DOS
MAMÁS
Tras 9 meses bastante
largos dentro de aquel submarino llegaba la hora de salir fuera, sinceramente
el terror que sentía hacía algo desconocido me paralizo el cuerpo y no me
dejaba moverme, pese a que tenía unas ganas atroces de conocer de una vez por todas,
aquella voz que durante ese largo tiempo me había estado acompañando, esa voz
que en algunos momentos hablaba en primera persona y se refería a ella misma
como mamá. Esa cosa llamada mamá era lo único que me empujaba a salir.
El tiempo que tenía de salir yo solo de aquel submarino
ya se había acabado, de pronto empecé a notar una presión bastante fuerte
encima de mí que seguía acompañada de un corte limpio, el cual abría una
ventana por la que empezaba a entrar una luz bastante incómoda para mis
pequeños ojos. Unas manos igualitas que las mías pero bastante más grandes
entraban por esa ventana y empezaban a desmontar el submarino en el que tanto
tiempo había pasado, a continuación me agarraron y de forma muy delicada
tiraron de mi hacía el exterior.
Al salir de aquel
pequeño cubículo que durante 9 meses había sido mi casa, escuche las primeras
palabras de una persona que decían “es un niño”, un niño, ahora todo tenía
sentido, esa especie de trompetita que tenía entre las piernas le había dado la
pista a aquella señora para llamarme niño.
Entre todas esas voces de esa habitación
blanca, escuché una que me resultaba familiar, provenía de una mujer guapísima,
con el pelo castaño, unos ojos verdes como esmeraldas y con la sonrisa más
feliz del mundo, la verdad es que la note bastante cansada aunque no entendía
el porque, si lo de salir había estado chupado.
Esa mujer tan guapa
estiró los brazos hacia la señora que me sujetaba reclamando a su hijo o algo
así, no recuerdo muy bien lo que decía, pero de pronto todo se paralizó, una
corriente fría entró por la habitación,
se hizo la oscuridad en breves segundos, pero eso no fue lo peor, la sonrisa de
aquella mujer tan guapa había desaparecido y sus ojos se empezaban a llenar de
agua que poco a poco, se escurrían por sus mejillas, todo ese dolor y
sufrimiento fue consecuencia de las palabras que dijo una señora “algo ha
fallado en la cesárea, el niño ha muerto” yo no entendía nada si me sentía más
vivo que nunca y me lo estaba pasando genial jugando con el cordón de aquella
mujer, el cual sujetaba dos palitos cruzados de madera ,bastante simple, pero
la verdad es que a mí me encantaba.
La mujer del collar me
cubrió con una manta y me saco de aquella habitación rápidamente, hasta llegar
a un lugar lleno de señoras vestidas igual. La sala a la que me llevaron estaba
llena de culpabilidad, de estrés, incluso de miedo, muchas no sabían el porqué
hacían eso, simplemente cumplían órdenes sin pedir ningún tipo de explicación.
Una de las señoras
cogió un papel y empezó a anotar una serié de símbolos que yo la verdad no
sabía que significaban, menos mal que al tiempo en el que los ponía los decía
en alto para que el resto de personas de la habitación se enteraran también.
Nombre: Juan Lázaro González
Padres: Fernando Lázaro
y Pilar González
Fecha y hora del
nacimiento: 19 de diciembre de 1960, 22:32
Fecha y hora del
fallecimiento: 19 de diciembre de 1960, 22:34
Lugar: Hospital General
de Alicante
Al mismo tiempo otra
señora ponía en otro papel unos símbolos que significaban:
Nombre: Álvaro Mendoza
Beltrán
Padres: Francisco
Mendoza y Magdalena Beltrán
Fecha y hora del nacimiento:
19 de diciembre de 1960, 22:32
Lugar: Hospital Santa
Cristina- Madrid
Mientras escribían esas
palabras, aquellas señoras vestidas igual, se iban poniendo más nerviosas, pero
de pronto una exclamo “hermanas, no estamos haciendo nada malo, al contrario
estamos dándole a este niño una vida mejor”.
Yo, la verdad que no
entendía nada ¿por qué decían que había muerto?, ¿por qué me llamaban Álvaro?
si mi nombre es Juan, ¿por qué escribieron dos papeles? si solo estaba yo en la
habitación, ¿por qué no me podía ir con mi mamá? Toda mi pequeña cabeza se
llenaba de cuestiones sin resolver, una de las hermanas me cogió en brazos y me
llevo por un pasillo oscuro hasta una puerta que daba al exterior, donde
esperaba un coche.
Del vehículo salió un hombre con apariencia
elegante que se hacía llamar Francisco Mendoza, este portaba un maletín de piel
marrón, se lo entregó a la hermana que me sujetaba y esta a continuación me
puso en brazos de aquel señor. La hermana exclamo “¿está todo?” al instante el
hombre dijo con un tono serio “hasta la última peseta, más le vale que el niño
este sano”.
Yo la verdad es que no
entendía ¿por qué me cambiaban por dinero? como si fuera algo que se podía
comprar o vender, o ¿por qué me trataban como si fuera un secreto?, sin ningún
tipo de respuesta ante mis preguntas, me metieron en el coche y me pusieron en
los brazos de la mujer que hasta el día de hoy he llamado mamá.
30 años después vengo a
la televisión, tras haber encontrado recientemente en mi casa unos recibos de
mi compra y más papeles que corroboran que yo soy un niño robado. No vengo a
culpar a mis padres de nada ya que aunque ellos no sean mis padres biológicos
me han criado y querido como si lo fueran pero yo necesito saber de dónde
vengo, saber mis raíces.
El tema de los niños
robados es un tema que sigue estando vigente, muchos matrimonios a los que les
dijeron que su hijo o hija había fallecido en el parto es muy posible que sea
una farsa y que esa tumba a la que día tras día van a visitar y a llevar flores
este vacía.
Con esto no quiero
venir a juzgar a todas esas personas que estuvieron involucradas en estos
robos, solo vengo a decir a Fernando Lázaro y a Pilar González que su hijo Juan
Lázaro González nunca murió.
Entre los años 1976 y
1983 se produce un boom de niños robados.
El robo de bebés fue
una práctica habitual durante la dictadura. Ahora se sabe y está documentado
que el rapto de recién nacidos se producía en las maternidades públicas y
privadas. Para ello, se mentía a las madres y se falsificaba la
documentación, alterando fechas, lugares de nacimiento, nombres de los padres,
etc. Todo ello firmado incluso por médicos que nunca existieron.
María Tejada
Bartrina. 1ºA de Bachillerato. (Noviembre-2018)
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