Mariano Díez Bielsa (La victoria magistral)




LA VICTORIA MAGISTRAL
08:00 PM
Todos regresamos a los cuarteles para prepararnos, pues hoy era el día. Hoy era el día en el que una vez más lucharíamos todos juntos, codo con codo al lado de nuestros compañeros. El día en el que había que recuperar lo que habíamos perdido tiempo atrás y conquistar al enemigo.

09:00 PM
Se hace raro vestirse de nuevo con este equipo, tantos recuerdos… Desde las batallas perdidas años atrás, pasando por las veces que hubo que lamentar soldados caídos, hasta las grandes hazañas que fuimos capaces de lograr llevando este atuendo.

09:45 PM
Me reúno con mi escuadrón a las afueras del campo de batalla. Se puede oler la tensión, el miedo, la desconfianza… Queda poco tiempo para que comience la batalla final, el duelo en el que se decidirá todo a la hora pactada por nuestros superiores.

10:00 PM
Se oye a lo lejos el pistoletazo de salida: el combate ya había comenzado. Mi pelotón, como de costumbre, es el primero en entrar al campo de batalla. Nos dedicamos a explorarlo y a analizar la zona en la que posteriormente asaltaríamos al contrincante. Ya habían transcurrido diez minutos cuando más grupos empezaron a entrar al juego.

10:45 PM
Se nos presenta una ocasión clara de ataque, la cual podría hacer que toda esta guerra mereciera la pena, sin embargo no nos lanzamos, pues todavía es pronto y queda un larga guerra por librar. Poco a poco avanzamos posiciones sin que el rival se dé cuenta de nuestra estrategia.

11:30 PM
De nuevo, un hueco en las filas del oponente nos está dejando paso a lo que podría ser una victoria magistral, no obstante, esta incursión es más arriesgada que la anterior pero no la podíamos dejar pasar. Sorteamos quien de todos nosotros tendía que ir e intentar hacerse con la gloria. El soldado Fernández fue escogido por el azar y ante la presión de la brigada se arma de valor y ataca a su presa. Nuestro compañero calló en el primer asalto, pero eso no acababa ahí. Fernández se prometió a si mismo que volvería a atacar cuando la ocasión fuera más clara lo cual finalmente no se cumplió. El contrincante que le había ganado la primera ronda organizó un ataque silencioso y a traición por la espalda que acabó con nuestro aliado, un soldado más muerto en combate. Intentamos reanimarlo, pero era demasiado tarde, pues la herida era tan profunda que le había alcanzado el corazón.

00:15 AM
Ya cargábamos con más de dos horas de fatigoso y duradero conflicto, pero todavía no habíamos acabado. Se podía apreciar como el número de efectivos de ambos bandos se reducía considerablemente, dado que no todos están hechos para aguantar en estas condiciones. Continuábamos disputando pequeñas batallas las cuales en un final nos darían la victoria en la guerra. Fue entonces, en torno a las 00:45, cuando me percaté de la oportunidad que se me presentó de enfrentarme contra un viejo rival y me lancé. Este prometía ser un gran duelo. El enemigo estaba debilitado, yo me encontraba completamente convencido de que era más que capaz de salir victorioso de ese encuentro, y por si fuera poco ya le conocía y sabía cómo atacar. Sin la menor duda me apresuré a lo que iba a ser la gran victoria que me otorgaría a mí y a los míos el éxito.

01:15 AM
Triunfantes salíamos los de mi pelotón aquel día; acabó la guerra, la tensión y todos los sentimientos negativos que estuvieron rondándonos la cabeza esa noche. Cierto era que habíamos perdido un soldado en el campo de batalla, pero sabíamos que al año siguiente íbamos a tener de nuevo la oportunidad de luchar de nuevo contra el mismo rival y hacer justicia.


Mariano Díez Bielsa   4ºF    Nº13    23/5/18

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