Frágil,
susceptible, temeroso y sólo. Busco la clara luz en la noche oscura. Negro, veo
todo Negro, una síntesis de sintaxis y sintonías monótonas y sinsentido, sinfonías
desordenadas, sin orden ni concierto ni claridad ni mensaje
No
pienso, sólo veo y veo todo oscuro. Luz, sol, pero eclipsado. Abro mi vista
para tener frente a mí un paisaje tenebroso, lúgubre, frío, muy frío el vasto
camino habría sus campos a un lado y otro hacia todos los puntos cardinales. Húmedos
prados muertos, pero llenos de vida. Las verdes espinas de las coníferas hacen
llegar un aroma verde, pulcro y puro en un mundo de impurezas y mal. Oscuro más
este campo era oscuro. La tenue luz de la noche oscura alumbraba con un blanco haz
el negro paraje.
El
Páramo Eliseo podría ser mi muerte, o mi vida, o el final, o el principio, o el
camino, o mi puerta. Caminos, varios caminos abrían la hondonada, serpenteaban
como el húmedo arroyo que pasaba cerca suyo. Húmedo y frío. Veo caminos, pero
sin vida. Solo veo un lejano camino triste y abandonado, montañas lejanas,
cerca, promontorios y colinas con bosques. Se apaga la luz. Siento escalofríos, miedo,
sangre, dolor, sombras. Entes malévolos caminan con ansia de muerte por estos
parajes en los que parecía acabar oscuridad, miedo, enajenación, tensión. Tiemblo
lloroso, pero sigo viendo una tenue luz al final del camino.
Sigo
avanzando con miedo. Noto presencias cercanas. Cuanto más avanzo en el tiempo, más
oscuro se hace el ambiente. Me encierro en mi cabeza. Todo para. Todo, menos mi
miedo. Ya no oigo nada. Ya no veo nada. Pensé: “Ya es suficiente” y si pienso, existo,
y si existo, decido, y si decido, controlo.
Luz.
Oscuro. Cambio.
Una
cálida luz tenue pero tranquila, pacífica, amable, envuelve el ambiente. Todo
cambia: el frío torna en calor, el miedo en seguridad, la tristeza en alegría,
la soledad en compañía; aunque ella no estaba. ¿Quién sabe si me quería?, ¿
quién sabe si estaría algún día?, ¿quién sabe si existiría?; pero ella no
estaba. Aunque todo está bien en mi cálido refugio. Recordaba feliz aquel
tiempo en el que hablábamos en la lejanía ; no la tocaba pero la sentía. Una
feliz presencia.
Música.
Escuchaba la melodía calmada y feliz con alegría y sueño pero más alegría y
calma que sueño. El cantante vestía y desnudaba al arpegio con su guitarra y
nos lo presentaba en un diálogo con su voz. Melodía angelical inspirada por
tristeza, pero esa tristeza da igual. Todo está bien, todo está bien …
Tranquilo,
pierdes el control, no, no, no. Frenéticamente, quería salir, romper mis
cadenas, no podía más. Los nervios ocultados por la calma ahora están al
desnudo. Mi corazón a 100 por hora, el fuego al rojo vivo, la carne tensa , la
mente, y la mente, piensa, calma, control,
paciencia; siempre puedo poner freno a esta situación, victoria esta batalla,
controlar las riendas por Bravo que sea el caballo pensando, siempre pensando.
Pienso
en el pasado ;ocurrió, pero ahora todo está bien. Y cuando no está bien ,pienso
en el presente; es mío, me pertenece. Pienso ,luego existo; si existo, decido;
y si decido, controlo. Puedo controlar y poner remedio al presente si se torna
malo ,pero, ¿y el futuro? Por desgracia no sé lo que me depara,¿ felicidad?,¿
tristeza?,¿ incertidumbre?,¿muerte?,¿ vida?,¿peligro?, ¿quién sabrá?. Yo no sé.
Esta duda me produce un hormigueo constante, una disyuntiva, una desviación. La
duda ofende, ofende también a los sentimientos; ofende también al presente, y
así, al pasado.
Pero
puedo controlar el presente y el pasado ya ha pasado, y todo está bien; así que
puedo controlar el futuro. ¿Cómo? ,controlando el presente y el pasado. Los
nervios, la ira, el miedo, la paranoia existen. Existen en mí porque yo existo.
Y si existo, pienso ;y si pienso, decido; y si decido, controlo. Así que es
bueno que exista ,porque también existo yo, y yo puedo controlarlos contenerlos;
porque yo pienso.
Pero
no repetiré lo anteriormente dicho. Lo recuerdo y lo aplicó; y lo vivo ,pero
tanta repetición aburre. Todo aburre en exceso excepto lo que no aburre. A esto
se le llama adicción ,vicio. Pero todo se puede controlar. Hay cosas más
fáciles y cosas más difíciles, pero todo esto se puede controlar. Puedes controlarte
a ti mismo; al fin y al cabo, esta locura es tu subconsciente; y el subconsciente
está subordinado a tu mente.
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