PUNTO
Y COMA
Si observamos el mundo desde arriba,
podemos ver la luz que hay en cada país, las calles iluminadas llenas de
farolas, las luces de los coches, los o largos edificios cargados de luz.
Solamente hay una parte del país que carece de luz, un lugar frío y oscuro en el
que nadie desearía estar, allí vivo yo.
Corea del Norte es un país difícil de
imaginar, solo hay un canal de televisión, no hay internet. Corea del Norte es
el único país en el que se ejecuta a la gente por realizar llamadas internacionales
no autorizadas.
Antes de nacer ya te quitan todos tus
derechos antes de que si quiera hayas aprendido el significado de la palabra
libertad.
Desde que era pequeña, no recuerdo
nunca haber oído hablar de la historia de amor entre un hombre y una mujer,
nada de canciones de amor, detalles románticos, en Corea del Norte no existe
Romeo y Julieta.
Me crié en el seno de una familia humilde no era muy
grande, pero tenía la suerte de que estuviese unida. Aunque mis padres trataban
de evitarlo mi hermana y yo éramos conscientes de la situación en la que nos encontrábamos.
Desde los ojos de una niña era muy dura
ver esa situación, era cierto que había cosas que no podía entender, pero por
muy pequeña que fuese, podía ver el dolor de mi padre, y la desesperación de mi
madre cada día al levantarse pensando en que darnos de comer.
Por mi octavo cumpleaños, mis padres no
pudieron darme nada que llevarme a la boca.
El hambre es humillación, el hambre
generaba desesperanza, no sabíamos que hacer.
Cuando mi hermana cumplió dieciocho
años, decidió tratar de huir a China en busca de un trabajo y un futuro
favorable. Mi hermana y yo siempre hemos estado muy unidas, pasar el tiempo
juntas era una de las cosas que más nos gustaba hacer.
Recuerdo perfectamente el día en que se
marchó, nunca me había separado de ella y estaba tan convencida de que la
volvería a ver que ni siquiera le di un abrazo, un te quiero, tan solo le dije
adiós, pero lo que nunca imagine es que ese adiós seria un adiós tan largo, y
no hay día que no me arrepienta de ello ,tan solo tenía 9 años.
Cuando era pequeña solía mirar con mi
abuela las estrellas, y ahora sé que mi hermana brilla junto a ellas.
Los días pasaban y cada noche agarrándome
fuerte a la almohada deseaba con todas mis fuerzas que aquel infierno acabase.
El ``tic toc´´ de las agujas de reloj
marcaba una cuenta atrás en las que en
muchas ocasiones teníamos tal miedo, que sentíamos que nos encontrábamos
entre la vida y la muerte.
A los diez años vi como fusilaban a mi
padre, tuve que enterrarlo en secreto, ya no podía llorar, ya no me quedaban
lágrimas. El miedo y la rabia se habían apoderado de mí.
Desde pequeñas papá y mama nos enseñaron
a susurrar cada vez que hablásemos, ya que hasta las ratas y las aves podían
escuchar lo que decíamos.
Vivíamos con miedo y vivir con miedo no
es vivir.
Mi familia y yo decidimos escapar de
aquel infierno, siendo conscientes y ateniéndonos a las consecuencias. Cogiendo
solo lo imprescindible, y con una brújula en la mano emprendimos el camino, y
cuando esta dejo de funcionar, nos dejamos guiar por las estrellas hacia la
libertad.
Al llegar a la frontera vi como violaban
a mi madre, no sabía qué hacer tan sólo tenía trece años. Intenté impedirlo, en
Corea del Norte hay un lema que dice que las mujeres son débiles y las madres
son fuerte, mi madre dejó que la violasen solo para protegerme.
No podía soltarle la mano,
necesitaba despedirme, no quería cometer el mismo error que cometí con mi
hermana.
Intentando aguantar las lágrimas eché a
correr tan rápido como pude, esa fue la última vez que vi a mi madre.
Mientras corría iba armada dispuesta a
suicidarme antes de tener que regresar Corea del Norte.
Queríamos vivir como seres humanos.
Corea del Norte es un lugar indescriptible,
ningún ser humano debe ser oprimido de esa manera.
Veinte años después me dirijo a todos
vosotros, para que no nos rindamos, por eso les cuento mi historia, yo aún no he perdido la esperanza.
Tal vez algún día este horror acabe, tal
vez algún día todos logren escapar, tal vez algún día vuelva a ver a mi madre, asique tal vez en vez de acabar esto con un
punto final, será mejor acabar mi historia con un punto y coma.
Elena Blanco
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