Arturo Merás (Cómete el mundo)





CÓMETE EL MUNDO

Todo comenzó hace unos 60 años más o menos, pero como no tenemos tiempo para que os cuente todo iremos por partes.

Poco puedo decir de mi adolescencia, ya que fue normal hasta que llegué a los 17 años, que todo cambió. Un día que volví del colegio después de haberme metido en un lio, iba yo reflexionando sobre cómo iban las cosas con mis padres, ellos me querían mucho pero nunca me había llevado muy bien con mi padre, y mi madre era la que me salvaba en muchas discusiones en casa. Cuando me bajé del autobús, empecé a caminar el último tramo, hasta que llegué al jardín de mi casa y me encontré a mi madre en el jardín llorando, y a mi padre sacando las maletas de casa. Resulta que el director del colegio había llamado a mis padres y todavía recuerdo lo que me dijo mi madre ‘lo siento hijo, pero yo ya no aguanto más’. Ese día me echaron de casa y tuve que irme a vivir con uno de los profesores de mi colegio porque no tenía otro lugar al que ir.

Cuando estaba en segundo de bachillerato, seguía viviendo con este profesor, aunque no pisaba mucho la casa porque me pasaba todo el día trabajando, mi vida se resumía en sacarme el bachillerato y a la vez trabajar como enfermero y conductor de ambulancia, a veces incluso tenía que pedir permiso para saltarme clase e irme a conducir porque era una emergencia. Pero bueno al final me saqué el bachillerato, me saqué la carrera de profesor de biología, junto con alguna que otra cosa más relacionada con la medicina. Así que en resumen mi adolescencia no fue muy mala, fue dura, pero la aproveché al máximo.

Pasando a los tiempos posteriores se podrían resumir en que fui profesor del instituto de la pequeña ciudad en la que vivía, y también ayudaba como médico del colegio debido a mi experiencia médica previamente adquirida en el instituto.

Pese a estar ganando mucho dinero, la verdad es que me apetecía un cambio, así que decidí intentar meterme al cuerpo de policías de la ciudad, y como segundo plan hacerme sacerdote. Primero me metí en el cuerpo de policías y fue cuando noté el segundo gran cambio de mi vida. Empecé a sentir algo que nunca antes había sentido por los hombres, empecé a notar como me atraían más que las mujeres y no sabía que hacer al respecto, porque era muy religioso, y si era homosexual no debía dar el paso religioso de hacerme sacerdote. La solución que encontré fue coger una barca e irme al medio del lago a esperar una señal de Dios, pero después de estar toda la noche despierto esperando a recibir una señal, no recibí nada… Por lo que me decanté finalmente por hacerme policía.

A los 28 años fue cuando me di cuenta de que yo era homosexual, y a los 31 fue cuando conocí a mi compañero de vida. Hemos estado juntos desde entonces y nunca he sido más feliz con otra persona. Entre todas las decisiones que hemos tomado juntos como por ejemplo casarnos, comprar una casa, o cualquier otra, siento que la más importante que hemos tomado ha sido adoptar a un chaval durante un año, se llamaba Ulf y era alemán, y fue el primer estudiante de intercambio que hemos tenido, pero no fue el último ya que en total son 9. Hemos tenido chavales de más de 5 nacionalidades distintas, entre ellas España, Alemania, Suecia, Francia, y algunas otras se repiten.

El ultimo que cogimos fue un chaval español de unos 15 años un poco peculiar, muy listo, deportista, majo, con sentido del humor, y que lo primero que hacía al hablar a cualquier persona era sonreírla y saludarla afectuosamente, pero él ni se daba cuenta de ello, le salía natural. Aunque nos lo pasásemos muy bien seguramente sea el último chaval que adoptemos porque ya estamos un poco mayores los dos. Pero lo que de verdad me apasiona es ver como hemos formado una familia internacional con más de 9 chavales y que hoy en día aún mantengamos contacto con todos ellos.

Después de este último año tan divertido con nuestro último chaval, algo iba mal, me dolía la espalda muchísimo y notaba como me sentía más débil por momentos, así que fui al hospital y me diagnosticaron cáncer, no me lo podía creer, pero bueno así es la vida, a veces son las personas buenas las que sufren las cosas malas. Después de pensarlo decidí llevar a cabo la quimioterapia y después de dos meses, una operación, pastillas diarias para el dolor, después de todo esto soy libre.

Después de haber superado que me echasen de casa en la adolescencia, después de haber superado el bache de mi vida al descubrir mi homosexualidad, después de haber educado y convivido con 9 niños durante su adolescencia, y después de haber superado el cáncer que me diagnosticaron, solo puedo deciros que no me arrepiento nada de ninguna cosa que haya hecho, pero sí que me arrepentiría si no las hubiera hecho. Este es uno de los consejos que os puedo dar sabiendo como es la vida y como te trata a veces, así que por favor aprovecha lo que tengas tanto tiempo como puedas, porque cuando no lo sepas estarás a poco de retirarte, sin tener las fuerzas que tenías con 17 años y sin las ganas de comerte el mundo que tenías.

Arturo Merás


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