Libertad
de expresión, sí, pero para todos
Queridos amigos,
Hoy os escribo con mucha indignación como
ciudadano español por un episodio que sucedió hace tan solo unos días. Os pongo
en contexto:
Barcelona, cuatro de
junio de 2016, en el barrio de San Andrés y a plena luz del día. Dos jóvenes
representantes de la asociación “Barcelona con la selección” se encontraban
informando sobre las gestiones de su plataforma para instalar pantallas
gigantes donde seguir los partidos de
España en la Eurocopa. Varios encapuchados bajo el grito de “putos españoles,
fuera de aquí, os vamos a matar” las amenazaron y agredieron sin ningún motivo.
Seguidamente, destrozaron el material publicitario y la carpa informativa.
Me sorprende que hechos
como este ocurran en una región de España que en teoría lucha por la libertad
de expresión y pide tolerancia hacia los movimientos independentistas. Es una
contradicción a los ideales que algunos ciudadanos de Cataluña defienden. Si
bien es verdad que es una minoría la que comete este tipo de actos.
La carpa informativa no
tenía un objetivo político, solo de apoyo
a un evento deportivo que no entiende de ideologías. Muchos barceloneses
defienden el poder disfrutar de un espacio abierto para poder ver jugar a su
país. Sin embargo, es posible que la segunda ciudad más importante de España no
llegue a montar estas pantallas por la negativa del ayuntamiento de Barcelona.
Muchas
otras ciudades españolas colocarán pantallas gigantes durante la Eurocopa para
apoyar a la selección.
Pero eso no es lo más grave; lo que me llama
la atención es que esta noticia haya pasado bastante desapercibida en los
medios de comunicación, tanto nacionales como catalanes. Tan solo soportes
regionales y digitales se han hecho eco de ésta. Han tenido que pasar dos días
hasta que las afectadas han interpuesto una denuncia, para que las cadenas de
televisión hayan cubierto el incidente. Probablemente, si la carpa informativa
hubiera estado en Madrid promocionando “Barcelona con la selección catalana”,
la repercusión mediática habría sido tremenda.
Cualquier acto de
violencia y de falta de respeto es un hecho gravísimo. No permitir la libertad
de expresión va en contra de los pilares de la democracia y no es tolerable.
Yo, como español, orgulloso de mi país, siento tremenda pena al conocer que dos
chicas jóvenes, ilusionadas por su proyecto, hayan sufrido la ira de un grupo
de radicales y extremistas.
Desde Madrid, mando
todo mi apoyo a los miles de catalanes que se sienten españoles. Espero que se
respete su libertad, al igual que nosotros respetamos la de los que quieren
hacer de Cataluña una nación independiente. Algunos compartiréis conmigo esta
opinión y otros discreparéis de ella pero siempre desde el respeto, algo que
estos individuos no tienen.
Defiendo la libertad
de expresión como un derecho que tenemos
la suerte de disfrutar en este país y que es de todos, insisto, de todos y que
ninguna ideología puede anular y menos, unos descerebrados.
Javier de la Llama
Lozano 1ºA nº12
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