Marta Campos López (No te rindas nunca)




NO TE RINDAS NUNCA

¿Cómo? ¿Cómo hacer para no ser el extraño? Yo no he sabido la respuesta desde hace mucho tiempo. Soy ese chico que es raro, que está en su mundo. Ese chico que se levanta de la cama para intentarlo, para volver a la batalla perdida. Aunque haya tenido que esperar 18 años.


Basta con mirar hacia atrás para darme cuenta que yo solo no puedo hacerlo. Yo siempre he sido muy inteligente, desde muy pequeño. Mi coeficiente intelectual es superior a la media, lo cual ha sido una ayuda perfecta para mí, casi una salvación.


¿Y tú te quieres rendir? Sí, te lo digo a ti. Esa persona que está harta de que en la vida le vaya mal. Que no puede creer que existan personas que le quieran. Que vive amargada porque sus padres son injustos contigo. Que todavía piensa que su vida está fastidiada por ese profesor que no te aprueba. O quizás vive solamente peleada con el mundo y se odia a sí misma. Te animo a no rendirte, porque si yo no lo he hecho nunca; tú no deberías. 


Déjame que me presente: Soy ese chico del que no te imaginarías nada. Soy el chico al que todos lo miran y le ponen enseguida alguna etiqueta. Soy ese chico que nació pareciendo y siendo un “buenazo”. Y puede ser que no se equivoquen, porque, es más, no se equivocan. Así soy yo. Nací con una especie de problema que pocos pueden comprender e imaginar. Soy un chico imaginativo y al que le gusta estar en su mundo, aunque a veces sea por el problema. También soy el mejor amigo que puedas encontrar, siempre te seré fiel y nunca querré hacerte mal. Puedo no ser el más atrevido, ni el más divertido, ni el más guapo y sociable; pero si algo soy es buena persona. ¿Suena egoísta? Tampoco es mi intención, pero es lo que todos dicen. Aunque tengo mis defectos como todos, puedo ser algo cabezota cuando algo se me mete en la cabeza. Pero si algo no me gusta de mí es mi problema.


No es fácil sentirse extranjero en tu propio idioma, en tu entorno, con tus amigos, en tu casa… No es fácil porque te sientes muy solo. No puedo decir lo que quiero, me cuesta. Repito todo continuamente y me hace parecer tonto. Y no es que no sepa las palabras, es que no me salen. Tengo que buscarlo en mi cabeza. Y eso, en parte, me ha hecho raro. Normal, no es culpa de los demás que yo no me sepa expresar. Pero no todo el mundo te facilita la tarea de expresarte “a tu modo normal”. Sobre todo, cuando en el colegio te lo hacen pasar mal. A mí me han hecho el vacío, me han llamado raro y muchas cosas más, se han burlado de mí durante años y les ha dado igual todo lo que pensara. Cuando llevaba una escayola para la espalda, me tiraron a la arena del patio y llegué a mi casa con toda ella y un montón de rozaduras por culpa de la misma.  Y nunca me atrevía a contar nada a mis padres. No por miedo o vergüenza, solamente prefería sufrir en silencio.


 No es fácil hacer amigos y menos cuando tus gustos son diferentes a los de los demás. No me gustaba la misma música que los demás ni disfrutaba de ella como los demás. Y cuando lo disfrutaba, a los demás les parecía raro, extraño y exagerado. Es algo que no se puede cambiar fácilmente, ni por uno mismo. A mis 20 años, todavía me tienen que ayudar con esto.


Parece que mis hermanas pequeñas hablan mejor que yo, que mi hermana más pequeña a la cual supero en 7 años habla mejor que yo. Te sientes estúpido, ignorante, perdido, inútil. Yo tendría que ser el que las enseñara a ellas y no al revés. No entiendes nada. Ellas hablan con tranquilidad, rápido, usan dobles sentidos e ironías… ¡Yo no puedo! No entiendo esos dobles sentidos y las ironías no funcionan conmigo muchas veces, soy un chico muy inocente y literal. Hasta mis primos de 7 años parecen hablar con más soltura que yo. O parecía.


Sí. Mi vida no ha sido fácil. Este problema no es algo mínimo para uno mismo. Es más, la mayoría de gente como yo no está capacitado para ir a la universidad y yo ahora estoy en mi segundo año de la misma. Mi vida no ha sido fácil, pero me siento afortunado. Gracias a mis problemas me he dado cuenta de que quien me quiere me comprende y me apoya en mi sufrimiento. Te das cuenta de que no estás tan solo cuando te dan un empujón hacia delante. Y que los verdaderos amigos te querrán por ser lo que eres: el chico inocente e imaginativo. 


Ya no me siento solo. Sé que me están ayudando. Sé que estoy saliendo adelante. Sé que algún día dejaré de ser extraño entre los míos, aunque vaya avanzando poco a poco. Voy caminando a mi paso lento y seguro sin mirar atrás. 


¿Te sientes solo? ¿Deprimido? ¿Crees que nada te sale bien? Créeme, todo cambia. Míralo con otra cara, afronta tus problemas y no te escondas de ellos. Háblalo, tienes gente alrededor que te quiere escuchar; yo no podía hacerlo. Expresa lo que sientes, a mí no me salía. Sigue siendo quien eres, porque los amigos de verdad te querrán así. No aparentes ser alguien que no eres. Esfuérzate al máximo, todo se resolverá solo. ¿Se burlan de ti? De mi lo hicieron también, ignóralo. No malgastes tus fuerzas en algo que no sea ser feliz, menos cuando tienes las posibilidades de afrontarlo. Sonríe porque todo podría ser peor. Sonríe porque el mundo necesita tu sonrisa. Sonríe, yo seguiré sonriendo. No te rindas nunca.


Marta Campos López
1ºBachillerato A
15/2/2017

Comentarios