MI
MÁQUINA DEL TIEMPO
-¿Óscar Fernández?
-¿Sí? ¿Quién es?
- Le llamamos para
informarle que el vuelo E-454 dirección París ha sufrido un ataque terrorista.
Todo empezó un miércoles
cualquiera o por lo menos parecía serlo.
A las 7 y cuarto sonó el despertador y como de costumbre, me duché, me
vestí, saqué a mi perro Lulu a pasear y después me fui al trabajo haciendo una
parada en el Starbucks para pedirme el mejor cappuccino del mundo, bueno por lo
menos en mi opinión.
Cuando llegué al
trabajo, y mis compañeros me avisaron de que mi jefe; Ramón, había dicho que en
cuanto llegará fuera a su despacho. Llamé a la puerta y él me recibió.
-Buenas días María, me
gustaría que fueras tú la encargada de cubrir la noticia en París de la
elección del nuevo Presidente.
En mi interior estaba
eufórica, era la noticia que había deseado cubrir desde que acabé la carrera,
pero tampoco quería que se notase mucho así que simplemente respondí:
-¿Cuándo sale mi vuelo?
-Mañana a las 10
respondió él.
Él miércoles 30 de
enero de 2009 se había convertido en uno de los mejores momentos de toda mi
vida. Después de 3 años redactando las noticias de otros, por fin iba a tener
una, una mía propia.
A las 6 salí del
trabajo y fui a ver a mi novio para contarle la noticia.
Óscar y yo llevábamos juntos desde los 19 años y dentro de un mes nos
íbamos a casar. Cuando
le di la noticia se alegro mucho por mí, y todos mis miedos, dudas o
inseguridades se fueron gracias a él. Él me ayuda siempre como nadie y sabe
como calmarme y en que momentos necesito a alguien. Él siempre ha estado ahí,
conmigo.
Fue una de las noches
más largas de mi vida, estuve toda la noche en vela dando vueltas de lo
nerviosa que estaba. Aquella mañana me desperté a las 6 un poco antes que de
costumbre. Me duché, me vestí, saqué a mi perro Lulu a pasear y me despedí de
Óscar con un beso que para los 2 en ese momento fue un hasta dentro de 5 días
pero en realidad era un hasta siempre.
Llegué al aeropuerto a
las 8 de la mañana, tarde como siempre. Embarqué y me subí al avión. Antes de
que el avión despegara, le mande un Whatsapp a mi novio y a mi familia para avisarles
de que el avión estaba a punto de despegar.
El viaje no era muy
largo, duraba unas 2 horas y cuarto y yo tenía pensado pasarlo durmiendo. A los
40 minutos de despegar me despertaron los gritos del resto de pasajeros. Yo no
entendí nada, pero cuando conseguí despertarme me di cuenta de que algo no iba
bien.
De repente aparecieron
3 hombres armados que no paraban de gritar cosas en otro idioma que no
entendía, pero pude intuir que era algo parecido al árabe.
El miedo fue invadiendo
a todo el avión. Crucé los dedos deseando que esto no fuera real. De repente
los terroristas empezaron a disparar. Cuando los disparos terminaron levanté la
cabeza y lo primero que vi fue al niño que me había estado molestando durante
todo el viaje desangrándose en medio del pasillo.
Instantes después uno
de los hombres se acercó a mi pasillo, yo recé para que no centrara su atención
en mí. Pero al final corrí la misma suerte que el resto del avión. Me levantó,
bueno más bien me sacó a rastras del hueco en el que estaba sentada y segundos
después me miró a los ojos y sin titubear apretó el gatillo.
Este fue mi final, pero
no os confundáis yo fui feliz. Al final en mi vida tenía todo lo que deseaba:
un trabajo que justo ahora parecía que iba a mejor, una familia y amigos
increíbles y a mi novio, mi compañero. Ahora lo veo todo desde mi perspectiva y
veo mi gran error, bueno el de todos vosotros. Ahora me doy cuenta de lo
efímero que es el tiempo y lo mucho que lo desperdicié. No sabéis la de cosas
que cambiaría. Pasaría mas tiempo con mis abuelos, bueno en general con toda mi
familia. Iría a comer a casa de mi abuela cocido muchos más domingos o iría a
ver a mis padres para ver que tal están o simplemente para quejarme de mi día,
que ellos me escuchen y sentir que era como volver a tener 10 años.
Si ahora mismo tuviera
una máquina del tiempo, volvería a atrás. Igual el por qué os sorprende. No
cambiaría el hecho de subirme en el avión creo que era mi destino y el final
que estaba escrito para mí. Después de todo lo que ha pasado volvería a ese
miércoles o a un lunes cualquiera. Me levantaría a las 7 y cuarto como de
costumbre, me ducharía, sacaría a mi perro Lulu a pasear y solo necesitaría un
día, si un día. Para decirle a todo el mundo que apreciaba y que apreciaban
todo lo que me falto por decirles en especial lo mucho que los quería.
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