VAYAMOS
UN POCO MÁS ALLÁ
Vivimos en un mundo
marcado por estereotipos que nos han llegado a condicionar y a absorber. Una
realidad es que vivimos en la época de lo superficial, del fotoshop, de los
complejos y del intento de perfección física inalcanzable. Salimos a la calle y
lo único que nos venden son caras y cuerpos perfectos, irreales.
Tener que comprarse “x”
ropa o “x” productos para poder sentirse mejor con uno mismo o aceptado
socialmente.
La época de los
prejuicios, de tachar a la gente de algo por cómo va vestida, o porque su
manera de pensar no se parece a la tuya.
La época de los falsos
amigos: ¿700 amigos en Facebook?, ¿1.300 seguidores en Instagram? Muy bien
campeón, pero, realmente ¿con cuántos puedes contar? Cuando tengas un problema
no te lo van a solucionar todos esos "likes".
La época de la ropa ajustada, en el caso de
las chicas tacones (cuanto más incomodos mejor), maquillaje entre otras tantas
cosas para gustar ¿a quién? Si a la única persona que tienes que gustar es a ti
misma.
Luego escuchas frases como "quiérete como
tú eres" eso sí, viste así, actúa de esta manera y piensa esto para ser
aceptado, eh, pero tu quiérete mucho.
Salimos de fiesta y
necesitamos ponernos hasta los ojos de alcohol para poder pasarlo bien y soltar
frases o hacer cosas que es muy probable, que a la mañana siguiente nos
arrepintamos.
La era del tan hablado
"postureo". Miramos más un Northface que la percha que lo lleva y no
nos damos cuenta de que detrás de un rímel hay unos ojos, unas miradas y, si me
apuras, hasta sentimientos que siempre acabamos perdiendo en pantallas.
Vamos todos como
borregos, todos a una, y en cuanto alguien destaca por tener un poquito de
personalidad rápidamente le etiquetamos.
¿Por qué no empezar a
ser un poquito más reales? Un poco más nosotros pero no como conjunto, sino
cada uno en su propio yo.
Estamos perdiendo valores. Quiero hacer ver y
recordar por un momento que hay algo más allá de un físico; que lo material no
es algo negativo, siempre y cuando lo sepamos jerarquizar y compaginar con lo
que realmente importa, la persona en sí.
Por lo menos puedo decir que he tenido la gran
suerte de cruzarme con gente que va mucho más allá, gente que mira dentro de
ese Northface, y que va directamente a los ojos, que te hacen crecer en todos
los sentidos y afrontar las cosas de otra manera, con las que se puede ser una
misma en toda su esencia. Ahí es realmente a donde quería llegar,
donde todos deberíamos llegar.
Laura Ortiz Azáceta
1Bachillerato B
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