pasaron 6 años
más, llegó a bachillerato tras repetir en una ocasión, aposta para no coincidir
con los estúpidos de su curso, pero no cambió a mejor, sino a peor.
Esta vez se
cambiaron los insultos por palizas y amenazas.
En el colegio
los profesores y autoridades pasaban de las cosas que le hacían a Ralf, las
justificaban como cosas normales entre chavales de 16 años.
Llegó su
dieciocho cumpleaños, sus padres le organizaron una fiesta por su cumpleaños en
la cual estaban invitados todos los del colegio.
Llegó el día
de la fiesta, Ralf despertó nervioso, sin saber que cosas horribles le podrían
pasar esa noche. Harto de esa situación, decidió hacerlo, quiso venganza.
Ralf no
aparecía, hasta la 12:33, apareció con una pistola y lo hizo, se vengó de
dieciocho años de sufrimiento, mató a 6 personas antes de suicidarse.
A él nunca le
mataron, es decir, quizá la venganza fue exagerada, pero quizá para Ralf
hubiese sido mejor que le hayan matado antes de haber sufrido como lo hizo años
y años, día a día deseando no haber nacido.
Comentarios
Publicar un comentario