UN
DÍA COMO OTRO CUALQUIERA
Me levanto a las 4:30
de la madrugada, como casi todos los días. Empiezan a sonar los obuses cayendo
al suelo a lo lejos, me habría importado hace un par de años pero ya estoy
acostumbrado. Bueno, al menos ahora tengo un lugar donde vivir. Vivo en la
calle 6 de mayo con la calle de Omar Bin Abdulaziz, o lo que queda de ella.
Ahora está en ruinas como la mayoría de la ciudad, es difícil ya ver un
edificio aún en pie.
Hoy estoy contento
porque ayer encontré un colchón sucio en un estercolero. He quedado con Ahmed
al mediodía para ir al centro de ayuda que ha puesto la ONU, lo malo es que
esta unos 15 kilómetros y tenemos que ir andando.
Esta noche me he ido a
la cama muy pronto, me ha dicho Ahmed que hay milicias cerca. Intento no hacer
ruido para que no me pillen ya que me dijo mi tío que a los niños que
capturaban los ponían los primeros de la fila, es decir, carne de cañón.
Hoy estoy muy cansado porque he tenido que
ayudar a Ahmed a mover unas rocas para que se hiciese un pequeño refugio. Le
invité a quedarse a dormir conmigo pero no ha querido, dice que es muy peligroso
que nos podrían capturar. Últimamente está muy raro no se qué le pasa. Creo que
está enfermo. Bueno me voy a dormir.
Joder que hambre tengo,
ya hace dos días que no le pego un bocado a nada, he estado buscando en la
basura y entre escombro pero nada. Estoy pensando en hacer cosas de las que me
arrepentiría, bueno voy a echarme. Ah por cierto hoy me he acordado de mis
padres, cinco meses ya de eso, les echo muchísimo de menos.
Hoy estoy feliz porque
he encontrado a un nuevo amigo, Asraf, sus padres murieron hace dos días y vive
en la calle contigua. Hemos ido a jugar a la colina, le estoy intentando animar
porque sigue un poco triste pero…
Justo en este momento a
nuestro protagonista le atravesó una bala perdida por la cabeza. Esto suele
pasar en los a países en guerra.
Esto que acabo de leer
es el diario que escribió un niño sirio de 9 años cuyos padres habían muerto y
vivía solo en una ciudad asolada por disparos y bombas. Lo que quiero
transmitir es que un niño de nueve años,
que vive en medio de una guerra, no piensa en un futuro porque simplemente no
tiene sentido del tiempo.
Este niño no ha tenido
infancia y ha madurado tan rápido por el simple hecho de tener que sobrevivir,
mientras aquí tenemos problemas por qué videojuego comprar o con qué zapatos salir hoy a la calle.
Es vergonzoso que
tengamos problemas para que entre en nuestro país gente que no ha tenido
elección y que han tenido que exiliarse de sus propias casas por una guerra que
ellos no han elegido.
Juan Peña
Comentarios
Publicar un comentario