Alvaro Castresana (La mejor herencia)




LA MEJOR HERENCIA

Querido hijo:

Si la vida me hubiese dado una segunda oportunidad, si pudiese reencarnarme y vivir otra vez, si pudiese retornar en el tiempo, si pudiese nacer de nuevo, habría bastantes cosas de las que seguramente me arrepentiría y, ojalá pudiese cambiarlas.

Te escribo esta carta para que no caigas en los mismos agujeros en los que yo he caído, ni tropieces con las mismas piedras con las que yo he tropezado, porque te juro que no merece la pena.

La primera vez que probé la droga, fue cuando me cambié de colegio a un instituto cercano a la casa nueva de mi madre, tras el divorcio de mis padres. Me lo ofreció un supuesto amigo, al cual siempre recordaré con remordimiento el daño que causó en mi vida.

Para integrarme completamente en el nuevo grupo de amigos que había encontrado, volví a probarlo una segunda vez y luego una tercera, en un viaje sin retorno. Llegué hasta tal extremo de tener que poner la excusa de bajar a dar una vuelta al perro para fumar en la soledad, a escondidas de mis padres.

Cuando no tenía droga a la mano casi me volvía loco buscándola, me encontraba mal, realmente muy mal y mi mente se abrió a la cruda realidad…estaba enganchado.

A los veinte años abandoné mis estudios de Ingeniería Industrial y mis padres, empleando toda sus fuerzas, me internaron en un centro de desintoxicación, en el que pude reconocer, charlando con los que ahí eran tratados, que las adicciones en general son un intento por huir de la realidad y de evadirse: ahí me encontré con el joven que comenzó a drogarse porque  fracasó en los estudios; el adulto que fracasó profesional o familiarmente recurriendo al alcohol; al inadaptado social; el aburrido de sí mismo porque lo había tenido todo sin esfuerzo…

En este lugar tan frío y vacío conocí a mi actual mujer, tu madre. Ella tenía el mismo problema que yo hasta que, un día ya se curó y no le hacía falta estar más tiempo en este lugar, así que nos separaron, pero yo noto que seguimos conectados y unidos.

La única realidad es que a mí me toca quedarme aquí toda mi vida, ya que yo soy un enfermo sin ninguna solución.

Me gustaría darte unos cuantos consejos, que son la mejor herencia que te puedo dejar en la vida y, si los sigues al pie de la letra, te conducirán al éxito y a la felicidad.

Te recomiendo hacerle siempre caso a tu madre, porque ella es tu mejor amiga y siempre sabrá llevarte por el mejor camino. Confía en ella.

Siempre que te comprometas a hacer algo, hazlo, porque tu palabra debe valer oro.

Si tienes la oportunidad de ganar dinero, tómala. Incluso si tienes que agachar la cabeza de vez en cuando. Con dinero las cosas son mucho más fáciles.

Intenta que los días malos no te derroten. Hay muchas cosas buenas ahí fuera. No malgastes tu tiempo fumando, bebiendo ni consumiendo drogas, no merece la pena.

Trata de ser buena persona, amable y honesto.

Por último, lo más importante de todo: no sigas los pasos de tu padre, porque un día me equivoqué, y no recomendaría a nadie por nada del mundo pasar por lo que he pasado.

Siempre estaré pendiente de tí. Te quiero.

Álvaro Castresana Pérez 1ºB  21/02/2018


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