Ignacio Miguel Valero (Preguntas buscar respuesta urgentemente)





PREGUNTAS BUSCAN RESPUESTA URGENTEMENTE:


¿Por qué? De verdad, ¿Por qué?  No entiendo esa absurda necesidad de sentirme tan querido. No entiendo la necesidad de que esa idea que duerme todas las noches en mi mundo inteligible, quiera coger pico y pala y plantarse en el mundo en el que vivo. No entiendo la necesidad de tener testigos, no en mis crímenes, pero sí en mis actos heroicos.


Hay tanas cosas que me pregunto y a las cuales no puedo, o ni si quiera quiero contestar. Olean en mi cabeza sin pensar, y como en todo mar, un día hay tormenta y otro esperan pacientemente para atormentarme. Pasan por mi cabeza de modo aleatorio, capaces de cambiar mi estado de ánimo. Me llega a dar más miedo pararme pensar una respuesta para mis preguntas, que el miedo que la da a una pregunta no tener respuesta.


Admito que es un gran fallo; posiblemente mi mayor fallo, el no pararme a pensar una solución a mis problemas y una respuesta para ese mar de  preguntas que rompen una y otra vez en mi cabeza. Soy todo un conformista.


Es tan absurdo el miedo que me da responder a aquellas dudas que son tan primordiales para mi. Siendo un poco hipócrita y buscando una respuesta, diría que lo que más miedo me da es la verdad, esa verdad que te hace afrontar la realidad cara a cara, a pelo, sin la protección y la comodidad de vivir en la ignorancia.


Mi mayor protección, como os vengo diciendo, son las dudas, la ignorancia. Vivir en mi cueva sabiendo a la perfección que fuera hay un mundo entero contra el que luchar y también tomarte una copa. Pero no me veo capaz de afrontarlo, ya que tengo mi copa de whisky en la mano, pero una espada me pesaría demasiado.


En el fondo siempre me pasa lo mismo, hablo y pienso de puntillas, cuando mi fin, en realidad, es poder andar con paso firme.


Mi visión sobre las dudas, pararme a pensarlas y responderlas para quedarme tranquilo, se  parece bastante a un libro de ficción, en el que yo soy el protagonista  que se levanta por la mañana y  tiene que superar  grandes pruebas de una dificultad inimaginable para rescatar a la princesa y así realizar mi propósito, pero se me olvidó poner el despertador y aquí sigo recién levantado y sin lavarme los dientes.


No tengo intención de extenderme mucho más, no vaya a ser que encuentre alguna respuesta lo suficientemente importante como para convertir aquel mar de dudas oleando fuertemente en un simple charco que ya no me atormenta.


Ignacio Miguel Valero 1º B

Comentarios