TU
ÚLTIMO DÍA VOLUNTARIO
Todo cambió con una
simple llamada a la puerta. En esos momentos, te das cuenta de cómo la acción
de una persona puede cambiar tanto las cosas en cuestión de horas. Y no sólo
las cosas, sino cómo destrozar la vida de la gente que te rodea.
Me parece muy egoísta el sólo pensar en ti; el
rendirte y no luchar; el no pararse a pensar todo el daño que estás haciendo;
el ir por el camino fácil mirando por ti y sólo por ti, cuando sabes que sí
queda otra salida, aunque haga tiempo que has dejado de verla. Siempre queda el
pedir ayuda.
Que muchas veces
pensamos que podemos con todo y que tenemos las situaciones totalmente
controladas. Hasta que se nos va de las manos. A Tom, se le fue de las manos
por completo.
Una familia que te adoraba,
unos amigos geniales, un trabajo que te encanta, tu niño de cuatro años. No sé;
a simple vista, parece que lo tenía todo
pero, está claro que no era así.
Y cuando menos te lo
esperas, pasa. Es como una puñalada totalmente injusta e inexplicable. “Si parecía
feliz” – piensas. Y no; realmente nunca se sabe lo que lleva una persona por
dentro. Una cara sonriente no significa que todo vaya bien. Pero, después del
shock, yo me sentí engañada. ¿Por qué te
quitaste lo más bonito que tenías y dejaste tanto dolor detrás? ¿Qué puede
llevar a un chico joven, con salud, familia, amigos y trabajo a quitarse la
vida? No me lo explico. Ni yo, ni tu hijo, ni tu mujer, ni tus amigos, ni nadie.
Yo estaba ahí por
casualidad, una espectadora externa de todo el drama. El estar desayunando tú y yo, riéndonos, contando anécdotas.
Recuerdo que la noche anterior estuvimos viendo una peli y compartiendo
palomitas. Y, a las pocas horas, una llamada a la puerta. Una cara aterrada
contando que te habías ido sin despedirte.
Me hiciste reflexionar.
Todos los días cuando nos levantamos damos por hecho aquello a lo que llamamos
rutina, el llegar a casa y encontrarte ahí a los tuyos. ¿Deberíamos empezar a
valorar un poco más ciertas cosas que puede que un día nos falten? ¿Y si
dejamos de ver todo como si fuese “lo normal” y empezamos a disfrutar un poco
más de esa suerte a la que llamamos rutina que muchas veces infravaloramos?
Ya quisiera el hijo de
Tom vivir una rutina con él. Le queda toda una vida por delante para intentar
entender y superar la decisión inexplicable que tomó su padre. A día de hoy
sólo sabe que su papá se ha roto.
Laura Ortiz Azáceta
1ºBachillerato B
Noviembre, 2016
Comentarios
Publicar un comentario