UN FUTURO VERDE
No era un buen momento para Maite, la situación de su vida no era muy
agradable, en la vida no todo es fácil y ni mucho menos bonito pero como en
cada cosa siempre hay algo bueno, y lo bueno de su historia era Nico.
Nico y Maite se conocían desde hacía tiempo pero no tenían una relación
muy cercana, solían coincidir cuando quedaban con sus amigos, ya que, tenían un
mismo grupo en común. Un verano como cualquier otro, Maite se acordó de su amigo y se preguntó como estaría pasando
su verano, para su asombro Nico no lo estaba pasando demasiado bien, ya que, le
acababan de operar de la rodilla por una grave lesión y desde ese momento la
relación entre los dos fue cada vez más cercana. A la vuelta del verano estaba
recuperándose y Maite se alegraba mucho por él.
Varias semanas más tarde
Maite recibía cada vez más mensajes de su amigo hasta el punto de ser únicamente
feliz cuando él le escribía; ahora los dos ya no eran los mismos, su historia
de amor acababa de empezar.
Cada vez su amor era más real aunque ninguno se atrevía a confesarlo,
pero el tiempo pasaba y ya no podían ocultarlo más así que dieron el paso; no
sabría decir quien de los dos estaba más nervioso cuando estaban juntos, pero
si puedo decir que no podían mirarse a los ojos, ella descubrió que detrás de
esos ojos verdes se escondía tímidamente un futuro con la persona a la que le
pertenecían, podía ser que ese futuro no fuera para siempre, pero si que
llegase a marcar la vida de Maite, de tal manera que el amor crecía a medida que
pasaban el tiempo uno con el otro, a la vez que la confianza, de los secretos,
hasta que Nico se hizo dueño de gran parte de su corazón.
Los dos querían siempre estar juntos; cuando lo pasaban mal tenían un
hombro para llorar, la relación era tan fuerte que Nico sabía todo sobre ella,
incluso hasta los detalles mas pequeños. Pero como cada relación tenían pequeñas
peleas que duraban apenas minutos, ya que lo pasaban muy mal y pensar que podrían
acabar por tonterías les mataba.
A Maite le encantaba Nico, su forma de ser, estaba enamorada de cada
lunar que tenía en la cara, que creedme que no eran pocas, de sus ojos, de que
en los momentos duros era capaz de hacer cualquier cosa porque sonriera y de lo
feliz que era con él.
Nico era un chico trabajador, que daba todo de él para conseguir sus
metas y que no lo dejaba sin terminar y eso Maite le gustaba mucho pero más le
gustaba su dedicación por su gran pasión y una gran parte de su vida, el fútbol.
Cuando se conocieron él no atravesaba un buen momento, como ya he dicho. El
verano anterior sufrió una lesión en la rodilla que le dejó un año sin poder
jugar, esos 11 meses exactamente hasta que volvió a jugar se le hicieron
eternos. Desde la primera patada de su vuelta había una aficionada más en sus
partidos, la cual estaba muy orgullosa de él y que siempre ha creído que iba a
conseguir su sueño, vivir de ello.
Diez años más tarde, en el estadio Santiago Bernabéu, un momento
tenso, último minuto que podría definir todo, podrían ser campeones de la
Champions por décima novena vez. De repente todo el mundo saltó de su asiento,
brotaba alegría por todos lados, se oían los cánticos desde cualquier parte del
mundo y mientras se oyó la vocecilla del pequeño Luis diciendo: “ ¡¡¡¡Ha
marcado!!!!, papá lo ha conseguido”.
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