Agustín Torralba (El mundo adentro)



EL MUNDO ADENTRO

Frágil, susceptible, temeroso y sólo. Busco la clara luz en la noche oscura. Negro, veo todo Negro, una síntesis de sintaxis y sintonías monótonas y sinsentido, sinfonías desordenadas, sin orden ni concierto ni claridad ni mensaje

No pienso, sólo veo y veo todo oscuro. Luz, sol, pero eclipsado. Abro mi vista para tener frente a mí un paisaje tenebroso, lúgubre, frío, muy frío el vasto camino habría sus campos a un lado y otro hacia todos los puntos cardinales. Húmedos prados muertos, pero llenos de vida. Las verdes espinas de las coníferas hacen llegar un aroma verde, pulcro y puro en un mundo de impurezas y mal. Oscuro más este campo era oscuro. La tenue luz de la noche oscura alumbraba con un blanco haz el negro paraje.

El Páramo Eliseo podría ser mi muerte, o mi vida, o el final, o el principio, o el camino, o mi puerta. Caminos, varios caminos abrían la hondonada, serpenteaban como el húmedo arroyo que pasaba cerca suyo. Húmedo y frío. Veo caminos, pero sin vida. Solo veo un lejano camino triste y abandonado, montañas lejanas, cerca, promontorios y colinas con bosques.  Se apaga la luz. Siento escalofríos, miedo, sangre, dolor, sombras. Entes malévolos caminan con ansia de muerte por estos parajes en los que parecía acabar oscuridad, miedo, enajenación, tensión. Tiemblo lloroso, pero sigo viendo una tenue luz al final del camino.

Sigo avanzando con miedo. Noto presencias cercanas. Cuanto más avanzo en el tiempo, más oscuro se hace el ambiente. Me encierro en mi cabeza. Todo para. Todo, menos mi miedo. Ya no oigo nada. Ya no veo nada. Pensé: “Ya es suficiente” y si pienso, existo, y si existo, decido, y si decido, controlo.

Luz. Oscuro. Cambio.

Una cálida luz tenue pero tranquila, pacífica, amable, envuelve el ambiente. Todo cambia: el frío torna en calor, el miedo en seguridad, la tristeza en alegría, la soledad en compañía; aunque ella no estaba. ¿Quién sabe si me quería?, ¿ quién sabe si estaría algún día?, ¿quién sabe si existiría?; pero ella no estaba. Aunque todo está bien en mi cálido refugio. Recordaba feliz aquel tiempo en el que hablábamos en la lejanía ; no la tocaba pero la sentía. Una feliz presencia.

Música. Escuchaba la melodía calmada y feliz con alegría y sueño pero más alegría y calma que sueño. El cantante vestía y desnudaba al arpegio con su guitarra y nos lo presentaba en un diálogo con su voz. Melodía angelical inspirada por tristeza, pero esa tristeza da igual. Todo está bien, todo está bien …

Tranquilo, pierdes el control, no, no, no. Frenéticamente, quería salir, romper mis cadenas, no podía más. Los nervios ocultados por la calma ahora están al desnudo. Mi corazón a 100 por hora, el fuego al rojo vivo, la carne tensa , la mente, y la mente, piensa,  calma, control, paciencia; siempre puedo poner freno a esta situación, victoria esta batalla, controlar las riendas por Bravo que sea el caballo pensando, siempre pensando.

Pienso en el pasado ;ocurrió, pero ahora todo está bien. Y cuando no está bien ,pienso en el presente; es mío, me pertenece. Pienso ,luego existo; si existo, decido; y si decido, controlo. Puedo controlar y poner remedio al presente si se torna malo ,pero, ¿y el futuro? Por desgracia no sé lo que me depara,¿ felicidad?,¿ tristeza?,¿ incertidumbre?,¿muerte?,¿ vida?,¿peligro?, ¿quién sabrá?. Yo no sé. Esta duda me produce un hormigueo constante, una disyuntiva, una desviación. La duda ofende, ofende también a los sentimientos; ofende también al presente, y así, al pasado.

Pero puedo controlar el presente y el pasado ya ha pasado, y todo está bien; así que puedo controlar el futuro. ¿Cómo? ,controlando el presente y el pasado. Los nervios, la ira, el miedo, la paranoia existen. Existen en mí porque yo existo. Y si existo, pienso ;y si pienso, decido; y si decido, controlo. Así que es bueno que exista ,porque también existo yo, y yo puedo controlarlos contenerlos; porque yo pienso.

Pero no repetiré lo anteriormente dicho. Lo recuerdo y lo aplicó; y lo vivo ,pero tanta repetición aburre. Todo aburre en exceso excepto lo que no aburre. A esto se le llama adicción ,vicio. Pero todo se puede controlar. Hay cosas más fáciles y cosas más difíciles, pero todo esto se puede controlar. Puedes controlarte a ti mismo; al fin y al cabo, esta locura es tu subconsciente; y el subconsciente está subordinado a tu mente.

Comentarios