Lucía Gil Vizcaíno (Estoy con otro)




ESTOY CON OTRO


Querido Benicasim:


Me ha costado decidir si debía escribirte esta carta o no. Lo que voy a confesarte probablemente no te guste, pero me veo en la obligación de serte sincera porque no deseo engañarte más.


Sabes que las relaciones a distancia nunca se me han dado muy bien, y desde que decidí irme a vivir a Madrid sentía que lo nuestro pudiera terminar y nuestra relación comenzara a desmoronarse. Sin embargo, una oportunidad como esta no la podía rechazar. Por fin se iba a cumplir mi sueño, estudiar en Madrid.
Lo hablamos largo y tendido y ambos coincidimos en esperarnos.


Te despediste de mí y, nerviosa, cogí un tren que me llevaría al lugar en el que pasaría los próximos 4 años. Dicen que de Madrid al cielo, y es cierto, esto parece un paraíso, es un lugar caótico que me ha enamorado. Sí, estás leyendo bien... Estoy sintiendo algo por otro. Entendería que te disgustaras porque técnicamente te estoy poniendo los cuernos, pero déjame explicarte por qué te estoy siendo infiel.


No he podido resistirme a sus encantos. Cada esquina de la calle es una obra de arte que fotografiar y cualquier excusa es buena para tomarme un chocolate con churros en cualquier terraza del centro. No me canso de pasear por sus callejuelas o grandes avenidas, ni de quedarme horas en uno de sus parques contemplando cómo pasa la vida.


Madrid también es alegre y fiestero. Salir cualquier noche supone encontrarte a estudiantes como yo o gente simpática con la que tomarte una copa. Conocer a Madrid me ha hecho darme cuenta de que mi relación contigo me ahogaba.
Madrid está loco y me encanta.


Él me ofrece cada día un plan distinto: románticos atardeceres en el Templo de Debod, innumerables mercados como el de San Miguel, donde poder disfrutar del tapeo, o incluso una noche de espectáculos por la Gran Vía.


Me gusta todo: del norte al sur y del este al oeste.
Empezando por la Puerta de Alcalá, continuando desde el señorial Salamanca hasta el bohemio Malasaña, y terminando en la Puerta del Sol, donde los kilómetros empiezan a contar de cero y allá donde los caminos se cruzan, como bien decía el gran Sabina.


Ay Benicasim, me siento muy culpable por haberte engañado, pero me enamoré a primera vista. Sus parques, su gente, su vida. Tu apenas eras un crío y este Madrid, tan maduro y a la vez divertido… ¿ Quién sabe si llegaré al altar con él?
Me valdría cualquiera de las 500 iglesias que tiene Madrid, pero no creo que en los Jerónimos me dejaran casarme con una ciudad, ¿no?


Él me dice que lo nuestro va a ser pasajero, un rollito de unos años. Me anima a que no me olvide de ti y te respete. Pero soy incapaz de contenerme y mi voz y mis piernas tiemblan  cada vez que oigo su nombre. M-A-D-R-I-D.
"Olvídate de Benicasim, ahora soy tuya y solo tuya" le recuerdo.


En fin, eso es todo. Te he puesto las cartas sobre la mesa. Algo dentro de mí me dice que algún día me podrás perdonar. Madrid no es solo el Prado y el Retiro, toros y sangría, cocido y calamares... Madrid es un partidazo y no quiero separarme de él.


En fin, quizá todo esto sea una locura y un amor pasajero.
Quizá algún día necesite volver a verte y  suplicarte una segunda oportunidad.


Pase lo que pase, hasta siempre, Benicasim. Espero que puedas perdonarme algún día.


Fdo. Lucía


P.D.: Madrid es no tener nada y tenerlo todo.





Lucía Gil Vizcaíno, 1º Bach. A
(17 de Febrero de 2017)








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