(Por qué a mí)




¿POR QUÉ A MÍ?

Hola, soy Rubén, tengo 10 años y estoy en quinto de primaria. Bueno ya casi en sexto…pues solo quedan dos meses para que se acabe este curso y menos mal…, después de todo lo que me han hecho este año espero poder pasar página rápido y empezar de cero.

No siempre ha sido así sabes, yo me cambio mucho de cole por el trabajo de mi padre porque siempre le mandan a una ciudad distinta cada dos o tres años. Cuando llegué nuevo a este colegio me hice muy amigo de otro niño que se llama Jacobo. Íbamos juntos a clase, nos sentábamos al lado y hacíamos todo juntos; los trabajos para el cole, quedábamos siempre a jugar en mi casa, algunos findes de semana se quedaba a dormir… éramos inseparables.

Pero este año todo ha cambiado. Ya ni siquiera me saluda por los pasillos, actúa como si no me conociese. Ahora se va con sus nuevos amigos, aquel grupo de los que hace un año se burlaba y le caían mal. Parece ser que mucho puede cambiar en solo tres meses, y es que el verano pasado Jacobo se fue a un campamento en el que también estaba ese grupo de niños y empezó a irse con ellos no se muy bien por qué, pero el caso es que ahora solo se va con ellos y a mí no me quiere ni mirar, solo se dedican a meterse conmigo.

Da igual el lugar, ya sea en el aula, en el patio o en los vestuarios del colegio, porque en todos ellos me arrinconan y me insultan: que si huelo mal, que si soy feo, que si no tengo ningún amigo…

Primero fueron palabras, luego notas, insultos y luego… golpes. Ellos se lo pasaban bien burlándose de mí y pegándome y yo soy demasiado delgado y flojo para protegerme.

Siempre van andando por los pasillos como si ellos fuesen los jefes del sitio o algo y todos les tuviésemos que hacer caso. El año pasado se lo hacían a otra niña, pero este año les ha dado por mí. Cuando yo llego a casa con alguna herida o un moratón y mi madre me pregunta de que es digo que me he caído jugando o que me he dado un golpe.

Desde pequeños nos dicen que cuando suframos algún tipo de acoso se lo digamos a algún adulto ya sea un profesor o a nuestros padres. Pero no es tan fácil como parece. Yo no me atrevo a decírselo a nadie por las amenazas que me hacen: 'Como se lo digas a alguien, sufrirás el doble', me repiten constantemente.

Así que así es mi vida ahora. Sin ningún amigo, traicionado por el único que tenía, sufriendo acoso escolar y sin poder contarle a nadie mi situación. ¿Por qué a mí? ¿Qué les he hecho yo para merecerme esto? Son preguntas que me planteo constantemente sin saber responderlas. Y no parecía que la cosa iba a mejorar.

Siempre intento inventarme alguna excusa para no ir a clase porque sé que si voy me van a hacer daño. Muchas veces quiero contarles la verdad a mis padres, que me insultan, que se ríen de mí, que me pegan… pero cuando estoy a punto de hacerlo me avergüenzo de mí mismo de no hacerme valer y me lo callo, pues solo quiero que se sientan orgullosos de mí.

Pero ya he tenido suficiente de esto y no aguanto más. Me da igual que me amenacen si digo algo o vaya a “sufrir el doble” como me dicen ellos, pero ya ha pasado casi un año y hay que ponerle un fin a esto. Así que eso hago, y un día en la cena se lo cuento todo a mis padres.

Los dos se miran entre ellos y seguidamente se acercan a mí y me dan un fuerte abrazo. Me dicen que he hecho bien en contárselo, que van a tomar medidas y todo se va a solucionar, y por primera vez en mucho tiempo siento un alivio en mí. Se encierran en su habitación y les oigo hablando por teléfono con el colegio.

Al día siguiente la directora me llama a su despacho en mitad de clase y veo que los del nuevo grupo de Jacobo se miran temerosos y me lanzan una mirada amenazadora. Pero ya me da igual. Cuando llego, la directora me empieza a hacer preguntas sobre qué tipo de agresiones me han hecho, quienes han sido y durante cuanto tiempo. Se lo resumo todo lo mejor que puedo y me deja ir.

Las semanas siguientes no me vuelvo a cruzar con esos niños y mi tutor me comunica que les han expulsado a todos. Supongo que nunca llegaré a entender por qué hacían lo que hacían y por qué se divertían haciéndolo, pero prefiero quedarme con la duda que tenerlos que afrontar de nuevo.

Y así se acaba mi historia de mi peor año en el cole. Algo que será difícil de olvidar, pero estoy seguro de que lo superaré. Así que aquí sigo, con mis inseguridades, pero mi determinación por que nada igual vuelva a pasarme ni a mi ni a nadie más.



Comentarios