María Tejada (Dos mamás)




DOS MAMÁS

Tras 9 meses bastante largos dentro de aquel submarino llegaba la hora de salir fuera, sinceramente el terror que sentía hacía algo desconocido me paralizo el cuerpo y no me dejaba moverme, pese a que tenía unas ganas atroces de conocer de una vez por todas, aquella voz que durante ese largo tiempo me había estado acompañando, esa voz que en algunos momentos hablaba en primera persona y se refería a ella misma como mamá. Esa cosa llamada mamá era lo único que me empujaba a salir.

 El tiempo que tenía de salir yo solo de aquel submarino ya se había acabado, de pronto empecé a notar una presión bastante fuerte encima de mí que seguía acompañada de un corte limpio, el cual abría una ventana por la que empezaba a entrar una luz bastante incómoda para mis pequeños ojos. Unas manos igualitas que las mías pero bastante más grandes entraban por esa ventana y empezaban a desmontar el submarino en el que tanto tiempo había pasado, a continuación me agarraron y de forma muy delicada tiraron de mi hacía el exterior.

Al salir de aquel pequeño cubículo que durante 9 meses había sido mi casa, escuche las primeras palabras de una persona que decían “es un niño”, un niño, ahora todo tenía sentido, esa especie de trompetita que tenía entre las piernas le había dado la pista a aquella señora para llamarme niño.

 Entre todas esas voces de esa habitación blanca, escuché una que me resultaba familiar, provenía de una mujer guapísima, con el pelo castaño, unos ojos verdes como esmeraldas y con la sonrisa más feliz del mundo, la verdad es que la note bastante cansada aunque no entendía el porque, si lo de salir había estado chupado.

Esa mujer tan guapa estiró los brazos hacia la señora que me sujetaba reclamando a su hijo o algo así, no recuerdo muy bien lo que decía, pero de pronto todo se paralizó, una corriente  fría entró por la habitación, se hizo la oscuridad en breves segundos, pero eso no fue lo peor, la sonrisa de aquella mujer tan guapa había desaparecido y sus ojos se empezaban a llenar de agua que poco a poco, se escurrían por sus mejillas, todo ese dolor y sufrimiento fue consecuencia de las palabras que dijo una señora “algo ha fallado en la cesárea, el niño ha muerto” yo no entendía nada si me sentía más vivo que nunca y me lo estaba pasando genial jugando con el cordón de aquella mujer, el cual sujetaba dos palitos cruzados de madera ,bastante simple, pero la verdad es que a mí me encantaba.

La mujer del collar me cubrió con una manta y me saco de aquella habitación rápidamente, hasta llegar a un lugar lleno de señoras vestidas igual. La sala a la que me llevaron estaba llena de culpabilidad, de estrés, incluso de miedo, muchas no sabían el porqué hacían eso, simplemente cumplían órdenes sin pedir ningún tipo de explicación.

Una de las señoras cogió un papel y empezó a anotar una serié de símbolos que yo la verdad no sabía que significaban, menos mal que al tiempo en el que los ponía los decía en alto para que el resto de personas de la habitación se enteraran también.

Nombre: Juan Lázaro González
Padres: Fernando Lázaro y Pilar González
Fecha y hora del nacimiento: 19 de diciembre de 1960, 22:32
Fecha y hora del fallecimiento: 19 de diciembre de 1960, 22:34
Lugar: Hospital General de Alicante

Al mismo tiempo otra señora ponía en otro papel unos símbolos que significaban:

Nombre: Álvaro Mendoza Beltrán
Padres: Francisco Mendoza y Magdalena Beltrán
Fecha y hora del nacimiento: 19 de diciembre de 1960, 22:32
Lugar: Hospital Santa Cristina- Madrid

Mientras escribían esas palabras, aquellas señoras vestidas igual, se iban poniendo más nerviosas, pero de pronto una exclamo “hermanas, no estamos haciendo nada malo, al contrario estamos dándole a este niño una vida mejor”.

Yo, la verdad que no entendía nada ¿por qué decían que había muerto?, ¿por qué me llamaban Álvaro? si mi nombre es Juan, ¿por qué escribieron dos papeles? si solo estaba yo en la habitación, ¿por qué no me podía ir con mi mamá? Toda mi pequeña cabeza se llenaba de cuestiones sin resolver, una de las hermanas me cogió en brazos y me llevo por un pasillo oscuro hasta una puerta que daba al exterior, donde esperaba un coche.

 Del vehículo salió un hombre con apariencia elegante que se hacía llamar Francisco Mendoza, este portaba un maletín de piel marrón, se lo entregó a la hermana que me sujetaba y esta a continuación me puso en brazos de aquel señor. La hermana exclamo “¿está todo?” al instante el hombre dijo con un tono serio “hasta la última peseta, más le vale que el niño este sano”.

Yo la verdad es que no entendía ¿por qué me cambiaban por dinero? como si fuera algo que se podía comprar o vender, o ¿por qué me trataban como si fuera un secreto?, sin ningún tipo de respuesta ante mis preguntas, me metieron en el coche y me pusieron en los brazos de la mujer que hasta el día de hoy he llamado mamá.

30 años después vengo a la televisión, tras haber encontrado recientemente en mi casa unos recibos de mi compra y más papeles que corroboran que yo soy un niño robado. No vengo a culpar a mis padres de nada ya que aunque ellos no sean mis padres biológicos me han criado y querido como si lo fueran pero yo necesito saber de dónde vengo, saber mis raíces.

El tema de los niños robados es un tema que sigue estando vigente, muchos matrimonios a los que les dijeron que su hijo o hija había fallecido en el parto es muy posible que sea una farsa y que esa tumba a la que día tras día van a visitar y a llevar flores este vacía.

Con esto no quiero venir a juzgar a todas esas personas que estuvieron involucradas en estos robos, solo vengo a decir a Fernando Lázaro y a Pilar González que su hijo Juan Lázaro González nunca murió.

Entre los años 1976 y 1983 se produce un boom de niños robados.

El robo de bebés fue una práctica habitual durante la dictadura. Ahora se sabe y está documentado que el rapto de recién nacidos se producía en las maternidades públicas y privadas. Para ello, se mentía a las madres y se falsificaba la documentación, alterando fechas, lugares de nacimiento, nombres de los padres, etc. Todo ello firmado incluso por médicos que nunca existieron.
María Tejada Bartrina. 1ºA de Bachillerato. (Noviembre-2018)

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