BÉCQUER
Dicen que en el instante antes de morir ves
pasar toda tu vida por delante, pero a mí no me ha pasado. Los viajes que nunca
haremos, la boda que nunca celebraremos, nuestros hijos, las visitas a nuestros
padres... Eso es lo que yo vi. Las promesas y sueños que ya nunca podremos
cumplir. Todas esas posibles sonrisas que ahora son lágrimas para todos, menos
para nosotros dos.
Tras haber cumplido nuestros objetivos
académicos un año más, creíamos que nos esperaba lo mejor, teníamos toda la
vida por delante, pero Ella iba antes y no éramos conscientes.
Bajamos a coger un par de cervezas más
para nosotros, cantando Vis a vis de Leiva. Esperando el ascensor, hablábamos de mi
vestido de graduación, del viaje a Mallorca y entre medias de cotilleo y
cotilleo se nos escapaban algunos besos. Me contabas lo bien que te había
salido el último examen y la pereza que te daba madrugar al día siguiente.
Éramos absolutamente libres, despreocupados por completo, tú y yo.
Sin darnos cuenta de que Ella venía con
nosotros, nos subimos al ascensor, nos abrazábamos sin sentir sus fríos ojos
clavados en nuestras nucas.
De repente sentí que era el momento, que había
llegado sin avisar, pero que era precioso porque estaba contigo. Había estado
allí todo el tiempo, observándonos durante los exámenes, mientras dormíamos e
incluso se había tomado una cerveza con nuestros amigos, pero no nos habíamos
dado cuenta.
Nos dio la mano y lanzamos una última mirada a este mundo, a todo lo
que nos había dado tiempo a construir aquí, sin arrepentirnos de nada.
Una bocanada de aire, un golpe seco y el eterno
silencio juntos. Te quiero.
Alejandra
Horcajada Ferreiro 1ºA Bach
Comentarios
Publicar un comentario