Eduardo Abad Anguera de Sojo (El rayo)




EL RAYO 10/02/2017

Llevaba mucho tiempo queriendo escribir este relato, además tenía unas ganas increíbles de acabarlo y poder enseñárselo a la persona a la que va dirigido.

La idea era simple, una pequeña muestra de agradecimiento a esa persona por haber influido en mi vida de una manera tan fuerte y como no, que se sintiera orgulloso de mí. No olvidemos también la subida de nota en la evaluación de economía.

En definitiva, éste era un gesto por mi parte con el único propósito de sacar una sonrisa de complicidad, de esas que ocurren tan pocas veces en la vida, y que son valiosas a más no poder en la cara del susodicho.

Desafortunadamente los acontecimientos que han sucedido, me han hecho, no sólo adelantar este regalo, sino también que, esa persona ya no pueda ni siquiera escuchar mis palabras. Aquello que consistía en una muestra de afecto se ha convertido en un homenaje, un homenaje que llega excesivamente tarde, cosa de la cual me arrepiento con todo mi ser.

Sin más preámbulos, procedo:

No han pasado ni dos días desde el suceso, aunque cuando lea esto en clase serán unos cuantos más, y el vacío que ha quedado en el seno de la familia ha sido devastador.

Desde el momento en que mi padre entra en mi habitación para darme la noticia hasta que la corroboro en el tanatorio… Todo ha sido muy rápido y no sé aún como afrontar los hechos. De momento me quedo con lo muchísimo que le echo de menos y todas y cada una de las cosas que me habría gustado contarle y las otras que no. Confío en que pueda decir que está orgulloso de mí, a pesar de los fallos que me ha repetido en varias ocasiones y que me voy a esforzar ahora más que nunca en superar. Como no morderme las uñas, cuidar mi aspecto, esforzarme mucho más en el tema académico….

Ha sido una maravillosa persona por todas y cada una de las cosas que ha hecho y en las que se ha convertido. Ha formado una familia increíble y ha visto cumplirse una gran cantidad de sueños y expectativas que parecían imposibles. Como por ejemplo fundar una editorial que a día de hoy todavía sigue en pie, y sobre todo, vencer al cáncer y además de paliza.  Aunque es cierto que siempre ha tenido una pequeña silenciosa la lado, mi abuela.

Recuerdo y recordaré todos y cada uno de los sermones que me ha dado, siempre tratando de que mejorara como persona. Le debo mucho la verdad. Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde y siempre vemos la muerte como algo muy lejano hasta que nos llega… Y entonces abrimos los ojos y nos unimos para tratar de lidiar con ella de la mejor forma que sabemos,  la muerte no separa, sino que une a las persona,  o al menos, eso es lo que quiero creer.

Supongo, que muchas de las cosas que con él tenía, van a desaparecer. Como cuando nos invitaba a mis hermanas y a mí una semana a Cádiz, las estupendas comidas en su casa hablando de política, de fútbol, de estudios, de mujeres, de expectativas y mundo laboral y muchas más cosas que ahora no me vienen a la cabeza, los libros que me daba para leer y que apenas he empezado, sus palabras, expresiones, maneras de hablar y pensar, gestos e incluso la máquina de oxígeno que tanto ruido hacía y que permanentemente debía arrastrar consigo, esa, también la voy a echar de menos. Su sillón del que apenas se despegaba, ese salmón con alcaparras, las birritas, la buena fabadita, los callos, el helado de nata y su potaje, cómo no, la música clásica, su inmensa paciencia y generosidad, esa sabiduría uy eses sentido del humor… Son tantos recuerdos tan maravillosos los que aquí te dejas abuelo, que ninguno sabemos qué hacer con ellos.

Tengo aún ese abrigo con bolsillos en el pecho para la nieve que me regalaste, no me lo voy a quitar ni para dormir, aunque he de decirte que la cremallera está desaparecida en combate; lo cual me recuerda a las películas de Chuck Norris con las que buenas risas nos hemos echado.

Tengo tantas cosas que quiero decirte… Ansío ir las próximas Navidades contigo a la Plaza Mayor a comprar más figuras para el Belén, que parece que nunca deja de crecer, quiero comer cochinillo y cordero y ver la sonrisa que pones al ver a todos tus nietos disfrutarlo cual suculento manjar que es, quiero que me cuentes lo perjudicial que es el uso que le damos a la tecnología, y lo poco trabajador que soy y que sigas poniendo en duda todo aquello que escuchas, que no hay que ser ni de derechas ni de izquierdas ni de nada, cada uno ha de tener sus valores, ¿lo recuerdas? Esa frase la sigo teniendo presente al igual que a ti llamándome fenómeno y partiéndote la caja, durante los partidos quitando el volumen de la televisión en las ruedas de prensa de los jugadores para poder intuir lo que dicen y reírnos de esas estupideces que acostumbran a soltar.

Comprendo que ahora que no estás, tendré que ser fuerte e ir a ver mucho a la abuela como debería haber estado haciendo todo este tiempo, pero ya sabes que inexplicablemente cada vez iba menos a veros y me odio por ello.  También tengo que ayudar a mi madre en todo lo posible porque está destrozada y ser lo más paciente posible en estos días que se nos avecinan.

Te recuerdo que aún tenemos una conversación pendiente. Me dijiste que querías hablar conmigo hace una semana: “Chaval, no te vas a librar de ella”, porque siento que la necesito y la curiosidad me está matando. Intuyo sobre qué tema sería, aunque de todos modos quiero escucharte porque seguro que nadie puede reemplazarte.

A partir de ahora pienso dedicarte una parte importante de mis logros como los goles que marque, las notas acordes a lo que ambos queremos, el título de liga si es que lo gana mi clase que son unos paquetes que lo sepas y muchas de mis oraciones.

Espero de verdad no haberte decepcionado y que desde donde quiera que estés te acuerdes de toda tu familia que te necesita. Supongo que este relato es mi manera de decirte adiós y despedirme de ti lo mejor posible, o mejor dicho, decirte un hasta luego porque estoy seguro de que algún día volveremos a vernos. Hasta entonces te deseo lo mejor y te recuerdo que este mes no me has dado la paga ni hemos hablado del juego de Benzema que está muy mal esta temporada.

Muchas gracias, te quiero abuelo.

Eduardo Abad 1º A

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