Guillermo Urzaiz (Una Nochebuena diferente)



UNA NOCHEBUENA DIFERENTE

En los últimos coletazos de la guerra civil española, Madrid era la última ciudad importante en manos del ejército republicano, su ejército estaba muy mermado ya que la guerra estaba siendo muy larga por eso el ejercito republicano empezó a reclutar jóvenes que alguno ni si quiera había cumplido los dieciocho años.

Tomas era un joven que había cumplido  recientemente los dieciocho, estaba comiendo con su familia cuando dos oficiales aparecieron en su casa y le informan de que tenía que ir a combatir en el frente. Al llegar le dieron un fusil y le pusieron junto con sus compañeros en una trinchera, y a la orden del oficial tenían que disparar al bando enemigo. Un día le pregunte que si había matado a alguien y me contesto que no lo sabía, me dijo que ellos disparaban pero no sabían si daban a alguien.

Cuando Madrid se rindió todas las demás ciudades que quedaban del bando republicano se rindieron y finalizo la guerra con la victoria del bando nacional.

A todos los soldados que habían combatido con el enemigo, el bando triunfador les metió en cárceles, campos de concentración... ya que en las cárceles no cabía ni un solo hombre más. A tomas y los demás soldados que habían combatido con él les metieron presos en la plaza de toros de Madrid, todos aquellos que tenían familia en Madrid les llevaban tabaco, chocolate, ropa... pero la familia de Tomas residía en Murcia ya que la guerra allí era más llevadera y no pudo recibir ni un solo cigarrillo.

Llego el 24 de diciembre, Nochebuena, los carceleros les comunicaron que todos aquellos que tuvieran familia en Madrid podían pasar la Nochebuena con su familia, y daban su palabra de volver al día siguiente. Cuando ya todos se habían ido solo quedaban algunos que como Tomas que no tenían familia en Madrid, el carcelero se compadeció de ellos y les pregunto si tenían algo de dinero para poder ir a cenar a algún bar, todos tenían algo de dinero aunque muy poco, de haber vendido algo de ropa, tabaco u otros trapicheos Entonces el carcelero les permitió irse pero tenían que volver antes de las doce, y dando su palabra se marcharon.

Para que supiera la gente que eran prisioneros de guerra y no pudieran escapar les cortaban una manga de la camisa. Ya era la hora de cenar y entraron en un bar, Tomas que era hijo de un maestro  y se sabía desenvolver bien con los números, fue el encargado de negociar la cena con el camarero, conto el dinero que tenían y les dijo que les sirvieran un par de fuentes de patatas, huevos fritos y unas jarras de cerveza rebajada con casera. Ya estaban sentados en la mesa ansiosos por que llegara la cena, cuando empezaron a servir fuentes de patatas, huevos, salchichas, morcilla, varias jarras de cerveza, vino, ensalada... Tomas muy desconcertado le dijo al camarero que esto no era lo que habían pedido, que no tenían tanto dinero para pagarlo, y el camarero con una sonrisa en la cara le dijo que aquellos hombres de la mesa del fondo les invitaban a la cena, y todos muy contestos empezaron a disfrutar del festín. Ya acabada la cena les dieron las gracias a los dos hombres que les habían invitado y se marcharon, antes de volver de nuevo a la plaza de toros quisieron con el dinero que tenían ya que no habían pagado la cena ir a tomarse unos churros con chocolate, entraron en el bar y pidieron varias raciones de chocolate y churros para todos, y cuando les fueron a servir, de nuevo les trajeron varias jarras de chocolate, cinco bandejas de churros hasta arriba, y más dulces que no habían pedido, Tomas le dijo lo mismo que al anterior camero y el camarero les dijo que estaban invitados.

Aunque para Tomas este día era muy triste porque estaba lejos de su familia, finalmente resulto ser una gran Nochebuena gracias al corazón de los madrileños.

Guillermo Urzaiz

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