Llevaba mucho
tiempo queriendo escribir este relato, además tenía unas ganas increíbles de
acabarlo y poder enseñárselo a la persona a la que va dirigido.
La idea era
simple, una pequeña muestra de agradecimiento a esa persona por haber influido
en mi vida de una manera tan fuerte y como no, que se sintiera orgulloso de mí.
No olvidemos también la subida de nota en la evaluación de economía.
En definitiva,
éste era un gesto por mi parte con el único propósito de sacar una sonrisa de
complicidad, de esas que ocurren tan pocas veces en la vida, y que son valiosas
a más no poder en la cara del susodicho.
Desafortunadamente
los acontecimientos que han sucedido, me han hecho, no sólo adelantar este
regalo, sino también que, esa persona ya no pueda ni siquiera escuchar mis
palabras. Aquello que consistía en una muestra de afecto se ha convertido en un
homenaje, un homenaje que llega excesivamente tarde, cosa de la cual me
arrepiento con todo mi ser.
Sin más
preámbulos, procedo:
No han pasado ni
dos días desde el suceso, aunque cuando lea esto en clase serán unos cuantos
más, y el vacío que ha quedado en el seno de la familia ha sido devastador.
Desde el momento
en que mi padre entra en mi habitación para darme la noticia hasta que la corroboro
en el tanatorio… Todo ha sido muy rápido y no sé aún como afrontar los hechos.
De momento me quedo con lo muchísimo que le echo de menos y todas y cada una de
las cosas que me habría gustado contarle y las otras que no. Confío en que
pueda decir que está orgulloso de mí, a pesar de los fallos que me ha repetido
en varias ocasiones y que me voy a esforzar ahora más que nunca en superar.
Como no morderme las uñas, cuidar mi aspecto, esforzarme mucho más en el tema
académico….
Ha sido una
maravillosa persona por todas y cada una de las cosas que ha hecho y en las que
se ha convertido. Ha formado una familia increíble y ha visto cumplirse una
gran cantidad de sueños y expectativas que parecían imposibles. Como por
ejemplo fundar una editorial que a día de hoy todavía sigue en pie, y sobre
todo, vencer al cáncer y además de paliza.
Aunque es cierto que siempre ha tenido una pequeña silenciosa la lado,
mi abuela.
Recuerdo y
recordaré todos y cada uno de los sermones que me ha dado, siempre tratando de
que mejorara como persona. Le debo mucho la verdad. Uno no sabe lo que tiene
hasta que lo pierde y siempre vemos la muerte como algo muy lejano hasta que
nos llega… Y entonces abrimos los ojos y nos unimos para tratar de lidiar con
ella de la mejor forma que sabemos, la
muerte no separa, sino que une a las persona,
o al menos, eso es lo que quiero creer.
Supongo, que
muchas de las cosas que con él tenía, van a desaparecer. Como cuando nos
invitaba a mis hermanas y a mí una semana a Cádiz, las estupendas comidas en su
casa hablando de política, de fútbol, de estudios, de mujeres, de expectativas
y mundo laboral y muchas más cosas que ahora no me vienen a la cabeza, los
libros que me daba para leer y que apenas he empezado, sus palabras,
expresiones, maneras de hablar y pensar, gestos e incluso la máquina de oxígeno
que tanto ruido hacía y que permanentemente debía arrastrar consigo, esa,
también la voy a echar de menos. Su sillón del que apenas se despegaba, ese
salmón con alcaparras, las birritas, la buena fabadita, los callos, el helado
de nata y su potaje, cómo no, la música clásica, su inmensa paciencia y
generosidad, esa sabiduría uy eses sentido del humor… Son tantos recuerdos tan
maravillosos los que aquí te dejas abuelo, que ninguno sabemos qué hacer con
ellos.
Tengo aún ese
abrigo con bolsillos en el pecho para la nieve que me regalaste, no me lo voy a
quitar ni para dormir, aunque he de decirte que la cremallera está desaparecida
en combate; lo cual me recuerda a las películas de Chuck Norris con las que
buenas risas nos hemos echado.
Tengo tantas
cosas que quiero decirte… Ansío ir las próximas Navidades contigo a la Plaza
Mayor a comprar más figuras para el Belén, que parece que nunca deja de crecer,
quiero comer cochinillo y cordero y ver la sonrisa que pones al ver a todos tus
nietos disfrutarlo cual suculento manjar que es, quiero que me cuentes lo
perjudicial que es el uso que le damos a la tecnología, y lo poco trabajador
que soy y que sigas poniendo en duda todo aquello que escuchas, que no hay que
ser ni de derechas ni de izquierdas ni de nada, cada uno ha de tener sus
valores, ¿lo recuerdas? Esa frase la sigo teniendo presente al igual que a ti
llamándome fenómeno y partiéndote la caja, durante los partidos quitando el
volumen de la televisión en las ruedas de prensa de los jugadores para poder
intuir lo que dicen y reírnos de esas estupideces que acostumbran a soltar.
Comprendo que
ahora que no estás, tendré que ser fuerte e ir a ver mucho a la abuela como
debería haber estado haciendo todo este tiempo, pero ya sabes que inexplicablemente
cada vez iba menos a veros y me odio por ello.
También tengo que ayudar a mi madre en todo lo posible porque está
destrozada y ser lo más paciente posible en estos días que se nos avecinan.
Te recuerdo que
aún tenemos una conversación pendiente. Me dijiste que querías hablar conmigo
hace una semana: “Chaval, no te vas a librar de ella”, porque siento que la
necesito y la curiosidad me está matando. Intuyo sobre qué tema sería, aunque
de todos modos quiero escucharte porque seguro que nadie puede reemplazarte.
A partir de
ahora pienso dedicarte una parte importante de mis logros como los goles que
marque, las notas acordes a lo que ambos queremos, el título de liga si es que
lo gana mi clase que son unos paquetes que lo sepas y muchas de mis oraciones.
Espero de verdad
no haberte decepcionado y que desde donde quiera que estés te acuerdes de toda
tu familia que te necesita. Supongo que este relato es mi manera de decirte
adiós y despedirme de ti lo mejor posible, o mejor dicho, decirte un hasta
luego porque estoy seguro de que algún día volveremos a vernos. Hasta entonces
te deseo lo mejor y te recuerdo que este mes no me has dado la paga ni hemos
hablado del juego de Benzema que está muy mal esta temporada.
Muchas gracias,
te quiero abuelo.
Eduardo Abad 1º
A
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