Leire Pérez Núñez (Una leyenda inmortal)




UNA LEYENDA INMORTAL


- ¿Le traigo otra frasca de vino y continuamos?

- Muchas gracias mi bella damisela. Este momento es digno de que mis grandiosas hazañas sean actualizadas. Qué deshonor para el que no pueda saber de mi pues, por toda la Mancha soy conocido y admirado.

- No lo niego, Señor. ¿Le parece si empezamos hablando un poco de aquello más importante para usted? Para mí, la familia y los amigos son un pilar fundamental.

- Eso, mi joven amiga, nunca cambiará. Recuerdo como si fuese ayer el día en que conocí a mi leal y único verdadero compañero. Ahora no son como antes. Lucharía contra mil gigantes más si fuese con él. Nuestra silueta, conocida por todo el pueblo. Esa gordinflona figura junto a mi esbelta y alta sombra serán siempre enunciadas. Pues nada más grande hay qué nuestras hazañas por el amor de aquella dama. Oh mi amada, ¡lo que daría por recoger su pañuelo del suelo una vez más! Loco me llamaban, la realidad es qué estaba loco por ella. ¿Sabe a quién me refiero, verdad querida?

- ¡Por supuesto! Mucha gente conoce su historia. ¿Sabe que se hizo un libro sobre usted y es objeto de estudio para muchos?

- Oh que honor, ¿oyes mi querido Sancho? Te lo dije, nada de lo que hicimos fue en vano. Por fin he derrotado a los gigantes que tanto tiempo llevaban persiguiéndome. ¡Oh si mi alteza pudiese verlo! Daría cualquier cosa por ver su arrugada tez estirarse de asombro al ver que el anciano loco del pueblo parejo en fama le es. Debemos encargar un retrato ahora mismo para inmortalizar este momento.

- ¿Un retrato? ¿No cree que una foto es más rápido y eficaz?

- Ah ya estáis los jóvenes con vuestros artilugios revolucionarios, claro que así empecé yo antaño con los libros. Aquellos momentos en los que salvaba a mi querida Dulcinea de las zarpas del temible dragón. Esos sueños se hicieron realidad cuando me convertí en caballero de la blanca armadura pero la amada nunca fue rescatada por mí. Oh mi querida Dulcinea no temas pues pronto iré en tu busca. Tras vencer gigantes y malhechores ha llegado el momento de que vaya a rescatarte  ¿Rocinante viejo amigo dónde estás?

- Señor, ha pasado mucho tiempo , la gente con la que usted convivía ya no está, usted mismo me lo dijo antes, ¿no lo recuerda?

- Lo siento querida, a veces mi mente desea retroceder en el tiempo y volver a aquello que en su momento fue feliz pero deja un triste recuerdo. La mayor parte de las veces, los momentos en los que uno se siente pleno, ya sea luchando contra gigantes, admirando a su amada o leyendo, son los más breves pero mejores a la vez.  Hacen ser recordados eternamente con añoranza, y, en los mejores casos, son plasmados en páginas como símbolo de aquellos momentos en los que con tan solo pluma, papel y un poco de imaginación, se era feliz.

Entonces me levanté, le di un beso en la mejilla, y el abuelo Miguel, con los ojos bañados en lágrimas, siguió soñando con molinos, lanzas, campos de Castilla, escuderos y con mi abuela Aldonza, su amada Dulcinea, ausente, pero siempre a su lado en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme.







LEIRE PÉREZ NÚÑEZ
1ºB BACH.
FEBRERO 2018

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