UN SAN VALENTÍN TAN DISTINTO
Debían de quedar unos
20 minutos para que sonara el timbre que nos indicaba que ya nos podíamos ir a
casa. Yo como siempre me encontraba en el último sitio de la clase donde en el
pupitre de delante estaba, Mike bloqueador del equipo de fútbol, claramente mi
sitio era un lugar muy estratégico ya que al encontrarse ese tiarrón justo delante de mi, la profesora no me veía,
además jugaba a mi favor mi tamaño ya que soy de los más pequeños del curso.
Como acabo de contar,
quedaban cerca de unos 20 minutos de clase, esto para ser sinceros no influía
en absoluto en la actitud que yo mostré
en matemáticas aquel día.
Con los ojos cerrados y mis pensamientos y preocupaciones muy lejos de las
explicaciones de la señorita Brown , intentaba que no se me revolviera el
estomago con tanto amor en el aire, porque aunque ni lo haya mencionado ese día
era 14 de febrero, sí, San Valentín. Yo personalmente opino que es una fiesta
que se invento para ganar dinero, pero bueno ese es otro tema que no viene al
caso.
Si que es verdad que en
algún momento de la clase levantaba la mano para ir al baño, sinceramente no se
porque lo hacía ya que sabía la
respuesta antes de preguntar. Sus palabras eran siempre las mismas “señorito
Williams debería ir usted a revisarse la próstata” yo la contestaba con una
ligera sonrisa pese a que no me hacía ni pizca de gracia.
De nuevo y si no me
salen mal las cuentas, por quinta vez le pregunte a la Señorita Brown si podía
ir al baño pero antes de que esta me dijera su frase estrella , sonó el timbre,
todos en apenas 3 segundo recogimos nuestras cosas pero cuando me disponía a
girar el manillar de la puerta para poder salir disparado hacia mi casa la
señorita Brown me lo impidió y con un gesto severo nos indicaba que volviéramos
a nuestros asientos.
Eso no ha sido el
timbre si no la alarma de incendios ya que como supongo que no se habrán
fijado, aun quedan 20 minutos, por lo que ahora nos dispondremos a salir de clase de manera ordenada, nos explicó la
señorita Brown con un tono muy calmado. Pero de pronto esta se quedo como si
hubiera visto a un fantasma, era como si la hubieran arrebatado el alma, se quedo
quieta, fría, todos los sentimiento de terror, miedo, preocupación camuflaron
de inmediato esa actitud calmada que nos había mostrado hace apenas unos
segundos. Nadie podía explicar la razón del cambio tan brusco que mostró la
señorita Brown, hasta que empezamos a oír sirenas y nos percatamos que el
instituto estaba siendo rodeado por un gran número de policías.
Nadie sabía lo que pasaba,
la verdad es que esa clase se encontraba llena de sensaciones muy diferentes:
miedo, ignorancia hasta indiferencia porque muchos incluido yo nos creíamos que
sería cualquier tontería por la que no había que preocuparse. Pero tampoco me
duro mucho esa opinión ya que entre todos los ruidos molestos que había ese día
en el instituto hubo uno que sobresalió de manera exagerada sobre los otros, la
mayoría se pensaba que serían algunos petardos o fuegos artificiales en
conmemoración a la fiesta de San Valentín. Pero estaban todos equivocados yo
sabía que ese estruendo ya lo había escuchado en otro sitio, que era muy diferente
a un petardo, que me trasmitía unas sensaciones muy distintas, cuando me dí
cuenta de donde provenía ese sonido no sabía que hacer si contárselo a mis
compañeros si no hacer nada si mantenerme callado, demasiados pensamientos se
me pasaron en muy poco tiempo por la cabeza. A mi padre siempre le ha gustado
la caza por lo que alguna vez le he acompañado y te aseguro que el sonido de un
disparo es una de las pocas cosas que no
se pueden olvidar.
Cuando les explique lo
que estaba pasando a mis compañeros, estos sin poder contralarse comenzaron a
chillar, a llorar en todos los rostros se podía detectar perfectamente ese
terror que provocaba la situación. Muchos de ellos intentaban salir de clase
otros sin embargo intentaban encontrar un escondite y muchos otros se quedaron
quietos sin mover ningún musculo era como si hubieran aceptado que ese era el
final. Aun me arrepiento de haberles contado lo que sucedía ya que aunque puse
mucho empeño en tranquilizarles eso era una tarea imposible y en apenas un instante una gran cantidad de ruido
inundaba la clase.
Todo este escándalo
llamo la atención de una persona, la cual se encontraba en el pasillo, este se
dirigía a nuestra aula con unos pasos firmes y debía de llevar unas botas ya
que se oía desde muy lejos el sonido de su talón golpeando el suelo, cuando
llego a la puerta de la clase en la que nos encontrabamos se paró en seco y de
una manera muy sigilosa abrió la puerta. Por unos momentos todos nos pensábamos
que sería cualquier profesor que nos venía a informar de que había sido una
broma pero esto no eran más que una falsa esperanza.
La persona que estaba
detrás de la puerta se llamaba Dave Miller y había sido expulsado hacía unos
pocos meses del instituto por mal comportamiento, en el momento en el que reconocimos ese rostro frío e inquietante, la
clase se quedo muda, no se escuchaba nada ni una respiración ni si quiera las
sirenas de policías que estaban fuera, había tal silencio que lo único que
escuchábamos era nuestro propio latido que iba cada vez más deprisa.
Dave portaba un fusil
el cual al entrar en el aula empezó a dispararlo sin ningún control, las balas silbaban
de un lugar a otro, lo único que podía esperar es que ese silbido se fuera
apagando poco a poco y no que se parara de golpe, pero de pronto algo me mordió,
no me podía ni imaginar lo que estaba pasando no me podía ni creer que después
de todo se iba a acabar. De lo último que recuerdo es estar escondido en el
armario de material ya que como he dicho antes soy el más pequeño del curso y
por lo tanto el único que cabe.
Después de todo el
sufrimiento que pasé aquel día, recuerdo despertar en el hospital y acordarme
que por culpa de una persona todos mis compañeros de clase incluida la señorita
Brown, no volverían a sentarse en su pupitre , no volverían a abrazar a su madre, no volverían
a decir te quiero, no volverían a respirar.
Sé que ha sido duro
pero gracias por contármelo. Le decía el agente Johnson a Williams en una
pequeña habitación de hospital, en un pequeño pueblo donde vive gente normal un
pueblo donde nunca había pasado nada hasta el 14 de Febrero de 2018.
María Tejada Bartrina.
4ºA de la ESO. (Febrero-2018)
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