EL
MEDIOHOMBRE ESPAÑOL
Cartagena de Indias,
Virreinato de Nueva Granada, marzo de 1741. Los ciento ochenta buques de guerra
ingleses y sus más de treinta mil tripulantes armados sitiaban desde hacía un
mes la inexpugnable ciudad de Cartagena de Indias, que contaba con apenas 3600
defensores. Aunque los británicos lograron destruir a cañonazos las fortalezas
españolas de Chamba, Santa Cruz y Santiago, los españoles aún resistirían
atrincherados en San Felipe. Situemos el contexto.
Desde el día 13 de marzo,
la escuadra inglesa del Almirante inglés Vernon atacaba los fuertes españoles
que protegían la rica ciudad de Cartagena de Indias, plaza más importante del
Caribe y centro comercial entre la península y los Virreinatos españoles, con
la que era la mayor escuadra naval jamás vista hasta entonces, y que no fue
superada en número hasta el célebre Desembarco de Normandía, dos siglos
después.
El mando de Cartagena
de Indias correspondía al Almirante don Blas de Lezo y Olavarrieta, teniente
general de la Real Armada Española, y disponía de una guarnición de en torno a
3600 hombres, de los cuales 900 eran milicianos indígenas, y seis navíos para
proteger la ciudad y los convoyes que iban hacia la Península cargados de oro y
plata procedentes de las minas del Perú.
Blas de Lezo, manco, cojo y tuerto debido a
heridas de guerra; de ahí su apodo “Mediohombre”; era un marino de eficacia
probada para la Corona de España. Se había destacado en ataques a Génova,
recuperando millones de reales para la Corona, o en la recuperación de la
ciudad norteafricana de Orán, perdida por los españoles en la Guerra de
Sucesión, y que fue recuperada en 1732. Volvamos a Cartagena de Indias.
Tras destrozar las fortificaciones españolas
que protegían la bahía de Cartagena, el inglés Vernon decide atacar por tierra el sólido
castillo español de San Felipe de Barajas el día 19 de abril de 1741. Pero los
fieros españoles conocían mejor el terreno, y con apenas 300 hombres, abatieron
a más de 1500 ingleses en las cercanías de la fortaleza. No obstante, hay que
decir que la fiebre amarilla diezmó considerablemente las fuerzas británicas,
pero también afectó a los ejércitos españoles.
El Almirante Vernon,
que ya había mandado aviso a Gran Bretaña de su victoria en Cartagena de
Indias, lo cual era falso; decidió atacar el fuerte español mediante escalas
sobre sus murallas, en un asalto tradicional tras el fracaso de su primera
intentona.
Sin embargo, Blas de
Lezo, muy astuto, había previsto esta posibilidad, y antes del ataque inglés
ordenó cavar un foso alrededor de la vieja fortaleza, con lo que las escalas
inglesas se quedaron cortas, aprovechando los españoles para utilizar su
artillería contra los incrédulos ingleses, que veían a sus compatriotas caer
como moscas. Asimismo, Blas de Lezo, en una idea tremendamente inteligente,
mandó a dos soldados españoles como falsos desertores para dirigir el ataque
británico hacia la zona mejor defendida del castillo. Todo esto sirvió para que
los asustados ingleses se vieran en una situación de impotencia ante el fuego
incesante que el castillo español vertía sobre ellos.
Ante esta debacle, el Almirante Vernon, tras
celebrar consejo con sus lugartenientes, decidió retirarse de tierra y regresar
a los buques, que siguieron cañoneando la ciudad.
Estuvieron cerca de un
mes y medio, tras su derrota en San Felipe, cañoneando Cartagena de Indias;
hasta que, el 9 de mayo de 1741 el arrogante Vernon, que, dicho sea de paso,
había mandado acuñar monedas conmemorando su inexistente victoria en Cartagena;
envió una carta a Blas de Lezo en la cual le anunciaba su retirada de la ciudad
progresivamente. El día 20 de mayo salían del puerto de la perla del Caribe los
últimos barcos de guerra ingleses, en un estado lamentable y sin apenas
tripulación.
La batalla de Cartagena
de Indias fue clave para la victoria española en la Guerra del Asiento,
provocada y perdida por los ingleses, que querían hacerse con las colonias
españolas de América, en apenas 9 años. La victoria española sirvió para
confirmar la hegemonía naval española en el Atlántico y el Caribe hasta el
siglo XIX.
Blas de Lezo murió en
septiembre de 1741 a causa de la fiebre amarilla que asolaba en aquella época
el Virreinato de Nueva Granada. Fue uno de los grandes estrategas militares de
la Historia de España, un gran héroe de guerra y uno de los mejores marinos de
guerra a nivel mundial, a pesar de ser manco, tuerto y cojo.
Con todo, la batalla de
Cartagena de Indias, que fue el equivalente a la Armada “invencible” (así
llamada por los propios ingleses para reírse de España, pues su nombre original
era Grande y Felicísima Armada) en prestigio y hegemonía navales, ha sido
completamente ocultada por los historiadores, especialmente británicos.
Lo cierto es que
también en nuestro país, y por desgracia, se da más publicidad a las partes
oscuras de nuestra Historia, se alimenta la Leyenda Negra, lo peor, que casi
siempre se magnifica; en lugar de recordar con orgullo las partes más
brillantes (que son más que las oscuras) de nuestra Historia, como esta poco
conocida batalla de Cartagena de Indias.
Porque, recordemos,
España dominó el mundo en todos los ámbitos durante más de 200 años, siendo
referencia a nivel militar, político y cultural.
Gonzalo Alonso
Serrano, nº 2 , 1º B
Viva España y la legión. Buen relato
ResponderEliminarRelato con historia del cual se puede aprender algo. Interesante, didáctico y cultural relato
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