ESPERANZA
Ayer se fue, mi padre ayer se fue a las duchas y todavía
no ha vuelto, los dirigentes se llevaron tanto como a mi padre como a la madre
de un amigo que me he hecho aquí sin contar a otras cien personas que no
conozco que también se los han llevado, pero sé que están en la misma situación
que mi familia y yo. No sabemos dónde estamos exactamente, solo sabemos que
seguimos vivos.
Esta odisea comenzó más o menos hace dos semanas. Robert,
mi vecino, sabía que mi familia y yo somos judíos, él no lo es, pero bueno, es
nuestro vecino y teníamos mucha confianza con él, yo me llevaba muy bien con
sus hijos. Robert llevaba unos días sin acercarse a nuestra casa, también hacía
un par de días que no venían sus hijos a mi casa a jugar cómo hacíamos casi
todas las tardes después del colegio, yo me fijaba y veía que hombres vestidos
de militares iban a su casa y salían al rato, a mí eso me extrañaba, pero no
dije nada a mis padres, ahí estuvo mi fallo. Un día cualquiera, por la noche,
llamaron a la puerta, estábamos dormidos, pero mi padre se levantó y abrió, él
nos dijo que nos escondiésemos, se olía algo de lo que finalmente pasó, pero no
le hicimos caso y mi hermana, mi madre y yo nos quedamos un par de pasos atrás
que mi padre, pero estábamos allí y pasase lo que pasase, íbamos a estar a su
lado. Abrió la puerta y ahí estaban, los militares que había visto yo hablar
con mi vecino. Sin mediar palabra con ellos, nos pegaron, nos secuestraron y
nos metieron en una camioneta.
Cuando nos despertamos estábamos en un tren, estaba sucio
y olía mal, en el vagón estábamos tanto mi familia como según pude contar otras
tres, había en el tren cuatro trozos de pan, uno para cada familia. En el tren
estuvimos tres días, nos moríamos de hambre y sed, pero por desgracias de la
vida llegamos con vida. Cuando abrieron las puertas, no pudimos ver nada, nos
cegó la luz, llevábamos tres días sin ver la luz, nos quitaron la ropa y todo
lo que llevábamos encima, nos pusieron algo parecido a un pijama a rayas y con
un cuchillo nos marcaron una estrella en un brazo y un número en otro, marcas
que nos acompañaran siempre.
Lo único que hacemos aquí es trabajar de sol a sol sin
parar, da igual la edad, te vas a llevar trabajo, escucho a los guardias hablar
sobre la guerra, sé que Hitler o el “führer”
como le llaman ellos y su ejército está a punto de entrar en Francia. Hay días
que veo personas que ya no vuelvo a ver nunca más, no sé a dónde los llevan, si
a otro campo o han podido escapar de aquí, hay un rumor que dice que los llevan
a unas duchas, pero si se enteran los guardias quién lo dice se lo llevan
arrestado, por lo que poco sabemos. Yo por las noches veo que en dos edificios
delante de la ventana de mi cama que comparto con toda mi familia, veo salir
mucho humo por las noches, pienso que será que están haciendo el pan que
comeremos al día siguiente, un pan por cada cuatro personas, nos estamos
muriendo de hambre.
Ayer se llevaron a mi padre a las famosas duchas, no le
he vuelto a ver. Hoy me he fijado y de nuestro edificio no se han llevado a
nadie, pero sí de el de enfrente, tengo mucha curiosidad qué habrá allí, estoy
preocupado por mi padre.
Me he hecho amigo de un chico que trabaja conmigo, se
llama Toni, duerme dos edificios más allá, pero cómo pasamos más horas
trabajando que durmiendo nos da tiempo para hablar. Él también lleva la
estrella por lo que he supuesto que es judío, me ha contado que vivía en
Polonia, como yo, y que le arrestaron de una forma parecida a la mía. Hemos
estado hablando y me ha contado que se llevaron a su madre a las duchas, los
dos estamos preocupados así que hemos decidido investigar por la noche.
Era medianoche y estábamos donde habíamos quedado, si los
guardias nos pillaban nos mataban, así que teníamos que jugar con que seguíamos
siendo de mediana estatura y estaba oscuro, sólo nos iluminaba la luna. Le
hablé del edificio del que salía humo y dijo que fuésemos allí primero, yo le
dije que sólo era un horno de panes, que no merecía la pena, pero el insistió y
nos acercamos allí. Llegamos y no había mucho que ver era un edifico pequeño
con una puerta la cual estaba custodiada por dos guardias armados, nos quedamos
esperando detrás de unas cajas con las que no nos veían, esperamos un buen rato
y le dije a Toni que nos fuéramos a dormir que mañana teníamos que seguir
trabajando y teníamos que dormir algo, me dijo que vale y en cuanto nos giramos
para ir cada uno a su edificio vimos una camioneta llegar a la puerta que
llevábamos viendo toda la noche, los dos sin decirnos nada volvimos detrás de
las cajas a ver lo que metían dentro del edificio, cuando empezamos a ver lo
que metían nos quedamos petrificados, eran cuerpos de gente sin vida, no
reconocimos a nadie por lo que supusimos que eran personas que habían fallecido
por el agotamiento, por la edad o por la hambruna, volvimos cada uno a nuestro
edificio a descansar aunque con lo que habíamos visto ninguno íbamos a pegar
ojo, no le dijimos a nadie lo que habíamos visto, íbamos a intentar resolverlo
nosotros solos así que decidimos investigar más y al día siguiente después de
trabajar, cuando se llevasen a la gente a las famosas duchas, nosotros iríamos
detrás de ellos.
Llevaba ya tres días sin ver a mi padre, pero seguía
manteniendo la esperanza de volver a verle. Llego el momento de seguirles,
íbamos los dos detrás del grupo de personas que iban a las duchas, estaban
rodeados de guardias, los llevaron hasta el edificio más cercano al horno, pero
justo cuando ellos entraban y nosotros estábamos a punto de entrar, vi otra vez
la camioneta ir hacía al horno y volvieron a bajar cuerpos, uno de los que
cuerpos que bajaban era mi padre, por lo que sin avisar a Toni salí corriendo
para ir a abrazarle, sabía que estaba muerto pero quería despedirme de él, justo
cuando le voy a tocar escuchó un disparo y siento como algo me atraviesa por
dentro, me había disparado uno de los guardias por la espalda, vi cómo salía
sangre de mi pequeño cuerpo, mis segundos estaban contados y cómo sabía que
estaba cerca de mi padre estiré el brazo y le toqué, no le vi pero sabía que
era él. Iba a morir tranquilo sabiendo
que lo último que iba a hacer en esta cruel vida era estar agarrado a mi padre.
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