Alejandro Magro (Soldados de hierro)



SOLDADOS DE HIERRO

Allí estábamos todos, reunidos, asustados, desesperados, dispuestos a morir si hacía falta, pero todo por la patria, en esta batalla final que no sabríamos si íbamos a sobrevivir, pero que un sentimiento nos levantaba la cabeza, que nos hacía brillar en los momentos más difíciles y que nos decía que la recompensa sería muy pero que muy buena.

Unos nos decían que qué clase de hombres éramos, si éramos algo parecido a la legión, pero no, somos más que eso, somos capaces hasta de que la gente viéndonos como luchamos por la patria se les encoja el corazón y se les olviden los problemas como la independencia, eso que está muy de moda o la corrupción, que eso lamentablemente también.

 Pero aquel día sabíamos que lo íbamos a dar todo contra esa gente, si, los holandeses, esa gente de los Países Bajos que no son capaces ni de mover una pieza de este tablero por su país. Se burlan de nosotros por nuestro patriotismo, lo llaman desesperación, egoísmo pero nosotros lo conocemos por esfuerzo, gloria, sacrificio.

Atravesamos todos una puerta, que daba a un largo túnel viendo como la gente ansiaba saber su final, viendo a esa gentuza holandesa burlarse de nosotros, pero entre todo ese barullo se veía una luz al fondo que cada vez que la divisábamos más y más se te iba haciendo un nudo en la garganta, pero que cuando salías te sentías el hombre más afortunado de todo el planeta.

Los holandeses disparaban a matar sobre todo contra el pobre Iker, pero  con su fuerza y coraje conseguía seguir en pie. La cosa se descontrolaba, no nos poníamos de acuerdo, como si pareciese que no nos conociéramos. Atacaban y atacaban y lo seguían haciendo porque nos subestimaban, no solo a nosotros sino a toda España.

 Y justo, si justo ese momento, fue la chispa que lo cambió todo.

Empezamos a pensar en lo que habíamos tenido que luchar para venir hasta aquí, lo que habíamos reído, lo que habíamos llorado. Alguien dijo una vez que el precio del esfuerzo era muy alto, pero amigo mío, la recompensa es aún más. Todo empieza con la carrera de 30 metros de Jesús Navas que se va de dos, se va de tres divisa a Iniesta que este se la pasa a Cesc, dios mío! De Cesc al niño, al niño Torres, vamos niño! Este ve a Iniesta pero corta el pase un holandés pero le cae el rechace a Cesc!! Cesc para Iniesta, vamos!! Vamos Andrés, esta vez no, hoy España no caerá!

 Y al tocar el balón el tiempo se paró y supo que eso era gol que fuera a dar a España el mundial de Sudáfrica de 2010.

Comentarios