ESTOY CON OTRO
Querido Benicasim:
Me ha costado decidir si debía escribirte
esta carta o no. Lo que voy a confesarte probablemente no te guste, pero me veo
en la obligación de serte sincera porque no deseo engañarte más.
Sabes que las relaciones a distancia nunca se
me han dado muy bien, y desde que decidí irme a vivir a Madrid sentía que lo
nuestro pudiera terminar y nuestra relación comenzara a desmoronarse. Sin
embargo, una oportunidad como esta no la podía rechazar. Por fin se iba a
cumplir mi sueño, estudiar en Madrid.
Lo hablamos largo y tendido y ambos
coincidimos en esperarnos.
Te despediste de mí y, nerviosa, cogí un tren
que me llevaría al lugar en el que pasaría los próximos 4 años. Dicen que de
Madrid al cielo, y es cierto, esto parece un paraíso, es un lugar caótico que
me ha enamorado. Sí, estás leyendo bien... Estoy sintiendo algo por otro.
Entendería que te disgustaras porque técnicamente te estoy poniendo los
cuernos, pero déjame explicarte por qué te estoy siendo infiel.
No he podido resistirme a sus encantos. Cada
esquina de la calle es una obra de arte que fotografiar y cualquier excusa es
buena para tomarme un chocolate con churros en cualquier terraza del centro. No
me canso de pasear por sus callejuelas o grandes avenidas, ni de quedarme horas
en uno de sus parques contemplando cómo pasa la vida.
Madrid también es alegre y fiestero. Salir
cualquier noche supone encontrarte a estudiantes como yo o gente simpática con
la que tomarte una copa. Conocer a Madrid me ha hecho darme cuenta de que mi
relación contigo me ahogaba.
Madrid está loco y me encanta.
Él me ofrece cada día un plan distinto: románticos
atardeceres en el Templo de Debod, innumerables mercados como el de San Miguel,
donde poder disfrutar del tapeo, o incluso una noche de espectáculos por la
Gran Vía.
Me gusta todo: del norte al sur y del este al
oeste.
Empezando por la Puerta de Alcalá,
continuando desde el señorial Salamanca hasta el bohemio Malasaña, y terminando
en la Puerta del Sol, donde los kilómetros empiezan a contar de cero y allá
donde los caminos se cruzan, como bien decía el gran Sabina.
Ay Benicasim, me siento muy culpable por
haberte engañado, pero me enamoré a primera vista. Sus parques, su gente, su
vida. Tu apenas eras un crío y este Madrid, tan maduro y a la vez divertido… ¿
Quién sabe si llegaré al altar con él?
Me valdría cualquiera de las 500 iglesias que
tiene Madrid, pero no creo que en los Jerónimos me dejaran casarme con una ciudad,
¿no?
Él me dice que lo nuestro va a ser pasajero,
un rollito de unos años. Me anima a que no me olvide de ti y te respete. Pero
soy incapaz de contenerme y mi voz y mis piernas tiemblan cada vez que oigo su nombre. M-A-D-R-I-D.
"Olvídate de Benicasim, ahora soy tuya y
solo tuya" le recuerdo.
En fin, eso es todo. Te he puesto las cartas
sobre la mesa. Algo dentro de mí me dice que algún día me podrás perdonar.
Madrid no es solo el Prado y el Retiro, toros y sangría, cocido y calamares...
Madrid es un partidazo y no quiero separarme de él.
En fin, quizá todo esto sea una locura y un
amor pasajero.
Quizá algún día necesite volver a verte
y suplicarte una segunda oportunidad.
Pase lo que pase, hasta siempre, Benicasim.
Espero que puedas perdonarme algún día.
Fdo. Lucía
P.D.:
Madrid es no tener nada y tenerlo todo.
(17 de Febrero de 2017)
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