Nicolás Andreu (El oro de Canc Franc)




EL ORO DE CANFRANC

El oro de Canfranc es la historia de espías, traiciones y trueques de la Aduana internacional durante la segunda guerra mundial en esta estación ferroviaria fronteriza en los Pirineos hispanos franceses, muy cerca de la ciudad de Jaca. Fue inaugurada en julio de 1928 por el presidente de la república francesa Gastón DOUMERGUE, el mariscal PETAIN, el REY Alfonso XII, el General Primo de Rivera, y Francisco Franco como director general de la academia militar de Zaragoza.

Esta estación fue el escenario de trafico de al menos 86 toneladas de oro Nazi desde Suiza a España y Portugal, entre los años 1942 y 1943. A cambio, el régimen neutral de Franco (España) y Salazar (Portugal), vendían Wolframio y hierro a Hitler para construir maquinas de guerra.

La estación de Canfranc fue el centro de esta operación de intercambio de materiales, personas e información. En ella no solo confluían el cambio de trenes en ambos sentidos, sino que también había un sistema de distribución con camiones de empresas suizas. Esto fue posible por un acuerdo secreto entre España y Suiza.

Canfranc podría ser el escenario de una película de acción y espías. Se podría hacer una película sobre la ruta del oro nazi a la Península Ibérica, sobre la presencia de las SS y la Gestapo, de contra espionaje de la resistencia francesa, y también se podría hacer una película de “gran evasión”, puesto que fue la puerta para la fuga de muchos judíos y hasta de los alemanes perdedores. Y todo esto sucedió en Canfranc entre 1942 y 1945. Esta estación tras la segunda guerra mundial siguió abierta hasta su cierre definitivo en 1970.

Alemania controló la aduana de Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45) con un grupo de oficiales de las SS y miembros de la Gestapo, que residían en el hotel de la propia estación. España no estaba en guerra, pero Franco tenía una postura neutral. Debía devolver la ayuda que Hitler le proporcionó en la Guerra Civil, lo que se tradujo en enviar a Alemania toneladas de wolframio de las minas gallegas, un mineral fundamental para blindar sus tanques y cañones. Portugal era la puerta de salida de mercancías de Suramérica y, al final de la Segunda Guerra Mundial, también lo fue de muchos alemanes que se refugiaron en Argentina, Uruguay, Brasil o Paraguay. Por eso recibía más oro. Los 'documentos de Canfranc', cuyo contenido desveló HERALDO, prueban que, a cambio de esa ayuda estratégica para prolongar la contienda, España recibió al menos 12 toneladas de oro, en tanto que a Portugal llegaron 74 toneladas de oro, 4 de plata, 44 de armamento, 10 de relojes y otros enseres, producto del expolio a los judíos. Estos datos pueden ser solo la punta del iceberg puesto que faltan muchos papeles originales.


El origen del descubrimiento de esta historia es curioso. La estación de Canfranc, cerrada y deshabitada desde 1970, contenía todavía en su interior documentación y papeles de esa época. Fue un francés de origen español (Jonatan DIAZ, hijo de españoles) chofer de autobús de una línea francesa española, quien lo descubrió. Según su relato, descubrió los documentos abandonados en la estación poco después de que se grabara un anuncio de lotería de Navidad en octubre de 2000 en dicha estación. Investigo la estación, y dio con una serie de documentos que estaban abandonados, la RENFE no sabían ni que existían. El cual más tarde puso esta información en manos del HERALDO DE ARAGON.

 Tras la primera publicación, los papeles fueron recogidos por Renfe en el muelle postal y estudiados con detalle en Zaragoza y Madrid para ver si arrojaban nuevos datos sobre el paso del oro nazi por la estación fronteriza altoaragonesa en la Segunda Guerra Mundial. Como adelantó HERALDO, los 'documentos de Canfranc', hallados por el francés Jonathan Díaz, revelaron que entre julio de 1942 y diciembre de 1943 pasaron 86 toneladas de oro nazi por la aduana internacional, de las que 74 iban a Portugal y 12 se quedaron en España.


A raíz de la publicación de las noticias del hallazgo, Renfe envió dos vigilantes a Canfranc para vigilar el muelle postal, en el que su personal recogió un total de 24 sacos de documentación de los años 30, 40, 50 y 60, principalmente. Estaba esparcida y en mal estado en esas dependencias que dejaron de ser el almacén de la aduana cuando desapareció en 1992.


Jonathan Díaz siempre sostuvo, a la hora de resolver la propiedad de los documentos, que acataría lo que dijera la ley, aunque siempre se mostró abierto al diálogo y a que los historiadores puedan acceder a los papeles del oro. Finalmente, Díaz entregó todos los documentos ante el Juzgado de Jaca, para ser posteriormente trasladados al Archivo de Renfe en Madrid. Allí fueron valorados por varios investigadores valiéndose de la información ahí recogida y previamente desvelada en HERALDO. Indicaron que su valor actual sería de 2033 millones de euros.

Nicolás Andreu 1ºB, el 4/11/2018

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