EL ORO DE CANFRANC
El
oro de Canfranc es la historia de espías, traiciones y trueques de la Aduana
internacional durante la segunda guerra mundial en esta estación ferroviaria
fronteriza en los Pirineos hispanos franceses, muy cerca de la ciudad de Jaca.
Fue inaugurada en julio de 1928 por el presidente de la república francesa
Gastón DOUMERGUE, el mariscal PETAIN, el REY Alfonso XII, el General Primo de
Rivera, y Francisco Franco como director general de la academia militar de
Zaragoza.
Esta
estación fue el escenario de trafico de al menos 86 toneladas de oro Nazi desde
Suiza a España y Portugal, entre los años 1942 y 1943. A cambio, el régimen
neutral de Franco (España) y Salazar (Portugal), vendían Wolframio y hierro a
Hitler para construir maquinas de guerra.
La
estación de Canfranc fue el centro de esta operación de intercambio de
materiales, personas e información. En ella no solo confluían el cambio de
trenes en ambos sentidos, sino que también había un sistema de distribución con
camiones de empresas suizas. Esto fue posible por un acuerdo secreto entre
España y Suiza.
Canfranc
podría ser el escenario de una película de acción y espías. Se podría hacer una
película sobre la ruta del oro nazi a la Península Ibérica, sobre la presencia
de las SS y la Gestapo, de contra espionaje de la resistencia francesa, y
también se podría hacer una película de “gran evasión”, puesto que fue la
puerta para la fuga de muchos judíos y hasta de los alemanes perdedores. Y todo
esto sucedió en Canfranc entre 1942 y 1945. Esta estación tras la segunda
guerra mundial siguió abierta hasta su cierre definitivo en 1970.
Alemania
controló la aduana de Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45) con
un grupo de oficiales de las SS y miembros de la Gestapo, que residían en el
hotel de la propia estación. España no estaba en guerra, pero Franco tenía una
postura neutral. Debía devolver la ayuda que Hitler le proporcionó en la Guerra
Civil, lo que se tradujo en enviar a Alemania toneladas de wolframio de las
minas gallegas, un mineral fundamental para blindar sus tanques y cañones.
Portugal era la puerta de salida de mercancías de Suramérica y, al final de la
Segunda Guerra Mundial, también lo fue de muchos alemanes que se refugiaron en
Argentina, Uruguay, Brasil o Paraguay. Por eso recibía más oro. Los 'documentos
de Canfranc', cuyo contenido desveló HERALDO, prueban que, a cambio de esa
ayuda estratégica para prolongar la contienda, España recibió al menos 12
toneladas de oro, en tanto que a Portugal llegaron 74 toneladas de oro, 4 de
plata, 44 de armamento, 10 de relojes y otros enseres, producto del expolio a
los judíos. Estos datos pueden ser solo la punta del iceberg puesto que faltan
muchos papeles originales.
El
origen del descubrimiento de esta historia es curioso. La estación de Canfranc,
cerrada y deshabitada desde 1970, contenía todavía en su interior documentación
y papeles de esa época. Fue un francés de origen español (Jonatan DIAZ, hijo de
españoles) chofer de autobús de una línea francesa española, quien lo
descubrió. Según su relato, descubrió los documentos abandonados en la estación
poco después de que se grabara un anuncio de lotería de Navidad en octubre de
2000 en dicha estación. Investigo la estación, y dio con una serie de
documentos que estaban abandonados, la RENFE no sabían ni que existían. El cual
más tarde puso esta información en manos del HERALDO DE ARAGON.
Tras la primera publicación, los papeles
fueron recogidos por Renfe en el muelle postal y estudiados con detalle en
Zaragoza y Madrid para ver si arrojaban nuevos datos sobre el paso del oro nazi
por la estación fronteriza altoaragonesa en la Segunda Guerra Mundial. Como
adelantó HERALDO, los 'documentos de Canfranc', hallados por el francés
Jonathan Díaz, revelaron que entre julio de 1942 y diciembre de 1943 pasaron 86
toneladas de oro nazi por la aduana internacional, de las que 74 iban a
Portugal y 12 se quedaron en España.
A
raíz de la publicación de las noticias del hallazgo, Renfe envió dos vigilantes
a Canfranc para vigilar el muelle postal, en el que su personal recogió un
total de 24 sacos de documentación de los años 30, 40, 50 y 60, principalmente.
Estaba esparcida y en mal estado en esas dependencias que dejaron de ser el
almacén de la aduana cuando desapareció en 1992.
Jonathan
Díaz siempre sostuvo, a la hora de resolver la propiedad de los documentos, que
acataría lo que dijera la ley, aunque siempre se mostró abierto al diálogo y a
que los historiadores puedan acceder a los papeles del oro. Finalmente, Díaz
entregó todos los documentos ante el Juzgado de Jaca, para ser posteriormente
trasladados al Archivo de Renfe en Madrid. Allí fueron valorados por varios
investigadores valiéndose de la información ahí recogida y previamente
desvelada en HERALDO. Indicaron que su valor actual sería de 2033 millones de
euros.
Nicolás
Andreu 1ºB, el 4/11/2018
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