CÓMETE EL MUNDO
Todo comenzó hace unos 60 años más o menos, pero como no tenemos tiempo
para que os cuente todo iremos por partes.
Poco puedo decir de mi adolescencia, ya que fue normal hasta que llegué a
los 17 años, que todo cambió. Un día que volví del colegio después de haberme
metido en un lio, iba yo reflexionando sobre cómo iban las cosas con mis
padres, ellos me querían mucho pero nunca me había llevado muy bien con mi
padre, y mi madre era la que me salvaba en muchas discusiones en casa. Cuando
me bajé del autobús, empecé a caminar el último tramo, hasta que llegué al
jardín de mi casa y me encontré a mi madre en el jardín llorando, y a mi padre
sacando las maletas de casa. Resulta que el director del colegio había llamado
a mis padres y todavía recuerdo lo que me dijo mi madre ‘lo siento hijo, pero
yo ya no aguanto más’. Ese día me echaron de casa y tuve que irme a vivir con uno
de los profesores de mi colegio porque no tenía otro lugar al que ir.
Cuando estaba en segundo de bachillerato, seguía viviendo con este
profesor, aunque no pisaba mucho la casa porque me pasaba todo el día
trabajando, mi vida se resumía en sacarme el bachillerato y a la vez trabajar
como enfermero y conductor de ambulancia, a veces incluso tenía que pedir
permiso para saltarme clase e irme a conducir porque era una emergencia. Pero
bueno al final me saqué el bachillerato, me saqué la carrera de profesor de
biología, junto con alguna que otra cosa más relacionada con la medicina. Así
que en resumen mi adolescencia no fue muy mala, fue dura, pero la aproveché al
máximo.
Pasando a los tiempos posteriores se podrían resumir en que fui profesor
del instituto de la pequeña ciudad en la que vivía, y también ayudaba como
médico del colegio debido a mi experiencia médica previamente adquirida en el
instituto.
Pese a estar ganando mucho dinero, la verdad es que me apetecía un cambio,
así que decidí intentar meterme al cuerpo de policías de la ciudad, y como
segundo plan hacerme sacerdote. Primero me metí en el cuerpo de policías y fue
cuando noté el segundo gran cambio de mi vida. Empecé a sentir algo que nunca
antes había sentido por los hombres, empecé a notar como me atraían más que las
mujeres y no sabía que hacer al respecto, porque era muy religioso, y si era
homosexual no debía dar el paso religioso de hacerme sacerdote. La solución que
encontré fue coger una barca e irme al medio del lago a esperar una señal de
Dios, pero después de estar toda la noche despierto esperando a recibir una
señal, no recibí nada… Por lo que me decanté finalmente por hacerme policía.
A los 28 años fue cuando me di cuenta de que yo era homosexual, y a los 31
fue cuando conocí a mi compañero de vida. Hemos estado juntos desde entonces y
nunca he sido más feliz con otra persona. Entre todas las decisiones que hemos
tomado juntos como por ejemplo casarnos, comprar una casa, o cualquier otra,
siento que la más importante que hemos tomado ha sido adoptar a un chaval
durante un año, se llamaba Ulf y era alemán, y fue el primer estudiante de
intercambio que hemos tenido, pero no fue el último ya que en total son 9.
Hemos tenido chavales de más de 5 nacionalidades distintas, entre ellas España,
Alemania, Suecia, Francia, y algunas otras se repiten.
El ultimo que cogimos fue un chaval español de unos 15 años un poco
peculiar, muy listo, deportista, majo, con sentido del humor, y que lo primero
que hacía al hablar a cualquier persona era sonreírla y saludarla
afectuosamente, pero él ni se daba cuenta de ello, le salía natural. Aunque nos
lo pasásemos muy bien seguramente sea el último chaval que adoptemos porque ya
estamos un poco mayores los dos. Pero lo que de verdad me apasiona es ver como
hemos formado una familia internacional con más de 9 chavales y que hoy en día
aún mantengamos contacto con todos ellos.
Después de este último año tan divertido con nuestro último chaval, algo
iba mal, me dolía la espalda muchísimo y notaba como me sentía más débil por
momentos, así que fui al hospital y me diagnosticaron cáncer, no me lo podía
creer, pero bueno así es la vida, a veces son las personas buenas las que
sufren las cosas malas. Después de pensarlo decidí llevar a cabo la
quimioterapia y después de dos meses, una operación, pastillas diarias para el
dolor, después de todo esto soy libre.
Después de haber superado que me echasen de casa en la adolescencia,
después de haber superado el bache de mi vida al descubrir mi homosexualidad,
después de haber educado y convivido con 9 niños durante su adolescencia, y
después de haber superado el cáncer que me diagnosticaron, solo puedo deciros
que no me arrepiento nada de ninguna cosa que haya hecho, pero sí que me
arrepentiría si no las hubiera hecho. Este es uno de los consejos que os puedo
dar sabiendo como es la vida y como te trata a veces, así que por favor
aprovecha lo que tengas tanto tiempo como puedas, porque cuando no lo sepas
estarás a poco de retirarte, sin tener las fuerzas que tenías con 17 años y sin
las ganas de comerte el mundo que tenías.
Arturo Merás
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