Juan de Laburu (Una decisión muy difícil)




UNA DISCUSIÓN MUY DIFÍCIL

Estaba nervioso, no lo voy a negar pero por suerte no era el único. Los días atrás solamente pensaba en si lo haría bien o mal, si mis compañeros lo harían bien o mal. No sabía lo que me esperaba porque era diferente a cualquier exposición en clase o negociación con tus padres, esto requería mucho más.

La noche anterior estuve hasta tarde buscando información o cualquier información que pudiera desarmar al rival; un rival que podía ser mejor o peor que yo o que los nervios le estuvieran matando al igual que a mi, pero eso no lo sabía.

Llegó el día, y por la mañana hablaba con mis compañeros y los del otro equipo sobre lo que nos esperaría esa tarde. Después de la quinta clase le hago una señal a mi compañero y salimos de la clase con la chaqueta ya puesta dirigiéndonos a un lugar que ninguno de nosotros sabemos lo que nos esperaría.

Nos metemos en la boca de metro y decidimos que ruta tomaremos, pero tenemos un pequeño susto al comprobar que una compañera se olvidó la autorización para participar; pero fue gracias a nuestros espías que volvieron y la recogieron.

Toda la gente en el metro nos miraba, miraba a una docena de adolescentes trajeados unos memorizando, otros discutiendo sobre el tema y algunos solamente querían estar en su mundo. Ya dentro del vagón una de esas personas que nos miraban no aguanto más y decidió preguntarme a donde íbamos. Yo le contesté que íbamos a hablar, hablar mediante argumentos, evidencias y palabras usadas de una manera políticamente correcta para defender o atacar lo que usaron personas como Gandhi, Nelson Mandela o Rosa Parks. El hombre al oir esto solo sonrió y me deseo suerte, una suerte la cual necesitaría más que nunca.

Llegamos al lugar y vemos a más chicos y chicas de nuestra edad, unos en traje y otros en simples camisetas, ¿pero las apariencias engañan no? Nos inscribimos y esperamos a que llegue nuestro turno; decidimos hacerlo en un aula donde repetimos una y otra vez lo que íbamos a decir en nuestras intervenciones.

Cuando llegaron las 3:10 nos levantamos y fuimos al aula asignada. Esperando fuera vemos al otro grupo del colegio que acababan de pasar por lo que nos deparaba justo después. La comapñera de ese grupo que tenía la misma parte que yo me dijo que no me preocupara que sería fácil. Así que con más esperanzas entre en esa clase, saludé al equipo contrario y me senté en unas mesas demasiado pequeñas para todo lo que te habías preparado.

Los capitanes de ambos equipos se levantan y cogen un sobre, lo abren y el nuestro dice con voz tiritante pronuncia A FAVOR, a favor de defender algo que para ser políticamente correcto no compartía.

 Salen ambas presentaciones iniciales, la enemiga se pasa de tiempo y la nuestra la termina a tiempo. A continuación las refutaciones argumentativas en las que todos poníamos toda atención para contraatacar. Y al final llego mi parte, la dialéctica una parte en la que lanzabas y recibías cuchillos los cuales tenías que intentar esquivar mediante la retórica. Mi primera intervención la realizo de forma normal aunque tenía que aguantar el nerviosismo expresado en mis manos, concluyo mi primera salida demasiado pronto por lo que recibimos una amonestación del jurado. Realizo en total tres salidas más pero en la tercera a falta de diez segundos nombro mis argumentos pero al querer decir el ultimo mi mente se paraliza e incapaz de nombrarlo me quedo en silencio sintiéndome que estaba en el ojo del huracán. Y al ver que me veía capaz de decir integridad personal solo me quedo pedir perdón y sentarme pasándome del tiempo y recibiendo una amonestación de menos cinco puntos y yo queriéndome morir.

Por último salgo mi cuarta vez terminando en tiempo justo y con un final contundente. Pero si ser eso suficiente para ganarlo terminado con una diferencia de cinco puntos.

Pero esos desánimos desaparecieron cuando practicamos para la segunda oportunidad. A la cual llegamos con otra cara, mucho más sonrientes y alegres. Los capitanes se vuelven a levantar y cogen de nuevo los sobres tocándonos de nuevo la postura A FAVOR. Como antes salen ambas exposiciones iniciales, luego las argumentativas y de nuevo mis intervenciones. En la primera de nuevo vuelvo a pasarme de tiempo, pero no se volvería a repetir porque en las otras tres restantes usaría el tiempo justo debatiendo y refutando las ideas contrarias dejando al otro equipo muchas veces en evidencia. Termino mi última intervención con la frase “Es más importante hacer lo correcto que hacer las cosas bien” y nuestro grupo hizo todas las partes de forma correcta.

Ya terminada todas las intervenciones de los dos equipos nos dimos la mano nos deseamos suerte y abandonamos el lugar.

En el camino de vuelta hablábamos con el otro grupo de cómo les había salido a ellos e intercambiamos con el profesor las opiniones. Al día siguiente recibimos la triste noticia que a pesar de nuestra buena actuación que realizamos el segundo debate tampoco pudo ser esta vez por un ajustado marcador. Pero en cambio nos enteramos que nuestros otros compañeros si habían pasado de fase, así que lo único que nos falta es ir y apoyar a ese grupo de las chaquetas rojas. Porque en ellos si hay esperanza de que consigan lo que nosotros no pudimos.

Es por todo ello que ese debate de Mayo de 2019 fue una discusión muy difícil.

Y aquí estoy de nuevo haciendo uso de mi libertad de expresión pero respetando unos límites dados por lo políticamente correcto

Juan de Laburu Castellanos


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