EL
DÍA DEL JUICIO FINAL
6 de junio de 1944, 8
de la mañana, siento la suave brisa marina que golpea mi cara, de fondo oigo
unas pequeñas explosiones, pero pensé: ¨Serán los niños que estarán tirando
piedras en el mar¨ De repente escuché la voz de mi mujer invitándome a entrar a
cenar. Me levanté y entré en nuestra pequeña casa, “Hmm, huele delicioso ¿Qué
tenemos hoy en el menú?”- le pregunté. Pero desgraciadamente nunca oiría su
respuesta porque después de ese instante ya no volví a pisar aquel lugar.
Volví a sentir esa
brisa, pero esta vez era mucho más fuerte y fría, justo después de eso oigo
alguien que me grita: “! Mike, Mike despierta que vamos a llegar a Omaha!” Ese
nombre me sonaba de algo creo que nuestro capitán lo había mencionado antes de que
partiéramos de Dover. El caso es que conseguí desperezarme y lo que veían mis
ojos no era nada esperanzador. Delante de nuestros ojos teníamos a un mar
desbocado, una lluvia incesante y lo peor eran las
expresiones de mis compañeros. Todos sabíamos lo que nos esperaba a escasos
kilómetros de nuestra posición, alemanes.
Nuestra misión era
neutralizar las posiciones defensivas alemanas y asegurar una cabeza de puente.
A pesar de las circunstancias adversas todos estábamos confiados porque
sabíamos que la noche anterior nuestra aviación había bombardeado la zona por
lo que quedaría muy pocas fuerzas enemigas, además si eso no hubiera sido
suficiente teníamos a nuestros acorazados que limpiarían la zona antes de que
desembarcáramos así que las probabilidades de que fuera un éxito eran muy
altas.
Pocos minutos después
ya vislumbrábamos nuestro objetivo, todos estábamos impacientes por llegar,
ansiosos por ganar a los alemanes y liberar Europa del yugo nazi. Pero nada mas
llegar nuestra lancha a la playa un diluvio de balas llovió sobre nosotros,
varios compañeros ya habían muerto, pero no podíamos quedarnos quietos,
debíamos salir lo antes posible de aquella lancha para que pudieran llegar más
tropas. Salimos todos corriendo y saltamos al agua porque la marea había subido
y teníamos que nadar un trecho hasta llegar a la playa.
El espectáculo era
desolador miles de soldados estaban nadando a duras penas en un mar desbocado y
jalonado de cuerpos de compañeros suyos que habían muerto por un disparo o
ahogados por el peso del equipo que llevábamos. En frente nuestro teníamos
varios nidos de ametralladoras alemanas que nos estaban diezmando poco a poco
pero afortunadamente una salva de nuestros acorazadas dejo inutilizados dos de
ellos.
Después de un esfuerzo
titánico conseguí llegar a la playa donde me refugié en un agujero provocado
por un obús. Desde ahí puede observar como poco a poco las fuerzas americanas
se reagrupaban en una delgada línea de playa bajo el intenso fuego alemán.
Nuestro regimiento fue enviado a una zona donde había un acantilado para ayudar
a los heridos.
Cuando llegamos ahí
vimos a miles de soldados agonizando, pero lo pero estaba aún por llegar.
Delante de nosotros teníamos una pared de piedra de 30 metros de alto y por el
otro lado un mar que cada vez se estaba acercando más y más. Solo había una
solución posible y era escalar la pared neutralizar el bunker alemán y subir a
los heridos en camillas. Me ofrecí voluntario, y unos minutos después ya estaba
escalando la pared. La ascensión resultó ser más complicada de lo que parecía
por que el mal tiempo había convertido la roca en una superficie resbaladiza y
afilada.
Nada más llegar a la
cima oí una potente explosión y de repente mi vista se nubló y solo oía un
zumbido incesante dentro de mi cabeza. Cuando por fin recuperé la vista vi que
me faltaba un brazo y que tenia una pierna rota, desgraciadamente el resto de
mi grupo no había tenido tanta suerte, los que no habían llegado se estrellaron
contra el suelo en una caída de mas de 20 metros y los que habían llegado a la
cima estaban desperdigados por todos lados.
Haciendo acopio de mis
últimas fuerzas cogí una granada y la lance por la puerta trasera de bunker.
Segundos después vi como una enorme mole de cemento estallaba en mil pedazos,
la fuerza de la explosión fue tal que fui propulsado 3 metros hacia atrás al
borde del precipicio. Entonces fue cuando, agotando mis últimos minutos de vida
plante una bandera de los estados unidos como símbolo de victoria.
Juan Fco. Cebrián Rodríguez
1ºA 17 de febrero 2018
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