En buena compañía
Me acabo de despertar. Abro los ojos y no veo nada, esto
está muy oscuro .No sé qué hago aquí, ni cómo he llegado a este sitio, la verdad
que no recuerdo nada. Ni siquiera sé quién soy, ni cómo me llamo y ahora no sé
por qué estoy pensando. Me siento confusa, pero sinceramente, ¡qué a gusto
estoy!
Van pasando los días y sigo permaneciendo aquí. Me llena la curiosidad
y me siento inquieta de saber por qué sigo en este sitio, que no sé dónde se
encuentra ni cómo se llama. Tengo ganas de moverme e intentar salir pero me lo impide una especie de burbuja que me rodea. Intento
observar a mi alrededor y a mi lado apenas consigo vislumbrar otra pequeña
burbuja parecida a la mía. Lo único que quiero hacer es acercarme y averiguar qué
es, pero no puedo, no tengo fuerzas, me siento débil, me veo incapaz.
Pasan los días y yo me noto un poco más grande. De repente
alcanzo a rozar la otra burbuja y sorpresivamente obtengo una respuesta, algo
en su interior se ha movido súbitamente. ¡No estoy sola! Me afano en establecer
contacto. No conseguimos hablar pero siento que algo nos une.
Además, oigo siempre unas voces que me resultan muy
agradables y no sé de dónde provienen. Estas voces me hacen sentir acogida y
protegida, y también, aliviada. Pero por otra parte, sigue esa inquietud y esa
incertidumbre de saber qué hago aquí y
donde acabaré.
Pasan semanas y la verdad que estos últimos días me noto un
poco más fuerte, siento más movilidad en mis extremidades. Sinceramente, yo
creo que cada día me veo más grande. Cada vez el espacio en el que me hallo se me
hace más pequeño hasta el punto de tener que encogerme en busca de comodidad, y
ahí es donde me topo con mi burbuja compañera. En el momento que me estiro,
noto un roce por mis piernas, como si alguien quisiese enrollarse en mí, como
si quisiese jugar conmigo. En mis manos, noto acaricias como si alguien buscase
afecto y cobijo en mí. Ya no me siento tan sola como antes, noto algo que me
protege como si fuese alguien parecido a mí en busca de un sentido
sobre este sitio, sobre dónde estamos y por qué estamos aquí.
Le he encontrado un gusto a este lugar, es una sensación que me es
indescriptible, un ambiente tranquilo, donde me siento acogida entre acaricias
y entre las constantes tiernas voces que van dirigidas hacia mí.
La verdad es que a duras penas conseguimos alcanzar una
postura que nos satisfaga a los dos. Sin embargo, no es motivo de reproche, sino de complicidad. Prácticamente
ya no cabemos.
De repente, un día el ambiente cambia. Siento tensión y
nerviosismo. Voces alteradas que giran a mi alrededor. Algo pasa.
Inesperadamente, mi compañera burbuja desaparece. Me siento aterrada. Ahora
entre las voces distingo un llanto. Siento que voy a salir disparada, por favor,
que se pase esto cuanto antes, con lo bien que estaba yo aquí.
Repentinamente, un halo de luz me ciega. Hace frio. Quiero respirar
y rompo a llorar. Me siento manejada con
firmeza y me depositan junto a otro cuerpo, que inmediatamente reconozco, y escucho una voz que me resulta
familiar.
Para mi hermano Jorge.
Irene Jiménez 1º B
Comentarios
Publicar un comentario